Un estudio de 2012 ya alertó de que el virus de Crimea-Congo estaba emergiendo en España
Un estudio publicado por investigadores españoles en 2012 ya alertaba de la presencia del virus de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) en España desde el año 2010. Además, en otro estudio más reciente estos mismos investigadores pedían que se estableciera un sistema de vigilancia “por la casi segura emergencia de esta infección en la Península Ibérica”.
Ahora, el fallecimiento de un hombre en Madrid y el contagio de una de las enfermeras que le atendió han confirmado definitivamente la presencia de este virus en España.
“El riesgo existe y ahora se ha comprobado la alerta que lanzamos hace años, aunque afortunadamente parece que el virus no está muy extendido”, explica a eldiario.es el doctor José Antonio Oteo, principal responsable de la investigación y jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Pedro-CIBIR.
Según los diversos estudios llevados a cabo por este equipo de investigadores, en España se daban las condiciones necesarias para considerar la FHCC como “una infección con gran potencial emergente”. Aseguraban que, “a pesar de no tener evidencias de ningún caso de infección humana”, sería “altamente recomendable establecer un sistema de vigilancia activa en garrapatas y en la población por la casi segura emergencia de esta infección en la Península Ibérica”.
Los dos casos detectados en Madrid han confirmado la presencia de este virus en nuestro país. Los primeros datos ofrecidos durante la mañana del jueves ya parecían confirmar que se trataba de FHCC. Por un lado, el hecho de que se produjera una transmisión entre el primer afectado y la enfermera que lo atendió limitaba las opciones, ya que solo se ha descrito la transmisión directa entre seres humanos para cuatro de las fiebres hemorrágicas conocidas: ébola, Marburg, Lassa y Crimea-Congo.
A esto hay que añadir los resultados de los estudios realizados por doctor Oteo y su equipo, que ya en 2010 habían detectado este virus en varias garrapatas recogidas de ciervos en Cáceres. “En aquel entonces ya sospechábamos que el virus podía estar circulando en España”, explica Oteo. “La garrapata que lo transmite, la Hyalomma marginatum, ya había sido detectada en nuestro país y nos encontramos pacientes y ganado que habían sido picados por esta especie”, afirma este investigador. Además, “en otras zonas de Europa también se había detectado, así que ¿por qué no iba a estar circulando por España?”, concluye el científico.
Oteo se refiere a los casos detectados en zonas de Europa oriental, particularmente en los Balcanes, Albania y Grecia, los únicos lugares del continente donde se habían dado casos autóctonos, no importados de otros países. “Entendemos como casos importados aquellos de personas que han viajado a lugares donde la enfermedad es endémica y al llegar a sus países de origen han desarrollado una fiebre hemorrágica”, explica este investigador.
Garrapatas que viajan en aves migratorias
Una vez detectado el virus, los investigadores lo analizaron esperando encontrar similitudes con el que había sido observado en el resto de Europa. Sin embargo, “los virus que detectamos en Cáceres eran similares a los que se dan en países africanos, lo que nos hizo suponer que habían llegado a España a través de aves migratorias”, explica Oteo.
Los científicos corroboraron esta hipótesis en sendos artículos científicos publicados en 2013 y 2015, tras comprobar las garrapatas que portaban las aves migratorias con potencial de llegar a la Península Ibérica desde Marruecos. “Las trajimos a nuestro laboratorio y comprobamos que el virus que tienen las garrapatas recogidas de aves en África era el mismo que el que tenían las recogidas sobre ciervos en Cáceres”, asegura este investigador.
Entonces realizaron una investigación aún más exhaustiva para valorar el riesgo de emergencia de esta enfermedad, un proyecto que se desarrolló entre 2013 y 2015 y cuyos resultados fueron presentados públicamente en el XIX congreso de la Sociedad Española y Microbiología Clínica.
La conclusión fue clara: “La constatación previa de la presencia de material genético del virus FHCC en garrapatas recogidas sobre ciervos en Cáceres de forma reiterada, así como la presencia de estos virus en garrapatas del género Hyalomma recogidas sobre aves migratorias en Marruecos, con la misma estructura genética, hacen que se deba considerar la FHCC como una infección con gran potencial emergente en España”.
El virus no está muy extendido
Aun así, tras estudiar las garrapatas en distintas zonas de España y en pacientes que habían sido picados, Oteo reconoce que no han encontrado “ni el virus, ni los anticuerpos en las personas, lo cual es un dato bastante tranquilizador”.
Este investigador insiste en que “el riesgo es bajo” y que “en los países en los que ha habido casos, éstos se cuentan con las manos”. Es probable que se produzcan “casos puntuales y esporádicos”, como los que han tenido lugar en Madrid, pero asegura que no es posible que tengamos un brote grande, ya que “aunque sea una fiebre hemorrágica, no tiene el riesgo del ébola y en teoría es fácilmente controlable”.
Por último, este investigador insiste en recordar a la población que “las garrapatas son peligrosas, dado que transmiten muchas enfermedades” y que cuando se va al monte hay que ir con “atuendo adecuado, y saber que si nos pica una, no es bueno manipularla, sino que se deben extraer adecuadamente con unas pinzas”.