El rector de la universidad pública Rey Juan Carlos sostiene que copiar y pegar párrafos no es plagio
Van cinco plagios documentados, pero el rector de la universidad pública Rey Juan Carlos de Madrid sigue sin dar explicaciones. Solo ha contestado una vez a eldiario.es, en relación al primer plagio al catedrático Miguel Ángel Aparicio. El resto de emails, uno por cada plagio, han sido ignorados.
En el email remitido, el portavoz del rector no niega el copia y pega y admite implícitamente que hay párrafos calcados algo que, por otra parte, queda evidenciado al comparar ambos textos. Pero en una manipulación del concepto de plagio, Javier Pérez, que ocupa el puesto de responsable de comunicación en la URJC, justifica que, al haber citado al profesor Aparicio –una vez en un pie de página– no se puede considerar plagio el copia y pega de páginas y páginas sin comillas y sin citar.
“El autor de referencia es citado en el texto. En todo caso, si el profesor Aparicio considera que sus intereses han sido perjudicados le asiste el derecho para presentar la demanda correspondiente y, en consecuencia, se estará a lo que disponga la Justicia”, zanja el gabinete.
El abogado Carlos Almeida, experto en Propiedad Intelectual, recuerda que plagio es “atribuirse la condición de autor, es apropiarse de un contenido suplantando al autor, y es una agresión al derecho moral de autor más grave aún por esto que por la cuestión económica”.
Es precisamente lo que hace el rector, copia y pega párrafos haciéndolos pasar por suyos y sin referenciar que el autor de ese texto es de otro. El delito de plagio se puede llevar ante la justicia por los propios plagiados a través de una demanda penal, civil –es lo que está preparando el catedrático Aparicio– o puede ser investigado de oficio, algo poco habitual si no estamos hablando de delitos masivos como la piratería, señala Almeida.
Según el nuevo Código Penal, el delito contra la propiedad intelectual está castigado con penas de hasta 4 años de prisión. En el caso de demanda civil, hay una compensación económica por el daño ocasionado al autor
El plagio depende de las páginas
El rector no se ha vuelto a pronunciar, pero sí lo ha hecho su colaborador Rafael Sánchez, profesor de Derecho de la Universidad de Burgos, en la misma línea de que copiar y pegar no es plagio. A Sánchez y Suárez les une el Anuario de Historia de Derecho Español –el rector es director y el profesor es asesor– y varios libros en los han participado ambos. También les une otra cosa: el rector copió, pegó y se firmó un artículo del profesor Sánchez. Preguntado este último como plagiado, contestó con un email en el que denunciaba una “repugnante campaña contra el rector”.
Curiosamente reconoce implícitamente que el texto de ambos es el mismo, pero niega que a eso se le pueda llamar plagio. Los argumentos son chocantes. Por ejemplo, destaca, para negar el plagio, que el número de páginas y de citas de ambas obras no es el mismo. O que el texto que firmó el rector es “de común acceso e integra el acervo cultural generalizado”. Sin más y en general.
Continúa negando el plagio porque no hay “el más mínimo lucro”. Sin embargo, puede haber un lucro indirecto, y así lo recoge por ejemplo el nuevo Código Penal. En el caso universitario se podría enmarcar en los pluses por sexenios que reciben los profesores por investigación y publicaciones.
El profesor Rafael Sánchez envió su respuesta a eldiario.es, pero antes se la envió a otras personas, como se ve en la imagen. Concretamente al profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y exrector Rogelio Pérez Bustamante.