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De los nativos digitales a la generación ChatGPT: “La mayoría de alumnos lo usan y hay profesores muy perdidos”

Inteligencia Artificial y alumnos

Carlos del Castillo

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A principios del siglo XX dos mundos coincidieron frente a frente en las aulas. A un lado, dando clase, profesores formados en la vida analógica que intentaban enseñar a sus alumnos las habilidades necesarias para un mundo que agonizaba. Al otro, estudiantes que habían aprendido por sí mismos a explotar las ventajas del ciberespacio, veían como el mapa propuesto por sus docentes no marcaba el camino para una realidad que se estaba transformando.

A esos jóvenes que habitaban Internet sin que nadie les hubiera enseñado cómo hacerlo se los llegó a conocer como “nativos digitales”. La naturalidad con la que parecían entender los mecanismos de las nuevas herramientas contrastaba con el resto de generaciones, los “inmigrantes digitales”, cuyo proceso de aprendizaje era más consciente, lento y, a veces, frustrante con los intríngulis tecnológicos.

Hoy en día el concepto de nativos digitales está en desuso. Muchos expertos creen que fue directamente “un mito”. El paso del tiempo mostró que relacionar las competencias tecnológicas con la fecha de nacimiento de una persona era demasiado simplista, y algo peor: se demostró que tener ese carnet de primer habitante del mundo digital no garantizaba saber cómo protegerse de los riesgos inherentes a él.

Ahora, dos décadas después, otros dos mundos vuelven a mirarse a los ojos en el aula. A un lado, docentes con una guía de estudio que da mucho valor a habilidades que una máquina puede hacer en un segundo. Al otro, estudiantes que se tutean con la inteligencia artificial. “El otro día una chica me dijo: 'ChatGPT es mi mejor amigo, no sé cómo hubiera hecho para sacarme 4º de la ESO sin él'”, ejemplifica Elena Martínez, directora de Empantallados, una plataforma educativa enfocada en el uso responsable de la tecnología en niños, adolescentes y sus familias.



“La adopción ha sido muy rápida, es algo que se ve en los colegios. Cuando preguntas en clases de 4º de la ESO o 1º de bachillerato si usan estas herramientas, suelen responder unánimemente que sí”, continúa Martínez. Un estudio de su organización y GAD3 de principios de 2024 corroboró esa impresión. Hasta el 82% de los alumnos entre 14 y los 17 años han usado estas herramientas. “Otra cosa que hacen los adolescentes es pedirle que les explique algo 'como para tontos'. Y te dicen que así muchas veces no les hace falta repreguntar porque con eso lo entienden perfectamente”, revela la directora de Empantallados.

Es pronto para conocer el impacto de estos cambios. “Los estudios que se han publicado hasta ahora indican que los estudiantes están utilizando la IA generativa para tareas de búsqueda de información y redacción de contenidos. Hasta qué punto esto modifica los hábitos de estudio, es necesario estudiarlo”, avisa María del Mar Sánchez, profesora de la Universidad de Murcia especializada en Pedagogía y Tecnologías Educativas.



No obstante, las investigaciones coinciden en que la tendencia solo va a más. Otra encuesta publicada este curso, elaborada también por GAD3 entre 2.400 alumnos de educación superior de España, Francia, Italia y Colombia, mostró que el 65% de los españoles usa regularmente inteligencia artificial a nivel usuario. El porcentaje sube al 71% entre los estudiantes de ciencias sociales.

Dos años después de la salida a la luz de ChatGPT, los tecnólogos coinciden en que la educación es una de las áreas donde su aplicación ha sido más directa. Sin embargo, los estudios apuntan que la nueva generación de estudiantes comparte otro aspecto con los nativos digitales: lo están aprendiendo por su cuenta. El 72% de los encuestados no ha recibido ningún tipo de formación sobre esta tecnología.

El riesgo de aprender solos

“Lo preocupante es que parece que están aprendiendo de manera autónoma acerca de estas herramientas. Es necesario formarles en pensamiento computacional para que entiendan cómo funcionan estas tecnologías y también plantear dinámicas y estrategias para un uso ético de herramientas como ChatGPT”, argumenta María del Mar Sánchez Vera.

La experta pide no repetir el error cometido con los nativos digitales y pensar que la adopción temprana de una tecnología creará un escudo suficiente como para bloquear sus posibles efectos perniciosos. “Ahora mismo vemos claramente que nacer en el mundo de la tecnología te puede predisponer a tener menos miedo a utilizar a nivel técnico algunas herramientas, pero que eso no implica que sepas cómo vivir de manera saludable en el mundo online ni que tengas una buena identidad digital, así que creo que con la IA pasa lo mismo, y es importante desde la escuela abordar la alfabetización para hacer un uso adecuado de ella”, recalca.

Nacer en el mundo de la tecnología te puede predisponer a tener menos miedo a utilizar algunas herramientas, pero no implica que sepas cómo vivir de manera saludable en él. Con la IA pasa lo mismo. Es necesario formarles en pensamiento computacional

María del Mar Sánchez doctora en Pedagogía especializada en Tecnologías Educativas

El auge de la inteligencia artificial ha ido aparejado a crecientes avisos sobre sus problemas. Uno de los más estudiados son sus sesgos, y cómo las máquinas pueden replicar los prejuicios machistas, racistas o clasistas que se cuelan en sus datos de entrenamiento o que les transmiten sus programadores. Corregirlos no está siendo fácil y puede llegar incluso a producir otras alucinaciones, como cuando la IA de Google aseguró que había habido nazis de raza negra o sugirió echarle algún pegamento no tóxico a la pizza para conseguir una salsa de tomate más consistente.

La multinacional argumentó que sus algoritmos habían extraído información de “foros de Internet” sin ser capaces de discernir que se trataba de ironías o parodias. El fallo, extremo, evidenció que la IA puede generar desinformación incluso en temas ampliamente tratados en fuentes de conocimiento público, y no solo cuando hay agujeros en sus bases de datos. “Uno de los retos para las familias y los profesores estar informados sobre cómo funciona esta tecnología para poder hacer un acompañamiento eficaz a los menores cuando la usen”, señala Elena Martínez.

“Si no se hace un uso monitorizado por parte de los profesores o de los padres y madres cuando hacen el trabajo en casa, sobre todo al principio, cuando empiezan a usar estas herramientas, existe riesgo de que generen dependencia de ellas y luego no sepan desenvolverse en asignaturas donde no van a poder hacer uso de ella”, prosigue la directora de Empantallados: “Es fundamental formarles en pensamiento crítico y en poner en duda la información que te llega”.

Resistencia al cambio

El estudio de Empantallados apunta a que si bien la mayoría de familias piensa que sus hijos ya saben más de IA que sus progenitores, también muestra que el 78% de padres y madres está interesado o muy interesado en aprender más sobre esta tecnología y el 57% ve positivo o muy positivo de la IA en la educación de sus hijos.

Entre los profesores, en cambio, la situación cambia y está más dividida. Hasta un 68% de los docentes recomienda poco o nada el uso de herramientas de IA a sus alumnos, mientras que solo un 40% piensa que el impacto de estas herramientas en la educación será positivo.



“Como esto ha ido tan rápido, nos encontramos con que mientras la mayoría de alumnos la usan, hay profesores que se encuentran muy perdidos, porque la legislación y el sistema educativo son muy lentos. No tienen pautas sobre cómo incluirlo en sus asignaturas. Algunos se han adaptado, pero otros no. Hay colegios en los que directamente se prohíbe el uso de IA”, detalla Martínez.

María del Mar Sánchez Vera coincide en el diagnóstico. “El sistema educativo es resistente al cambio y, aunque sí que hay muchos docentes que se han planteado cómo darle una vuelta a las tareas que piden, de manera general y a nivel estructural no han existido cambios. Ahora mismo es algo que ha quedado más en la iniciativa propia del docente y si se ha planteado cómo afecta a su asignatura la IA generativa”, dice.

Hay profesores que se encuentran muy perdidos, porque la legislación y el sistema educativo son muy lentos. No tienen pautas sobre cómo incluirlo en sus asignaturas. Algunos se han adaptado, pero otros no. Hay colegios en los que directamente se prohíbe el uso de IA

Elena Martínez Directora de la plataforma educativa Empantallados

“Las instituciones han hecho recomendaciones de manera general, pero no han abordado los cambios estructurales que se requieren”, prosigue la especialista en tecnología educativa. Tanto el Ministerio de Educación como la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) han publicado documentos sobre cómo incluir las capacidades de los algoritmos generativos en los procesos de aprendizaje. No obstante, como indica Sánchez Vera, se basan más en una descripción de la tecnología y sus posibilidades que en guías propiamente dichas.

“Es fundamental que toda la comunidad educativa adquiera conocimientos sobre IA, comprendiendo su funcionamiento y posibles aplicaciones, para aprovechar sus ventajas y mitigar sus riesgos en el entorno educativo, social y profesional. Esto incluye preocupaciones sobre la privacidad de los datos de nuestro alumnado, los posibles sesgos o la equidad en el acceso a esta tecnología”, se lee en el documento de Educación, que solo dedica un par de páginas a proponer prácticas para abordar esos problemas con el alumnado.

“Creo que hay muchísimo interés por aprender y disponer de recursos para afrontar el reto que se nos plantea. Los cursos de formación que se realizan sobre este tema están siempre completos. El colectivo docente lo que demanda son tiempos y recursos para poder adaptarse a estas transformaciones”, refiere la profesora de la Universidad de Murcia.

Aprovechar la oportunidad de la IA

Ante la falta de cambios estructurales, la IA se va abriendo paso a partir de la inventiva de los alumnos, pero también de los padres y los profesores. En este momento hay estudiantes subiendo sus apuntes a ChatGPT para que les haga preguntas sobre ellos que podrían caer en el examen, padres y madres que le piden ayuda para explicar los deberes a sus hijos (hasta un 40%, según la encuesta de Empantallados) y profesores pautando tareas que contemplen el uso de la herramienta de manera natural y no como una manera de hacer trampas.

Es el mensaje que tanto el Ministerio de Educación como la CRUE mandan a los docentes. “Las posibilidades que ofrece la IA para la enseñanza y el aprendizaje suponen una oportunidad sin precedentes para crear entornos educativos dinámicos y estimulantes que inspiren a nuestro alumnado a ser más curioso, más creativo y más crítico en su búsqueda del conocimiento”, dice el informe del departamento dirigido por Pilar Alegría, que pide a los profesores enseñar para la IA, sobre la IA y con la IA. “Desde la personalización del aprendizaje hasta la automatización de tareas administrativas, la IA ofrece nuevas oportunidades para mejorar la eficacia y la equidad”.

La IA ofrece una oportunidad sin precedentes para crear entornos educativos dinámicos y estimulantes que inspiren a nuestro alumnado a ser más curioso, más creativo y más crítico en su búsqueda del conocimiento

Ministerio de Educación

Los rectores, por su parte, destacan su potencial para “lograr que más personas puedan formarse”. Los chatbots pueden ejercer de tutores de los estudiantes o generar material formativo adicional y personalizado para las necesidades de cada uno. La IA también se puede “incorporar en procesos de aprendizaje formal, complementando la labor de los docentes”, recalcan.

Mientras las instituciones piden no dejar pasar esta oportunidad y familias y educadores reivindican más ayuda para ponerse al día, una nueva generación de estudiantes ya dialoga naturalmente con ChatGPT y deja obsoletos determinados modelos de aprendizaje. Como ocurrió con Internet y los nativos digitales, darle la espalda al cambio no parece una opción.

“Qué duda cabe que esta generación que ya está creciendo con la IA y les va a configurar en cierto modo. Sin entrar en si eso es mejor o peor, o si van a tener unas habilidades distintas de los adultos, lo que es cierto es que están creciendo con ello y va a influir en su manera de pensar, de afrontar los problemas y el mundo profesional. Mi opinión es que tenemos que estar atentos, esperar a tener más perspectiva como para hacer una valoración y acompañarlos en este cambio”, concluye Elena Martínez.

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