Azafatas sí, pero no ponentes: el sexismo en el CES y otras grandes ferias de tecnología
Eventos como los Oscar o los Goya no solo sirven para recoger premios. Son también el escaparate de la industria, del reconocimiento de unos y de la exclusión de otros, como negros, latinos o asiáticos. Con las grandes ferias de tecnología ocurre lo mismo. Y, al igual que en el cine, hay que sumar otro elemento al cóctel de la discriminación: las mujeres.
El Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas es una de las ferias de tecnología más importantes del mundo. El próximo mes de enero, como cada año, las grandes multinacionales del sector presentarán productos vanguardistas de todo tipo, de aquellos que hacen soñar con un futuro donde hasta nuestro frigorífico tiene wifi. Pero aún en un marco de innovación hay hueco para la tradición: probablemente, quien se suba al escenario para hablar sea un hombre.
El evento de Nevada presentó un conjunto de oradores en el que las mujeres brillaban por su ausencia. La noticia no pasó desapercibida para Leslie Berland, directora de marketing de Twitter, quien decía tener “una larga lista de increíbles mujeres que podrían subir al escenario de la feria”. Pero no fue la única. El director de marketing de HP se sumó a una protesta: “Todos los hombres deberían boicotear al CES si las mujeres no son invitadas a hablar”.
Además, el colectivo Gender Avenger publicó un manifiesto donde denunciaba la falta de referentes femeninos: “¡Tienes 5 semanas para hacerlo mejor, CES!”, decían para intentar alterar la tendencia antes de que la feria abriera sus puertas. Y así fue, porque después de todas las críticas tuvieron que modificar a los ponentes y publicar un comunicado donde sostienen que “dos tercios de su personal es femenino” y que la diversidad del evento “va más allá de lo que se muestra en el escenario principal”. Un escenario que, incluso tras el cambio, continúa siendo mayoritariamente masculino.
En el texto del CES, argumentan que las principales presentaciones del evento están protagonizadas por altos cargos de grandes empresas reconocidas. Un segmento donde, según dicen, se encuentran muy pocas mujeres. Mientras, coincidiendo con un día de la feria de Las Vegas, Berland ha organizado una mesa redonda de mujeres líderes en el sector bajo el hashtag #HereWeAre.
El Mobile World Congress y las azafatas
Pero el problema no es único del CES. Otros, como el Mobile World Congress (MWC) celebrado en Barcelona, también han sido señalados por no reflejar la pluralidad. O de hacerlo, pero fomentando el sexismo. Como muestran en Xataka, pasear por los diferentes puestos de la feria significa toparse con azafatas ligeras de ropa o con carteles publicitarios que pretenden vender móviles utilizando la mujer como reclamo. Por ello, la entidad organizadora estableció un código de conducta, que se sigue sin cumplir en todos los casos, para que “todo el personal de los estands lleve vestimenta profesional”.
La situación ha mejorado desde aquellos años en los que las mujeres apenas representaban un 10% de ponentes del MWC y el 90% de las azafatas, pero la desigualdad continúa afectando al sector. A ello también contribuyen algunos medios de comunicación especializados, en los que ha sido (y es) habitual encontrar listas como “el top de las chicas en el Mobile World Congress”.
Con el proyecto Women 4Tech, creado por el propio CES para su última edición, los responsables de la feria quisieron “cubrir la brecha de género” existente en la industria mediante una serie de ponencias lideradas por mujeres. Al mismo tiempo que anunciaron la iniciativa, también revelaron quiénes ocuparían el escenario principal del auditorio para charlar sobre el ámbito mobile. Trece personas, solo una mujer.
Booth Babes, las chicas del E3
Booth BabesLa situación no mejora en otros sectores ligados a la tecnología, como puede ser el mundo de los videojuegos. En un campo que ya lidera el mercado global de entretenimiento, existen casos como el de Marina Amores, que fue acosada por organizar el evento Gaming Ladies. La intención era reunir a diferentes jugadoras para compartir impresiones en un espacio seguro, y no mixto. “Nos lo cancelaron porque no podían garantizar la seguridad de las asistentes”, decía su organizadora a eldiario.es.
Y es que la Electronic Entertainment Expo (E3), al igual que el Mobile World Congress o el CES, es un evento anual de que padece los mismos síntomas que sus homónimos: la diversidad no está representada. De hecho, tomando como referencia la edición de 2017, en The Guardian comprobaron la pluralidad del evento aplicando el test de Bechdel, que evalúa si un producto cumple con los estándares mínimos para conseguir romper la brecha de género. Ni Microsoft, ni Sony, ni Ubisoft. Ninguna de las principales compañías logró superarlo.
Del mismo modo que ocurre en el CES o el Mobile World Congress, la presencia femenina en el E3 está ligada a un puesto: el de azafata (booth babe). En Kotaku hablan de las consecuencias: “Entonces, ¿a qué estand perteneces?”, preguntaron a una periodista de la feria que confundieron con una modelo promocional.
Los organizadores del E3 reaccionaron a la polémica en 2006, cuando restringieron el “comportamiento sexualmente explícito o provocativo” en las salas de exposiciones. Hacerlo podía provocar una multa de hasta 5.000 dólares. Y aunque las Booth babes seguían apareciendo a pesar de la medida, la decisión marcó a un sector que sigue sin ser igualitario, pero que antes era peor.
Todavía queda camino por recorrer. Y, precisamente, la misión de colectivos como Tech and ladies es dar a conocer el trabajo de las mujeres en tecnología. “La falta de referentes influye” porque “¿cómo vas a optar por algo en lo que ni siquiera te imaginas?”, explicaba a este periódico Laura Morillo, una de las responsables de la iniciativa. ¿El primer paso? Demostrar que Grace Hopper o Joan Clarke pueden ser tan buenos ejemplos como Steve Jobs o Bill Gates.