Los hombres también van al 7N contra la violencia machista: “Nosotros las matamos”
“No nos morimos”. La voz de una mujer interviene después de que varios hombres enumeren actitudes cotidianas que cosifican, humillan o invisibilizan a las mujeres. “¿De qué tienes tanto que hablar con ese, mi amor?, ”¿Has visto a la nueva jefa? ¿A cuántos se habrá follado para llegar ahí?“. Comentarios y conductas que van configurando una pirámide que culmina con la palabra ”matar“. Son ellos los que terminan la frase: ”Nosotros las matamos“.
Es el vídeo que el grupo Indignados Cuestionándo(nos) el Heteropatriarcado ha lanzado con motivo de la primera marcha nacional contra las violencias machistas, que el movimiento feminista lleva organizando desde enero y que recorrerá las calles de Madrid el sábado 7 de noviembre. No son mayoría los hombres que al hablar de patriarcado, violencia de género o machismo se sienten interpelados. Pero los hay. “Muchos no asumimos nuestra responsabilidad y nos desmarcamos con el 'yo nunca he agredido a una mujer'”, dice Javier Aperador, miembro del grupo.
Sin embargo, la agresión física es la cúspide de una pirámide sostenida por los llamados micromachismos, violencias cotidianas tan naturalizadas y sutiles que suelen pasar desapercibidas. “Son estas actitudes, que llevamos a cabo los hombres en el día a día, las que acaban perpetuando la violencia de género”, explica Aperador, que asistirá junto al resto de integrantes del colectivo a la manifestación del próximo sábado.
Privilegios masculinos
Mariano Nieto también irá porque considera que “todos los hombres somos parte del problema”. Nieto habla de valores “que incorpora la socialización masculina” y ejemplifica algunos: “Aprendemos desde pequeños que, sobre el tema de mantener relaciones sexuales con una mujer, un 'no' no es un 'no', sino que hay que insistir”.
Aperador también identifica como un privilegio masculino el uso del espacio público. Hechos como “que son los hombres los que suelen tomar la palabra en las manifestaciones o que en los patios de los colegios el campo de fútbol, al que suelen jugar los chicos, lo ocupa todo, mientras ellas están al margen”.
Txema Olleta, que acudirá el 7N desde Bilbao con el resto de sus compañeros de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE) de Euskadi, añade que “los hombres podemos ir por la calle, incluso de noche y solos, sin miedo a que nos agredan”. Un mapa de privilegios a los que se suman las diferencias salariales entre hombres y mujeres por trabajos de igual valor o la feminización de los cuidados, tanto las tareas del hogar como la atención de hijos y personas dependientes.
Lo que hace que los hombres “dispongamos también de más tiempo libre”, analiza Olleta. Este mapa de privilegios provoca también que ellos sean elogiados por actuaciones que las mujeres llevan a cabo cotidianamente. Por ejemplo, dice Aperador, una escena habitual: “El hombre no cocina en toda la semana, pero llega el domingo, hace una paella y se lleva las alabanzas de todos los invitados, mientras el trabajo de ella ha estado totalmente oculto”.
Ciudadanos y su visión del 7N
Todos insisten en que además de asistir a la marcha contra la violencia machista, lo importante es “que los hombres hagamos un trabajo personal diario y nos cuestionemos y renunciemos a estos privilegios”, sostiene Nieto, que forma parte de la asociación Stop Machismo. Porque si no, asegura, “nuestro apoyo al feminismo acabará reproduciendo las actitudes masculinas tradicionales”.
Coinciden también en que el papel que jugaran en la manifestación del 7N debe estar centrado en no ocupar el espacio de las mujeres. “Queremos acompañarlas, estar con ellas, pero no protagonizar la marcha”, dice Olleta. Una movilización a la que se han adherido varios grupos de hombres, al contrario que el partido Ciudadanos. El grupo votó a favor de apoyar la marcha del 7N en el pleno del Ayuntamiento de Madrid el pasado día 28, pero en una de sus intervenciones, el portavoz adjunto de la formación, Bosco Labrado, argumentó que “el riesgo es que se excluya a los hombres”.
“No nos hemos sentido así para nada”, comenta Aperador, que relaciona esta afirmación con el sentimiento que genera en los hombres “que se cuestione nuestro protagonismo en la vida pública, al que estamos tan acostumbrados”. En el mismo sentido, Ciudadanos votó en contra de esta misma moción en el Ayuntamiento de Valencia el pasado día 30 por considerar que términos como violencia patriarcal o terrorismo machista “criminalizan a los hombres”.
Esos comentarios, en opinión de Nieto, “entran dentro del desconocimiento generalizado de lo que es el feminismo” y hacen un flaco favor a la lucha por la igualdad de género. De esta forma, “se oculta la violencia de género, y eso es lo que no podemos consentir porque la violencia machista es lo que es: los hombres agreden a mujeres por el hecho de serlo y el silencio nos hace cómplices”, dice Olleta, que analiza cómo la ideología patriarcal “elabora un arquetipo de hombre heterosexual y todo lo que sale de ese canon es inferior”.
De hecho, uno de los puntos del manifiesto elaborado por las organizaciones feministas convocantes del 7N pone el foco en que “las agresiones machistas son inseparables de las que sufren las personas que no responden a la masculinidad hegemónica”. Un modelo de hombre valiente, fuerte, que domina la situación y que controla sus emociones, lo que al fin y al cabo provoca que “al ocultar sentimientos, los convirtamos en ira y violencia”, concluye Olleta.