Las doulas, un fenómeno polémico que aprovecha las lagunas de la atención a embarazadas
Las doulas, parteras sin regulación que acompañan de manera particular a madres durante su embarazo y al dar a luz, se están extendiendo en España. Las lagunas del sistema sanitario, especialmente público, han favorecido la proliferación de estas “acompañantes”, como ellas se describen, según analizan los profesionales sanitarios.
“Son un síntoma de las carencias del sistema”, cuenta a eldiario.es una matrona de la sanidad pública madrileña que prefiere no dar su nombre. Esta sanitaria entiende que la falta de profesionales para asegurar una atención más personalizada ha dado cabida a las doulas. Es una alerta “para que hagamos autocrítica”, prosigue.
La entrada de estas 'consejeras' en los hospitales crea, al mismo tiempo, una diferenciación de madres en virtud de su capacidad económica en los paritorios públicos. “Se crea una división entre las mujeres que se pueden pagar 500 o 1.000 euros para que las acompañen y las que no, todas dentro del mismo sistema”, cuenta esta enfermera. ¿Cómo acceden las doulas a los centros? “Tan fácil como que se las designe como la persona que acompañará a la madre durante el alumbramiento”, cuenta una ginecóloga, también de la sanidad pública.
El Consejo General de Enfermería (CGE) ha alertado de esta multiplicación porque, según su análisis, “su actuación pone en peligro la vida de la madre y su hijo” en lo que califican de “negocio lucrativo y fraudulento [por no declararse a Hacienda]”. Han registrado 547 de estas doulas en España. Lo cierto es que son un colectivo heterogéneo ya que no existe una regulación oficial sobre su figura, preparación y cualificación: no están recogidas en la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias y chocan con la labor de las enfermeras-matronas. La Guía de Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad sólo las menciona muy tangencialmente.
María Arroyo es doula y lleva la página doulas.es. Cuenta que su labor es de “apoyo físico y emocional” de las embarazadas. Esta doula explica que no hay una formación académica específica para su trabajo, aunque sí conocimientos “básicos” de fisiología, parto o puerperio, al tiempo que puntualiza que “una doula debe derivar al profesional adecuado en cada situación y nunca caer en intrusismo con profesionales sanitarios del ámbito de la maternidad”.
El CGE insiste en que la falta de una preparación sanitaria puede traer consecuencias funestas. Gloria Boal, vocal del consejo, explica que “no tienen capacidad para detectar una presión arterial anormalmente alta, ni una placenta previa, ni una inversión uterina”, entre otras complicaciones asociadas al parto. Según esta sanitaria, esta clase de parteras “son una nueva realidad y no tienen competencias legales”.
“A nosotras también nos interesaría que hubiera una formación reglada”, contrapone Arroyo. Y pone su caso como ejemplo de que su actividad no supone conflictos. “Yo no he tenido nunca ningún problema porque la familias con las que he estado han dado a luz en un hospital y yo no les he impuesto ninguna decisión”.
Reclamación por indicación de una doula
Estas parteras se relacionan normalmente con los denominados “partos normales” y con los alumbramientos en casa. Sin embargo, la matrona que ha hablado con eldiario.es asegura que “en todos los hospitales públicos de reciente creación se trabaja mucho hacia el parto normal, la desmedicalización y el empoderamiento de la mujer. Ha sido una labor de muchos años, sobre todo, de las matronas”. De hecho, muchos centros públicos están especializándose en “partos de baja intervención”.
“Yo tuve una reclamación de una paciente que vino con una doula porque el parto derivó a instrumental [con fórceps] por riesgo de pérdida de bienestar del feto, y la doula le dijo que había sido yo la culpable porque había alterado el curso natural del parto”, relata una ginecóloga pública a este diario. “Quedó en nada porque no había argumentos, pero a veces incitan a las madres a que rechacen la anestesia o la oxitocina”, resume.
Otra cuestión es la de los partos en la propia casa. Las estimaciones son que se producen al año entre 600 y 1.000 de estos alumbramientos programados en España (un promedio de 0,34% del total). “Ahí sí que soy crítica con la figura de las doulas porque perjudica a las madres”, cuenta la sanitaria madrileña, que rechaza la atención de estos nacimientos por otro profesional que no sea médico o enfermera-matrona. En Inglaterra y Gales (donde es una práctica extendida) el 2,3% de los partos son en casa. Con esa base de datos disponible, “el 45% de las madres primerizas que deciden parir en casa deben ser transferidas a un hospital por complicaciones”. En el caso de segundos hijos, el porcentaje baja al 12%. “El protocolo de seguimiento y comunicación con el centro sanitario es fundamental, y creo que las matronas somos las adecuadas para ello”.