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¿Es antisemita una viñeta que une Netanyahu y la sangre de los palestinos?

Iñigo Sáenz de Ugarte

Gerald Scarfe, de 76 años, es un ilustrador y artista de la viñeta que lleva mucho tiempo golpeando con fiereza a los políticos, ridiculizándolos, exagerando sus defectos físicos y aplicando la tinta roja con una feroz contundencia. El autor de la viñeta semanal que aparece en The Sunday Times se dedica sobre todo, como es lógico, a los políticos británicos: Margaret Thatcher, Tony Blair o Gordon Brown, entre otros muchos. Ninguno sale bien parado, aún más si salen empapados en sangre.

Colabora con el periódico desde 1976, cuenta con un respeto mayúsculo entre los artistas del gremio y ha sido condecorado en dos ocasiones por la reina.

Sus viñetas no suelen ser especialmente divertidas, aunque hay que reconocer que el Torydáctilo, un horroroso dinosaurio con la cara de Thatcher tenía su gracia. Tanto que una nueva especie descubierta en 2011 recibió el nombre de Cuspicephalus scarfi en homenaje a Scarfe.

El problema ha surgido cuando ha aplicado su estilo a Binyamin Netantahu. Hay además una pequeña cuestión de calendario. La viñeta apareció el domingo 27 de enero, el día en que Israel recordaba el Holocausto.

Ministros israelíes y organizaciones judías norteamericanas reaccionaron escandalizados. La imagen de Netanyahu construyendo un muro con la sangre de los palestinos les parecía un ejemplo obvio de antisemitismo. “El periódico debería discuparse. Esto no va a quedar así”, dijo el embajador israelí en Londres. “Creemos que se ha atravesado una línea roja y que el periódico está obligado a rectificar”.

Lo mismo opinó el ministro Yuli Edelstein –“buscaremos una forma de actuar contra el representante del periódico aquí en Israel”– o el presidente del Parlamento, Reuven Rivlin, que envió una carta al presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, que ya sabe lo que es recibir un tratamiento no precisamente considerado por parte del dominical británico. “Esta viñeta nos recuerda el periodismo despreciable de uno de los periodos más oscuros de la historia de la humanidad”.

En todas las críticas, se denunciaba que Scarfe había dibujado al primer ministro con una prominente nariz, elemento habitual desde siempre en las representaciones antisemitas de judíos.

No todos en Israel coincidían en la crítica. Anshel Pfeffer, columnista de Haaretz, apuntó que el Día del Holocausto no podía ser la jornada en la que estuviera prohibido criticar a los políticos israelíes. Además, no había en la viñeta la simbología nada que describiera a Netanyahu como judío (como la estrella de David).

Las presiones también llegaron de EEUU, pero al principio el periódico se mantuvo firme. Un portavoz de The Sunday Times afirmó que la crítica estaba dirigida a Netanyahu, “no a Israel, mucho menos al pueblo judío”. Apareció ese domingo porque Netanyahu había ganado las elecciones unos días antes. El portavoz recordó que en la revista dominical había publicado un reportaje de denuncia sobre las visitas a campos de concentración organizadas por el negacionista del Holocausto David Irving.

Hasta llegó el patrón a la polémica. Rupert Murdoch, el magnate de News Corporation a la que pertenece el periódico, dijo primero en Twitter que la red social no era el lugar más adecuado para dar su opinión. No mucho tiempo después, rectificó y comentó que “debemos presentar disculpas por una viñeta grotesca y ofensiva”. El director de The Sunday Times –apenas una semana en el puesto– tomó nota y anunció que se reunirá el próximo martes con líderes de la comunidad judía en el Reino Unido para pedir perdón.

Finalmente, Scarfe intervino a través de una breve nota en su página web. Recordó que la viñeta era una crítica a Netanyahu, no a los judíos, pero se disculpó por la fecha de publicación: “Sin embargo y de forma estúpida, no fui consciente de que se publicaría en el Día del Holocausto, y pido perdón por esta desgraciada coincidencia”.

En febrero de 2012, Scarfe tiró de tinta roja para dibujar a un siniestro y criminal Asad. Con el presidente sirio, no tuvo tantos problemas.

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