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Los mejores agentes contra el acoso escolar son los propios compañeros del instituto

Equipo de mediación del IES Ferro Couselo

Belén Remacha

Paula Obrán estudia 3º de la ESO en el Instituto Xulio Ferro Couselo de Ourense y estuvo hace unas semanas en Madrid con su compañera Sara para contar su experiencia como mediadora. Va a hacer en septiembre un año desde que se apuntó como voluntaria con seis compañeros más a un programa que incluía formación en “empatía, comunicación, confidencialidad…” para actuar en conflictos entre compañeros antes de que lleguen y que no así no tengan que llegar a los profesores. “Para todos es más fácil”.

Paula cuenta que actúan mucho sobre rumores al comienzo de la propagación. Y relata un caso sobre el que han tenido que actuar que reúne las características prototípicas de los que encuentran: ha supuesto, al menos, “un conflicto menor” cada semana. “Una chica que lo estaba pasando muy mal por los insultos de otro compañero”, describe. Su actuación se basó en intervenir antes de que el problema escalara.“Hablamos con las dos partes haciendo ver al que insultaba cómo y por qué se sentía así ella”, cuenta. También destaca “la ayuda de una observadora, una amiga de la víctima que fue muy buena porque no solo lo contó sino que la convenció a ella para que lo hiciera”. Según su experiencia, los observadores son clave, tanto para avisar como para parar ciertas situaciones “porque a veces son los demás los que se meten y hacen el conflicto más grande”.

El proyecto del Ferro Couselo aplica un modelo que se emplea en otro, se realiza en otros institutos. La organización Amnistía Internacional (AI) lo ha utilizado para ejemplificar los programas de mediación entre iguales que recomiendan aplicar en todos para fomentar la buena convivencia y prevenir desde la raíz el acoso escolar. Figuran como recomendaciones en muchas legislaciones autonómicas, pero no son obligatorios y han de partir a iniciativa del equipo directivo. Sí tienen obligación los centros de desarrollar un Plan y protocolo para actuar y generar un entorno sano.

AI define la mediación como “un sistema o conjunto de actividades —colaboración, equipos de ayuda, mediación, orientación o tutoría— que fomentan el potencial del alumnado para ayudarse entre sí mediante la formación adecuada”. El del Instituto de Educación Secundaria Xulio Ferro Couselo es ejemplo para AI porque es, también, exitoso: la orientadora del centro, Cristina Fernández, cuenta que este año solo se ha abierto una investigación por sospechas de que el “conflicto” haya llegado demasiado lejos y pueda constituir acoso. También se ha logrado otro de los objetivos relacionados con la convivencia: reducir considerablemente el número de partes sobre problemas de comportamiento hasta solo uno.

El mayor riesgo, en los primeros cursos

Tanto AI como el profesorado al cargo subrayan que no existe formación obligatoria para que los docentes sepan tratar adecuadamente el bullying y los conflictos. Sí existen cursos en Centros de Profesorado, e iniciativas como el que han hecho en el Ferro Cousel, que también buscaba educar a los docentes antes de comenzar. La orientadora, Cristina Fernández, que también coordina junto a otra profesora el programa de mediación, explica que “aquí la respuesta ha sido muy buena y casi todos los profesores han acudido a una u otras clases. No solo de mediación, también había dentro de la misma iniciativa por ejemplo de tecnologías”.

En otros institutos en los que ha trabajado “no ha habido tanta respuesta”, pero no olvida “la carga que suelen tener, el nivel de trabajo burocrático que tienen al margen de las horas de clase. Este tipo de programas de prevención o de atención al acoso se recomienda, se mencionan en leyes… pero no son obligatorios”. Amnistía Internacional, entre una de sus muchas peticiones para mejorar la atención al acoso escolar, exige que los cursos de formación sean obligatorios y se impartan durante las horas laborales.

También entran dentro de ese saco otras actividades como la participación de padres y madres y la tutorización. Para esto último también tienen un programa específico en el Ferro Couselo: alumnos de 3º de la ESO orientan y aconsejan a niños y niñas que llegan de primaria a 1º de la ESO. “Los primeros son los cursos donde se pueden dar más conflictos”, explica Paula, “porque no se conocen, todo es nuevo, se sienten menos cómodos…”. Lo cerciora Fernández, que expresa lo positivo que es que los chavales tengan en ese momento un referente “tanto para prevenir situaciones más graves como para que haya una buena convivencia escolar”. Los datos también dan la razón a la importancia de actuar en los primeros cursos: cada vez es más frecuente que el bullying comience ya no en los primeros cursos de la ESO, sino en 3º y 4º de Primaria, según las denuncias que llegan a la Policía.

Si hay sospechas de que el caso es más grave la cuestión ya escapa de las manos de Paula, Sara y otros compañeros y tienen que avisar a Cristina como coordinadora, “aunque esa entre iguales es esencial que tengan un adulto de referencia y que se responsabilice”. AI, presentando el informe, apuntaba otros muchos flacos en la lucha contra el bullying. Uno de ellos era que, al no estar en funcionamiento el Observatorio de la Convivencia, no se cuenta con un registro sobre los casos para saber con datos cuál es la población en mayor riesgo –por motivos como la orientación sexual o el origen–.

Otro reto institucional para AI es que “el Ministerio de Educación y las autoridades educativas identifiquen y compartan buenas prácticas y facilitar la cooperación entre centros educativos para educar contra la violencia y la discriminación”. Afirman que todo el profesorado y directores con los que hablaban estaban dispuestos a aprender “de las buenas prácticas” de otros centros, y “el apoyo entre iguales es una de esas buenas prácticas”.

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