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Sobre este blog

@Retiario estudió biología pero siempre quiso aprender y contar historias reales. En tiempos remotos fue paleontólogo, pero desde hace décadas es periodista y profesor de periodismo. Cree en la ciencia, la tecnología y el poder de la humanidad para cambiar las cosas para bien, si se aplica. Pasa la mayor parte de su tiempo en Internet y es un firme defensor de la pluma (y la red) frente a la espada.

La larga agonía del rinoceronte de Sumatra

Un ejemplar de rinoceronte de Sumatra.

José Cervera

Se llamaba Ipuh, vivió 22 de sus 33 años de vida en el zoo de Cincinatti y murió en 2013; era uno de los apenas 100 ejemplares supervivientes estimados del rinoceronte de Sumatra, un pequeño representante de este grupo (600 a 800 kg frente a los 3000 de otras especies) peludo, primitivo y con dos cuernos, como los africanos y a diferencia del cuerno único de otros rinocerontes asiáticos.

Su morfología lo emparenta con especies ya extinguidas como el rinoceronte lanudo del pleistoceno europeo más que con las otras cuatro especies actuales.

Según un análisis genético realizado sobre muestras extraídas de Ipuh tras su muerte, su declive empezó mucho antes de que se encontraran con la Humanidad: hace más de un millón de años que el rinoceronte de Sumatra viene reduciendo su población.

El descenso del número de rinocerontes de Sumatra comenzó entonces, pero empeoró con el cambio climático natural durante el Pleistoceno y se aceleró aún más desde hace unos 12000 años, cuando el fin de las glaciaciones liberó gran cantidad de agua a los océanos y aumentó el nivel del mar. Esto aisló a los rinocerontes y otros seres vivos al desconectar las islas del continente reduciendo su hábitat.

Como resultado hace 9000 años la población efectiva de este animal era ya de alrededor de 700 ejemplares, muy por debajo del máximo de casi 60.000 que llegó a alcanzar hace casi un millón de años según los datos obtenidos del análisis del genoma de Ipuh.

Por supuesto la llegada de los humanos a su isla aumentó la presión sobre poblaciones que ya estaban muy mermadas por el cambio climático y la propia selección natural. Nuestros esfuerzos por mantenerles vivos (Ipuh llegó a tener 3 hijos en cautividad y hasta un nieto) chocan con esta tendencia a largo plazo, y dificultan la supervivencia de la especie. Que con una población tan reducida será muy difícil de asegurar a futuro.

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