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Tras la imputación de Casals y Marhuenda, La Razón llama a “renegar de juicios paralelos”
Tras el terremoto que ha sacudido la cúpula de La Razón en los últimos dos días, con las imputaciones y declaraciones de su presidente, Mauricio Casals, y su director, Francisco Marhuenda, el diario publica este viernes su primer editorial hablando sobre las supuestas coacciones a Cristina Cifuentes de las que ambos han sido acusados.
El editorial se nutre de los argumentos que sus máximo dirigentes explicaron ante las periodistas a la salida de los juzgados. Así, en sus líneas se puede leer que “nunca, nunca, nunca se ha inventado una información ni se ha hecho campaña alguna contra Cristina Cifuentes”, para después hacer suya una frase de Casals: “¿Quién se puede imaginar que desde un periódico se puede amenazar a alguien?”. Para los que dudan de ello, les señalan que “la hemeroteca es la mejor prueba de que esas acusaciones no tienen sostén alguno” al igual que “el veredicto” de sus seguidores y la “exigente auditoría diaria de los nobles competidores”.
Además, dice que los que han alentado la causa contra sus máximo dirigentes “han puesto en cuestión la profesionalidad y la deontología del grupo de profesionales que forman el periódico”, quienes han desempeñado su labor “de manera absolutamente ética”. Sobre los pinchazos telefónicos y los abundantes “zorra” que dedican a Marisa González , jefa de gabinete de Cifuentes, enfatiza “el carácter informal, coloquial entre dos amigos” de unas conversaciones en las que “el afecto está presente”. Aún así, se defiende que “son frases entrelazadas de un volumen mayor, realizadas en un contexto que es imposible captar y entender con esos mínimos extractos”, aunque recuerda que Marhuenda pidió perdón por el uso de esa palabra.
En sus últimas líneas recuerda lo “contundentes” que han sido “en el reproche moral, político y judicial de los corruptos” y “la necesidad de investigar hasta el final cualquier conducta sospechosa”, una posición que mantienen “en el caso de irregularidades del Canal”. Prosigue, instando a “renegar de los juicios paralelos y de las filtraciones interesadas que tanto dañan la credibilidad y la confianza en el sistema”. Para acabar señala “la gran responsabilidad” que tienen los partidos políticos “de repudiar la justicia sumaria y los linchamientos”.
El presunto delito al que se enfrenta Casals y Marhuena se fundamenta en varios pinchazos telefónicos en donde los dos máximos dirigentes del medio hablan con Edmundo Rodríguez, hombre fuerte del Canal de Isabel II en Latinoamérica y consejero de la empresa editora de La Razón. Estas grabaciones revelarían como Casals y Marhuenda intentaban eximirle de responsabilidades sobre la situación de la empresa de aguas extorsionando tanto a la presidente de la Comunidad de Madrid como a su equipo. Una estrategia que tenía el objetivo de conseguir que no denunciasen ante la Fiscalía Anticorrupción las prácticas fraudulentas de la compañía.
Ante estas acusaciones, ambos guardaron silencio hasta que prestaron declaración ante el juez este jueves. A la salida de los juzgados, Marhuenda enfatizó que “nunca, nunca, nunca” había presionado a Cifuentes, que simplemente “quería ayudar a un amigo que estaba desesperado” y que en ningún momento el periódico que dirige ha publicado noticias falsas con el objetivo de presionar.