“Tras varias huelgas, llega un momento en el que económicamente no te lo puedes permitir”
Muchos colegios e institutos han iniciado esta jornada de huelga educativa sin el alboroto habitual de un día lectivo. Los accesos de varios centros han permanecido prácticamente desiertos a la hora de entrada a clase, como es el caso del Colegio Público Palomeras Bajas, donde se calcula que asistirán a clase solamente el 15% de niños, o el Instituto Juan de la Cierva de Madrid, donde el seguimiento del alumnado ha sido masivo.
La directora de otro colegio consultada por esta redacción, que prefieren mantener el anonimato para no colocar a su centro “en la punta del iceberg” y poder “seguir manteniendo su modelo educativo”, ha recalcado una frase que ha sido permanentemente repetida en los últimos días: “La nueva ley es un paso atrás”.
Una gran parte de los alumnos parecen estar de acuerdo con esa afirmación. Así, la jefa de estudios del Instituto Juan de la Cierva, Ángeles Gómez –que junto al director y la profesora de necesidades educativas especial conforma los servicios mínimos– ha destacado que el seguimiento de la huelga por parte del alumnado está siendo masivo. En cuanto a los profesores, en este centro han acudido a la convocatoria de los sindicatos un 30% de los docentes.
Unos de los profesores que ha acudido a su puesto de trabajo, José María Carreras, ha asegurado “sentirse mal, porque la nueva ley no hay por dónde cogerla”, pero ha reconocido que, tras secundar el resto de paros, “llega un momento en el que económicamente no te lo puedes permitir”. No obstante, ha recalcado que algunos miembros de la comunidad educativa habían propuesto paros puntuales a determinadas horas. Una situación que, a su juicio, “hace más pupa”, porque teme que durante esta jornada “se manipulen los datos”.
Además, aunque asegura apoyar las reivindicaciones de esta huelga educativa propone otras formas de lograr esos objetivos, como la lucha en los tribunales. Ha afirmado también que, al igual que varios miembros del claustro de profesores, discrepa de la fecha: “Debería haberse realizado antes de la aprobación de la LOMCE en el Congreso. Aunque tiene que pasar aún por el Senado, todo el mundo sabe que eso es un trámite”.
En cuanto a los alumnos que han optado por ir a clase, la rutina normal se altera. Mientras unos profesores afirman que “simplemente se realiza una labor para que estén atendidos”, pero que “no se da clase para no boicotear el derecho a huelga” y que “hoy no se educa”, otros, como Gómez señalan que “depende de la asistencia”. No obstante, ha reconocido que “si el profesor no ha hecho huelga, puede dar clase”, aunque con un seguimiento tan masivo, “lo normal es que hagan ejercicios de repaso para que nadie se quede descolgado”.
En el caso de los más pequeños que no pueden estar solos, lo que puede suponer un hándicap para los padres que tengan que trabajar y que no puedan hacerse cargo de los niños durante esas horas, la fuente consultada ha destacado que “hacen virguerías” para llevar a cabo la huelga y que sus hijos no se vean obligados a ir a clase. Sobre todo, porque estos padres pretenden seguir formando parte de la vida académica de sus hijos a través de los colegios, una situación que dificultará la LOMCE, ya que a partir de su entrada en vigor los directores del centro no serán elegidos por los consejos escolares en los que participa el AMPA, sino que las consejerías tendrán la potestad para hacerlo. “Al final, mandará uno y los demás tendremos que agachar la cabeza”, lamenta esta profesora y también madre.