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Me he vacunado, ¿y ahora qué? Los efectos secundarios

Una mujer recibe la vacuna contra la COVID en un centro de salud de Santander.

Esther Samper

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Las vacunaciones masivas contra el virus SARS-CoV-2 van cogiendo ritmo en cada vez más países del mundo. En España ya hay más de 1, 3 millones de personas vacunadas (en torno al 2,8 % de la población española) con dos dosis de las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca.

Entre las personas que se van a vacunar próximamente o entre aquellas que ya han recibido una dosis hace poco suelen surgir dudas sobre diferentes cuestiones. A continuación, vamos a aclarar aquellas preguntas más frecuentes que aparecen sobre la vacunación, pues tarde o temprano todos pasaremos por este proceso y muchas de estas preguntas volverán a plantearse una y otra vez.

¿Qué probabilidades hay de que sufra efectos adversos?

Hasta ahora, todos los datos ofrecidos por los ensayos clínicos y las experiencias de vacunación en el mundo real sobre centenares de millones de personas indican que los efectos adversos que producen las diferentes vacunas contra la COVID-19 son equivalentes a las reacciones que encontramos con otras muchas vacunas comercializadas desde hace décadas.

Aunque el perfil de efectos adversos es ligeramente diferente para cada vacuna contra el coronavirus, en la práctica sus efectos adversos más frecuentes (y leves) son prácticamente los mismos. Además, se ha observado que las probabilidades de sufrir estos efectos aumentan cuando se recibe la segunda dosis (con aquellas vacunas que requieren dos dosis para una inmunización adecuada) o cuando se ha pasado anteriormente la infección por coronavirus y se recibe la vacuna.

Dependiendo de qué vacuna sea y de si se trata de la primera o la segunda dosis, entre 4 y 8 personas de cada 10 que se vacunen contra el coronavirus experimentará uno o varios efectos adversos leves y pasajeros (horas o días de duración). Estos efectos suelen empezar a aparecer a las 8-12 horas de recibir la vacuna y duran un máximo de 48 horas. Los más frecuentes son: hinchazón y dolor en el lugar de la inyección, fiebre, dolor de cabeza, de las articulaciones o muscular, fatiga, mareos, náuseas y escalofríos. Algunas personas describen la experiencia posterior a vacunarse como algo similar a pasar una gripe o como sufrir una resaca.

Entre los efectos adversos graves que se han documentado pueden aparecer reacciones alérgicas graves (anafilaxia), aunque son extremadamente raras: en torno a 2-5 casos por millón de habitantes para las vacunas de Pfizer y de Moderna.

¿Si no he tenido ningún efecto adverso significa que mi sistema inmunitario no ha respondido a la vacuna?

Casi todos los efectos adversos que se producen al recibir la vacuna son efectos 'colaterales' de la activación del sistema inmunitario frente a moléculas propias del coronavirus, que forman parte de la vacuna. Por eso, al recibir la segunda dosis hay mayor probabilidad de efectos negativos porque la respuesta de este sistema defensivo será más robusta y potente, ya que es la segunda vez que se expone a las mismas moléculas.

La fiebre, la fatiga, los escalofríos, el dolor de cabeza... surgen a raíz de una compleja cascada bioquímica de nuestro cuerpo en la que intervienen moléculas como las prostaglandinas y las citocinas inflamatorias y células como los macrófagos. Son reacciones que también ocurren en las infecciones y que se producen para mejorar la eficacia del sistema inmunitario contra diversos microorganismos. En el caso de las vacunas contra la COVID-19 no hay coronavirus funcionales, sino solo fragmentos clave de estos que servirán como “señas de identidad” para que el sistema inmunitario se active y los reconozca.

¿Significa eso que una persona que no ha tenido ningún efecto adverso no está inmunizada frente al coronavirus, ya que esto indicaría que el sistema inmunitario no ha respondido? En absoluto. De hecho, sabemos por múltiples ensayos clínicos que una parte de las personas vacunadas no experimentan ningún efecto adverso y están igualmente protegidas frente a la COVID-19. La cuestión es que la respuesta del sistema inmunitario de cada persona puede ser muy variable en cuanto sus manifestaciones externas. En algunas personas este sistema puede reaccionar de forma un tanto “escandalosa”, con fiebre y fatiga importante, y en otras el sistema inmunitario hará su trabajo con mesura y sin llamar la atención y los individuos tendrán como mucho un poco de dolor en la zona del pinchazo y poco más.

 ¿Qué tratamiento debería tomar para aliviar los efectos adversos frente a la vacuna?

Si aparecen efectos adversos como fiebre, dolor de cabeza o muscular y se desea aliviar los síntomas la opción más recomendable es paracetamol de 650 mg cada 6 horas. Si, por motivos de alergia u otras razones médicas, esta opción no fuera la más aconsejable otra buena opción es ibuprofeno de 400 mg cada 6-8 horas. Tanto el paracetamol como el ibuprofeno son antipiréticos (actúan contra la fiebre) y analgésicos (contra el dolor). El ibuprofeno es, además, antiinflamatorio. En cualquier caso, el paracetamol tiene un perfil de seguridad ligeramente superior al ibuprofeno y por eso suele ser el que se recomienda como primera opción. Ambos medicamentos en dichas dosis no necesitan receta médica.

Ahora bien, en estos momentos existe cierta controversia sobre el consumo de paracetamol o ibuprofeno antes de recibir la vacuna para evitar la posible aparición de efectos adversos, o sea, como uso profiláctico. Estudios anteriores han observado que la administración profiláctica de antitérmicos (como los fármacos anteriores) puede afectar a la respuesta inmunitaria frente a diversas vacunas (como a la de la tosferina, la del tétanos, etc...). Dado que casi todas las vacunas contra la COVID-19 se han evaluado en ensayos clínicos sin que los participantes tomasen con antelación medicamentos como paracetamol o ibuprofeno, no podemos saber si su consumo podría afectar a su eficacia. Esta es la razón por la que no se aconseja, en general, tomar dichos fármacos antes de recibir las vacunas contra la COVID-19.

No obstante, el Ministerio de Sanidad sí que añade una excepción a la recomendación general anterior: la vacuna de AstraZeneca. ¿La razón? Contamos con un ensayo clínico en el que se observó que la ingesta de paracetamol antes de recibir esta vacuna no alteraba la respuesta inmunitaria.

En el documento “Estrategia de vacunación frente a COVID-19 en España” del 26 de febrero puede leerse: “Se observan reacciones locales y sistémicas leves frecuentes tras la vacunación. Se puede utilizar dosis de 1 gramo de paracetamol previa a la vacunación, seguida de 1 gramo cada 6 horas durante las primeras 24 horas, lo que reduce significativamente el dolor local, la febrícula, los escalofríos, las mialgias, la cefalea y el malestar postvacunal, sin influir en la respuesta inmune”.

Ahora bien, la cantidad recomendada de 1 gramo cada 6 horas dista de ser la óptima para prevenir la fiebre y el dolor en la población general por tres razones. En primer lugar, porque el paracetamol de 650 mg tiene un perfil de eficacia y seguridad mucho más favorable: menor riesgo de efectos adversos con eficacia similar para tratar la fiebre y el dolor. En segundo lugar, no todas las personas que recibirán la vacuna de Astrazeneca tendrán por qué sufrir dolor o fiebre, por lo que esta recomendación fomenta la medicación entre personas que no lo necesitan. Si tenemos en cuenta que el paracetamol tarda vía oral en hacer efecto entre 40 y 60 minutos, una opción más prudente sería esperar a ver si aparecen los efectos adversos para decidir si se trata con paracetamol de 650 mg o no.

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