La muerte del cardenal de los abusos de 'Spotlight' recuerda a la Iglesia que aún tiene enquistada la pederastia
Fue el mayor encubridor de pederastas en la historia de la Iglesia estadounidense. Y murió esta semana, a los 86 años, sin haber respondido ante la justicia. El cardenal Bernard Law, protagonista de Spotlight en la Iglesia de Boston, falleció en Roma, donde residía desde que, en 2002, la Fiscalía de Massachusetts le llamó a declarar por su responsabilidad a la hora de tapar los abusos a menores por parte de decenas de sacerdotes de su diócesis.
Cuentan que, cuando Francisco visitó por primera vez Santa María la Mayor (la parroquia del Obispo de Roma, donde el Papa va a rezar la víspera de cada viaje), se encontró con el cardenal Law, que ejercía de arcipreste de la basílica. A la salida, ordenó que se le sacara de allí de inmediato.
Fue el único castigo efectivo para un purpurado que, durante años, negó la existencia de abusos, pese a conocerlos, y que con su inacción, permitió que curas pederastas pudieran abusar de otros niños y niñas en los distintos destinos adonde les enviaba después de que se conocieran sus atrocidades. Con sus decisiones, Law perpetuó a los depredadores de menores en EE.UU.
Las víctimas reavivan su dolor
La noticia de su muerte ha caído como un jarro de agua fría entre las víctimas. Lejos de suponer un alivio, ha reavivado el recuerdo y el dolor de lo padecido durante años. Y no son capaces de poner la otra mejilla. “Espero que tenga lo que se merece en el infierno”, ha dicho en público Alexa McPherson, a quien un sacerdote intentó violar cuando era niña. En su opinión, Law “no merecía funerales formales”.
Otra víctima que ha hablado ha sido Robert Costello, que siendo niño sufrió abusos cuando formaba parte del coro: “Tengo 56 años y aún lucho con eso todo el tiempo”. “Espero que (Law) haya sufrido toda su vida sabiendo lo que hizo”. Una de las víctimas más conocidas, la que abrió la puerta para que The Boston Globe pudiera publicar su Spotlight, Phil Saviano, admitía que la noticia de su muerte “ha reavivado la fuente de ira”, lo que muestra, en su opinión, “el impacto que tuvo en tantas personas, la rabia que queda después de tantos años”.
Según un informe del Ministerio de Justicia del estado de Massachusetts, en la diócesis de Boston, con más de dos millones de católicos, más de 1.000 niños fueron víctimas de abusos sexuales por parte de 237 sacerdotes durante 60 años.
Funeral en el Vaticano
Pese a todo, y como sucede siempre que muere un cardenal residente en Roma, la basílica de San Pedro acogió este jueves un funeral en memoria de Law, en el que participó el propio Papa, quien sin embargo no presidió la ceremonia. Quien sí habló fue su sucesor en la diócesis de Boston, y actual responsable de la Comisión Antipederastia del Vaticano, el cardenal Sean O'Malley.
Para O'Malley, “el cardenal Law fracasó seriamente en sus responsabilidades de cuidar pastoralmente a su pueblo, con resultados trágicos”. El cardenal quiso dirigirse a las víctimas, a quienes reiteró “mis más sinceras disculpas por el daño que sufrieron, mis oraciones permanentes y mi promersa de que la Archidiócesis les apoyará en su empeño por salir adelante”.
“Desde que llegué a la diócesis, mi objetivo principal siempre ha sido trabajar para sanar las heridas y reconciliar a las víctimas, a sus familias y la comunidad de los católicos para quienes los abusos fueron una experiencia devastadora y una gran prueba de fe, apuntaba el purpurado de Boston, llamado a ser el líder de la 'tolerancia cero' auspiciada por el Papa.
“Limpiar la Esfinge con un cepillo de dientes”
Un trabajo que se ha visto reconocido en estos días con la decisión del Papa Francisco de renovar tres años más el mandato de la Comisión Antipederastia, cuyos nuevos miembros –entre los que seguirá habiendo víctimas del clero- serán nombrados en enero. Todo ello sabiendo que las reformas cuentan con importantes enemigos dentro de la Curia. El propio Bergoglio indicaba este jueves, durante su discurso de Navidad, que “hacer la reforma en Roma es como limpiar la Esfinge de Egipto con un cepillo de dientes”.
El silencio absoluto sobre la pederastia en la Iglesia se ha roto y el Vaticano habrá de aceptar algunos cambios. El más significativo es el que ha solicitado la Real Comisión, organismo creado por el Gobierno de Australia para investigar los miles de casos de abusos a menores en el continente, y que ha concluido sus trabajos exigiendo a la Iglesia católica la abolición del celibato sacerdotal obligatorio y, especialmente, la del secreto de confesión en aquellos casos en las que el clérigo escuche en el confesionario a un depredador sexual.
Lejos de negarse rotundamente, Roma emitía un comunicado en el que aseguraba que la Santa Sede “estudiará en profundidad” los resultados del informe. En la nota, el Vaticano “muestra su cercanía con la Iglesia católica en Australia –fieles, laicos, religiosos y clero– mientras escucha y acompaña a las víctimas y a los supervivientes en el esfuerzo por lograr la curación y la justicia”. Al tiempo, asegura que el trabajo de la Real Comisión “es el resultado de esfuerzos exhaustivos realizados por la comisión en los últimos años y merece ser estudiado en profundidad”.
El mapa de la pederastia en Argentina
En el país del Papa, entretanto, una investigación dibujaba, por primera vez, el mapa de la pederastia en Argentina. Un trabajo que, en España, está todavía por hacer. El informe, elaborado por las periodistas Lucía Toninello y Mariana Gracia, revela que desde 2002 hasta 62 religiosos –59 sacerdotes y tres monjas– han acusados de abusos en Argentina, pero solo ocho han recibido una condena judicial. Únicamente tres de los curas denunciados, además, han sido expulsados del sacerdocio. canónico“en lo relativo a estos crímenes sexuales.
“La mayoría de los casos no son denunciados. La Iglesia no los denuncia, son las víctimas las que se animan a contar lo que les pasó y para ellas es un proceso muy doloroso. Estos números muestran la arbitrariedad del juicio canónico, porque salvo en casos que son indefendibles o han tenido mucha trascendencia pública, la expulsión no se concreta”, explicó a Télam Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico.