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La ampliación del Metrocentro de Sevilla mantiene la riña municipal

Metrocentro en Sevilla

Javier Domínguez Reguero

Sevilla —

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La ampliación del Metrocentro de Sevilla obtuvo la calificación ambiental favorable de la Junta de Andalucía mientras la ciudadanía asimilaba la llegada de la segunda ola de la Covid-19. Ante la incertidumbre de las consecuencias socioeconómicas del futuro pospandémico, el Ayuntamiento sevillano defiende que “la inversión en infraestructuras en estos momentos es fundamental para la reactivación de la ciudad”. “Entendemos que ahora no es prioritaria una obra de tranvía”, responde Daniel González, portavoz del grupo municipal Adelante Sevilla. A esta crítica también se suma la plataforma ciudadana Tranvía Verde que entiende que el proyecto “es un despilfarro de dinero público” y “no supone una solución para la movilidad de la ciudad”.

Es un asunto con años de dimes y diretes. El alcalde socialista Juan Espadas amarró finalmente la iniciativa gracias al apoyo de Ciudadanos el pasado mes de febrero. PP y Vox se abstuvieron y Adelante Sevilla votó en contra por cuestiones de viabilidad y de sostenibilidad. Meses después, sólo queda por delante la aprobación del proyecto constructivo y su licitación.

Pero la disputa continúa. “[La ampliación del Metrocentro] se está planteando antes de tener sobre la mesa el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que debería ser el marco global que articule una propuesta de movilidad sostenible para toda la ciudad y ver todo de manera más integral y mucho más sistémica. La ciudad no se puede comprender a trozos sino en toda su integridad, incluida la parte metropolitana”, explicaba a este diario María Perianes, presidenta de Red Sevilla por el Clima.

A vueltas con el PMUS

A principios de año, el Ayuntamiento de Sevilla anunció la redacción de un nuevo PMUS. Los avances en el mismo fueron determinantes para que Ciudadanos desbloqueara la operación, como apuntó en su día el portavoz naranja, Álvaro Pimentel. Este documento sigue sin publicarse aunque el proyecto ha continuado sin ningún obstáculo.

El portavoz de Tranvía Verde, Javier Alba, apunta a la maraña burocrática para ocultar irregularidades de los informes: “Hay expedientes que remiten a cosas que no existen. Se habla de un PMUS que no existe”. González expresó que el escrito para la aprobación de la calificación medioambiental “está plagado de continuos galimatías para justificar lo injustificable, entrando en contradicción con los propios datos del proyecto”. Fuentes municipales zanjan que “los informes están hechos por técnicos con todo el rigor y la seguridad jurídica”.

La ampliación del Metrocentro se encuadra dentro de los programas europeos de movilidad urbana por los que la Unión Europea (UE) busca el desarrollo de unos sistemas de transporte público eficientes y la mejora de la calidad de vida en las ciudades. La UE abona el 80% de la obra mientras que las arcas sevillanas corren a cargo del 20% restante de la factura. Para postular a la subvención es necesario presentar un PMUS, también “inexistente” para Adelante Sevilla. ¿Cómo ha salvado este escollo el Consistorio sevillano?

El Ayuntamiento ha echado mano del plan redactado en 2012 durante el mandato de Juan Ignacio Zoido. “Una sorpresa”, resalta González, ya que “no recoge la ampliación del tranvía y fue una chapuza del gobierno del PP para ampliar la zona azul. Que ahora el gobierno del PSOE se agarre a eso para justificar ante Europa la ampliación del tranvía no tiene ningún sentido”. El PP municipal también criticó este movimiento y lamentó que el gobierno local haya pasado “cinco años en blanco en políticas sostenibles de movilidad”, dijo su portavoz, Beltrán Pérez.

Por su parte, fuentes del consistorio explican que Sevilla cumple con este requisito aunque fuese aprobado en 2012. “Eso no quita, y así se ha informado al órgano gestor de estos fondos, que se está culminando el nuevo PMUS y que en cuanto esté se remitirá. No se puede parar todo a la espera de que se complete”.

La respuesta “no es parar”

El gobierno local defiende sus propios estudios de movilidad aunque Adelante Sevilla duda de que la ampliación del Metrocentro garantice un cambio modal de transporte en la ciudad. “No supone un paso del vehículo privado al transporte público”, resalta González. Alba comparte esta opinión: “El proyecto no hace disminuir el uso del vehículo en las calles afectadas porque es obvio que nadie coge el coche de Ramón y Cajal a Luis de Morales. Tampoco se coge el coche a la Plaza Nueva porque al centro no se puede acceder”, expone.

El Ayuntamiento estima que 3,5 millones de viajeros utilizarán esta vía de transporte favoreciendo la disminución del tráfico rodado y la reducción de las emisiones de CO2 al año. Esta ampliación es la primera piedra de una infraestructura que pretende conectar la Plaza Nueva con Santa Justa y posteriormente con el centro a través de una nueva extensión hasta la Encarnación. Alba piensa que el tranvía es un “capricho que no para de perder usuarios” y González acude a las cifras: de los 3,9 millones de usuarios de 2017 se ha pasado a los 3,68 de 2019.

El Ayuntamiento se excusa en el estancamiento de la línea por su falta de crecimiento y mejora. “Es un servicio con un enorme potencial pero debe seguir creciendo tal y como se planteó desde que se configuró”. Y usa una analogía: “Los carriles bici perdieron usuarios entre 2011 y 2016 entre otros motivos por la paralización de su ampliación y promoción. La respuesta no es parar sino continuar la expansión de la red y las medidas de fomento del uso”.

Pérdida del arbolado y reurbanización

Uno de los puntos más polémicos del proyecto es la pérdida del arbolado de las avenidas de San Francisco Javier y de Luis de Morales. La mediana por la que discurrirá el tranvía conlleva la tala de más de un centenar de árboles. Tranvía Verde ha sugerido soluciones que consideran “respetuosas” para con el arbolado y en junio convocó una manifestación en defensa de la supervivencia de los ejemplares que se verán afectados. Sin embargo, “es la historia de siempre”, remarca Alba.

Desde el Ayuntamiento se reitera que han estudiado “todas las alternativas técnicamente” y se ha optado por “la más eficiente y la mas segura”. Ayer se dieron los detalles del proyecto complementario de la reurbanización de la zona que recoge parte de los informes técnicos presentados por organizaciones opositoras. “El objetivo es crear un nuevo espacio público donde el mayor protagonismo de ocupación es para el peatón y para las plataformas del transporte público”, aclaran fuentes municipales. Así “se da respuesta” a esas alegaciones. Para la transformación de las avenidas se plantean medidas como el ensanche del pavimento, la incorporación de entre 350 y 450 nuevas especies de árboles que favorecerán el incremento de la sombra y la creación de dos carriles para bicicletas. Además el alcalde anunció otras dos intervenciones: la introducción de un nuevo colector de aguas pluviales y la creación de un aparcamiento reservado a los residentes con el fin de compensar las plazas de aparcamiento que se eliminan del viario. “Lo presentado no cambia que el proyecto del tranvía sigue pretendiendo talar más de 128 árboles para evitar quitarle espacio a los coches, lo que sigue ocasionando nuestra negativa al proyecto y demuestra, una vez más, que Juan Espadas y su equipo no tienen sensibilidad ambiental alguna en relación a esta obra”, comunican desde Tranvía Verde.

“En condiciones”

“Si el Gobierno [local] quiere hacer el tranvía, lo único que pedimos es que se haga en condiciones, cumpliendo el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), revisando los parámetros medioambientales, sin mentir…”, dice González, cuya formación ha llegado a defender un trazado por la avenida de la Buhaira. Tranvía Verde nunca ha estado en contra de la ampliación, pero nació en 2018 para “proponer alternativas” sostenibles al proyecto. El trazado acordado choca con estos intereses y a su portavoz “no le vale” que talen 128 árboles sanos de 40 años aunque “se siembren 400”.

En esta fase final de la ampliación del Metrocentro al barrio de Nervión, González ve el asunto “bastante enmarañado”. “Hay muchos colectivos sociales que están dispuestos a plantar cara. O el Gobierno recapacita o va a tener un problema sobre la mesa”. La saga continua.

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