Una revista científica aconseja a dos investigadoras que trabajen con hombres para mejorar la calidad de su trabajo
Un revisor de la revista PLoS One ha aconsejado a dos investigadoras que trabajen con hombres para mejorar la calidad de su investigación. La afirmación la ha realizado tras revisar un estudio en el que analizaban cómo la representación femenina en el ámbito de la biología disminuye cuanto más subimos en la escala académica.
Según las conclusiones del estudio, este techo de cristal se debe a un sesgo de género, algo en lo que coinciden la mayoría de las investigaciones realizadas durante las últimas dos décadas. Los estudios que los investigadores envían a las revistas científicas para su publicación son revisados de forma anónima para verificar que no tienen errores metodológicos. Para ello, estas revistas cuentan con una amplia lista de investigadores destacados en cada área de conocimiento llamados revisores.
El pasado mes de abril, las biólogas Megan Head, de la Universidad Nacional de Australia y Fiona C. Ingleby, de la Universidad de Sussex, enviaron un artículo a la revista PLoS One en el que se recogían datos sobre el número de mujeres con doctorado en biología que no consiguen puestos posdoctorales, concluyendo que existe un claro sesgo de género.
Sin embargo, el revisor que analizó el estudio cuestionó la existencia de ese sesgo y conminó a las autoras a “buscar a algún biólogo varón”, para evitar que los resultados del estudio “se alejen demasiado de las evidencias empíricas debido a sesgos ideológicos”.
Además de este comentario, el revisor argumentó que las diferencias observadas podían deberse a otras motivos que nada tuvieran que ver con un sesgo de género. “Quizás el 99% de las mujeres deciden invertir más tiempo en el cuidado de sus hijos, en lugar de tratar de conseguir una posición en la cima de su campo de investigación”.
Ambas investigadoras reaccionaron con estupefacción ante los comentarios del revisor. “Nuestra primera reacción al leer los comentarios fue de incredulidad”, afirma la doctora Head a eldiario.es. Sin embargo, “lo que más molestó” a las investigadoras “fue que el editor de la revista decidiera rechazar el artículo basándose en una revisión que era claramente sesgada”, según Head.
El revisor, despedido de la lista de expertos
Tras confirmar que les habían rechazado el artículo las investigadoras decidieron publicar en Twitter varios de los comentarios del revisor. La reacción no se hizo esperar y la cuenta comenzó a recibir miles de retweets y comentarios.
Tras el escándalo, el director editorial de la revista, Damian Pattison, emitió un comunicado en el que anunciaba que se iniciaría una investigación interna. Horas después, el propio Pattison comunicaría que la revista había decidido eliminar de su lista de expertos al revisor responsable de los comentarios y que el artículo de Ingleby y Head sería revisado por otro
experto.
La doctora Head ha mostrado su conformidad con la reacción de la revista y considera que “ha sido adecuada, dado que el revisor no ha hecho bien su trabajo, con lo que entiendo que haya sido eliminado de la base de datos de la revista”.
Los estudios realizados durante las últimas dos décadas muestran la existencia de un sesgo machista más allá de toda duda. Ya en 1997 la revista Nature publicó un estudio sobre las becas posdoctorales otorgadas por el Medical Research Council sueco, en el que se demostraba que las mujeres debían presentar hasta 2,4 veces más méritos que los hombres
para obtener la misma beca, algo que obligó al Gobierno sueco a replantearse este tipo de convocatorias.
En España se obtuvo un resultado similar en su mayor estudio, realizado por Unidad Mujeres y Ciencia del extinto Ministerio de Ciencia e Innovación, en el año 2010. Según los resultados, publicados en el Libro Blanco: Situación de las Mujeres en la Ciencia Española, en igualdad de condiciones los investigadores tienen 2,5 veces más posibilidades de conseguir un ascenso que las mujeres.
Más sueldo si eres hombre
Estudios más recientes, como el publicado en PNAS en 2012, se observó que cuando se mostraba un mismo curriculum a distintas instituciones académicas de EEUU, éste obtenía mejor valoración si era de un hombre que en el caso de una mujer. Es más, el sueldo propuesto por las instituciones era significativamente mayor en el caso del hombre.
Sin embargo, pese a las evidencias mostradas durante estos años, en nuestra sociedad continúa habiendo reticencias a aceptar la existencia de estos sesgos de género. Según Inés Sánchez de Madariaga, la que fuera directora de la Unidad Mujeres y Ciencia y actual delegada del rector para igualdad de género de la Universidad Politécnica de Madrid, uno de los principales retos es “concienciar a todos los miembros de la comunidad científica de que estos sesgos existen y que, aunque no nos demos cuenta, estas sutiles discriminaciones son las principales responsables de las diferencias de género existentes”.
También sorprendida con el artículo se muestra Eulalia Pérez Sedeña, profesora de Investigación en Ciencia, Tecnología y Género del Instituto de Filosofía del CSIC, quien asegura que “pensaba que estaba leyendo unos comentarios del siglo XIX”. Según esta investigadora, “la existencia de un sesgo de género es algo que está más que comprobado y precisamente es especialmente relevante en el ámbito de la biomedicina, donde a pesar de que existe un mayor porcentaje de mujeres que de hombres, los puestos de mayor relevancia siguen ocupados mayoritariamente por estos últimos”.
Ambas investigadoras coinciden en que situaciones como esta demuestran que “aún queda un largo camino por recorrer”. Sin embargo, Madariaga reconoce que “la polémica suscitada y la rápida reacción de la revista, habrían sido impensables hace poco más de cinco años, lo que ofrece un horizonte algo más esperanzador”.