El informe de la RAE considera que no es necesario modificar el masculino de la Constitución para hacerla más inclusiva
La Real Academia Española (RAE) ha hecho público este lunes el informe sobre “el buen uso del lenguaje inclusivo en nuestra Carta Magna” que la vicepresidenta Carmen Calvo les encargó en el verano de 2018. Su conclusión es que “la Constitución emplea un castellano correcto en términos normativos”. La RAE establece en este documento que una de las interpretaciones del “lenguaje inclusivo” es “la utilización de términos masculinos que integran claramente en su referencia a hombres y mujeres cuando el contexto deja suficientemente claro que ello es así”. Es esa la modalidad por la que se optó para la redacción de la Constitución de 1978, la que la institución acepta como inclusiva y recuerda como “verificada en múltiples estudios y en la práctica general de los hispanohablantes”.
El lenguaje en la Constitución “es impecable”, “tanto en 1978 como en 2020”, ha dicho el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado. Él lo ha presentado en la sede de la institución en Madrid. El documento, que con anexos llega a las 155 páginas, ha sido elaborado por cuatro académicos: Paz Battaner, Ignacio Bosque Muñoz, Inés Fernández Ordóñez y Pedro Álvarez de Miranda, a quienes se sumó Salvador Gutiérrez Ordóñez para los últimos ajustes. Fue llevado al pleno y aprobado el jueves 16 de enero por la unanimidad de los miembros de la RAE después de un “debate enriquecedor”, según Muñoz Machado. A Calvo, “la dueña del informe” por ser quien lo solicitó, le fue entregado el viernes 17.
Las conclusiones de la RAE no son vinculantes. Se trata de recomendaciones, y Muñoz Machado admite que “no corresponde a la Academia” decidir si el texto de la Constitución se cambia por motivos políticos. Tras la rueda de prensa de la RAE, Carmen Calvo, que hasta la semana pasada tenía las competencias en Igualdad dentro del Consejo de Ministros, ha declarado a algunos medios que todavía no ha estudiado el documento en profundidad, pero ha advertido de que el lenguaje ha avanzado en la “calle” y que “no está en manos de nadie pararlo”. “Nos llaman vicepresidentas, diputadas, concejalas, ministras... se trata de ir avanzando con un lenguaje como es normal en la calle” y de “acompasarlo”, ha agregado. Ella desea que la renovación del lenguaje en escritos oficiales o institucionales como la Constitución no sea “muy decepcionante” para las mujeres.
“El presidente o la presidenta” sería “reiteración”
En el informe, la RAE reconoce el desdoblamiento (“los españoles y las españolas”) y los sustantivos colectivos (“la población española”) como formas inclusivas gramaticalmente correctas. Pero describen la “interpretación inclusiva” de “los pronombres y los indefinidos en masculino plural” que usa la Carta Magna como también ajustada “plenamente a la estructura gramatical en español”. “Carece de sentido argumentar que las mujeres no están comprendidas en afirmaciones como 'Todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona”, escriben, y que expresiones como 'los españoles' y 'los ciudadanos' “tienen indudable valor inclusivo en nuestra Constitución”. Pasa igual con sustantivos de persona, como “cualquier ciudadano” o “ningún español”: los consideran inclusivos.
La RAE da “orientaciones” para una posible reforma sobre cargos individuales, es decir, para cuando los artículos se refieran al presidente o presidenta del Gobierno, por ejemplo. Propone tres opciones. La primera sería “desdoblar ocasionalmente” esas expresiones hablando de “el presidente o la presidenta”, pero para ellos tendría el problema de que “podría dar a entender que las referencias que se dejen en masculino singular no abarcan a los dos sexos”. La segunda sería desdoblar todo el rato y alternar con fórmulas impersonales, como “la presidencia” o “quien ocupe la presidencia”, pero sobre esto señalan que “requiere reiteraciones y paráfrasis”. La tercera posibilidad sería mantener el masculino. Aunque dicen que “no corresponde a la RAE elegir”, solo esta última “no presenta inconvenientes de tipo jurídico ni lingüístico”, según sus criterios, pero reconocen que eso sin tener en cuenta “las consideraciones políticas que aconsejarían dar mayor visibilidad al femenino”.
Dedican un apartado a valorar como posible que se añada la palabra “Reina” como titular de la Corona, porque “el próximo Jefe del Estado tendrá previsiblemente sexo femenino”, y que se incorpore “princesa”, que actualmente no aparece en ningún momento. Otro apartado es para las “regulaciones” que podrían ser aclaradas en el caso de que se diese una reforma constitucional. Entre ellas, que “la referencia a las obligaciones militares de los españoles probablemente no fue hecha con carácter inclusivo”, que “no dice nada de los permisos de paternidad y maternidad” y que no resuelve en artículos dedicados a los menores que actualmente “los hijos pueden tener dos padres o dos madres”. También “convendría” cambiar el término “disminuido” por “discapacitado”.
Muñoz Machado ha destacado en la rueda de prensa que, para este estudio, los responsables han examinado las Constituciones de Chile, de Colombia, de México y de Venezuela, además de las de países con lenguas románicas: la de Francia, la de Italia y la de Portugal. La conclusión, comparándolas con la española, es que “en todas ellas se utilizan las mismas aplicaciones del masculino de interpretación inclusiva”, excepto en la de Venezuela que sí hay “diferencias notables”.
La RAE ha incorporado a su informe dos anexos con muestras de la adaptación de la institución al uso del lenguaje inclusivo en su Diccionario y en su programa de consultas online. “La Academia no está dormida en esto”, ha defendido Muñoz Machado, “y estamos trabajando en la feminización del lenguaje, en eliminar en lo que hay de injusto en el uso del masculino”. Como ejemplo ha mencionado algunos cambios en el Diccionario, como la sustitución de la palabra “hombre” por “persona” para referirse a quien desempeña algunas profesiones. Pero también ha sostenido que el masculino plural para referirse a mujeres y hombres no se debe a “una expresión de la superioridad del varón” ni es “androcéntrico”, sino que responde a la herencia indoeuropea y es “incontestable en todas las lenguas” de la rama.
25