Viaje aleatorio por vídeos olvidados de YouTube que nadie quiso ver
Youtube es una de las plataformas más usadas para compartir y consumir contenido del mundo. Además de estar a punto de alcanzar los 2 mil millones de usuarios activos. Según datos proporcionados por la propia plataforma, YouTube es el segundo buscador más usado, es el segundo sitio con más tráfico en el mundo después de Google, cuatro veces más personas prefieren ver vídeos en YouTube que en otras redes sociales, las personas prefieren tres veces más ver un tutorial en la plataforma que leer las instrucciones, el 68% de los usuarios antes de tomar una decisión de compra… Iñigo, ¡esto sí que es hegemonía!
Con una cantidad tan abrumadora de imágenes creadas y compartidas es casi comprensible que parte de ese contenido pase desapercibido. Entra pues, dentro de la estadística de lo probable que parte de esa cantidad ingente de imágenes que se suben a la plataforma no tengan ni una sola visita. Esto es lo recoge la web randomlyinspired.com/noviews, desarrollada por el programador Jason Maxham. El encabezado nos avisa: “¿Listo para una experiencia única? Aquí tienes un vídeo nunca visto en Youtube?”.
“Me pone muy nervioso saber que hay vídeos en YouTube que no ha visto nadie. Me los imagino como agentes durmientes, listos para atacarnos en cuanto alguien los descubra y pulse por primera vez su botón de play. Es algo que me fascina y me despierta muchas preguntas. ¿Cómo es posible que no tengan ninguna reproducción? ¿Qué tipo de persona sube un vídeo a YouTube y ni tan siquiera comprueba luego si se ha subido correctamente? ¿No los comparten en ningún sitio? ¿Con qué objetivo hacen públicos estos vídeos? ¿Qué historias ocultan, a ojos de todos y de nadie a la vez? Si nadie ve un vídeo de YouTube, ¿continúa siendo un vídeo de YouTube?” comenta el creador de contenido, ilustrador y guionista Manuel Bartual.
De hecho, la web ya nos avisa de que hay algo extrañamente placentero en “salvar un vídeo de la solitaria oscuridad”. Bartual concluye: “Quiero ver todos estos vídeos. Los miro y siento algo raro al hacerlo, como un nuevo tipo de voyeurismo. Hay algo muy íntimo y especial en ver un vídeo de YouTube que nadie ha visto. Parecen hechos para mí. Lo siento, no puedo decir nada más. Tengo que ver otro vídeo”.
El dato de que se consumen más de 1.000 millones de horas de vídeo al día es demoledor. Pero, ¿es esto hiperproducción o es el estado natural de Internet? La periodista, editora de Vinte y guionista María Yañez no lo tiene claro: “no sabría dónde poner la línea que marque dónde acaba la producción normal en internet con la hiperproducción”. De hecho, no le sorprende que haya vídeos sin ninguna visita en Youtube: “Para empezar, todos los usuarios de Gmail tenemos una cuenta en Youtube y muchos no somos conscientes de esto. A partir de ahí, subir vídeos de forma accidental o por probar, pensando que nadie los va a ver, es lo más normal del mundo. Quiero pensar que esos son los vídeos con cero visitas en Youtube”.
Para Yañez hay una diferencia importante entre Youtube entendido como herramienta gratuita asociada a Google y como medio de comunicación donde “el uso es más consciente y elaborado y la unidad de contenido ya no es tanto el vídeo sino el canal”.
Para el periodista y experto en cultura pop Noel Ceballos es normal que haya vídeos arrumbados en la oscuridad de las 0 visitas: “Me parece hasta cierto punto normal que haya vídeos nunca vistos en YouTube, un servicio que mucha gente usa como repositorio de recuerdos personales (sin etiquetas ni nada que facilite su búsqueda). Eso por no hablar de algoritmos que suben contenido de forma automática…”. Sin embargo, para Ceballos esto plantea una reflexión existencial: “Esta web plantea una duda cuántica: si rescatamos un vídeo inédito, ¿sigue siendo inédito?”.
En su libro “Nuevos nuevos medios”, el escritor y ensayista sobre Nuevos Medios Paul Levinson plantea una tesis sobre porqué nos gusta tanto descubrir un contenido: “Esto es lo que yo llamo el síndrome del amor a primera vista: es algo que nos encanta hacer online pero también en películas, programas de televisión o novelas. El principio es que nos gusta experimentar algo siendo los primeros”.
En el mundo académico hay un gran interés reciente por lo que se denomina “Nueva ecología de los medios”. Disciplina inaugurada en los años 70 por autores como Neil Postman o Marshall McLuhan, hoy parece de nuevo recobrar fuerza para responder a preguntas que plantean webs como esta: ¿estamos produciendo y contenidos imágenes por encima de nuestras posibilidades? Más allá de la automatización de ciertos servicios o de subir contenidos por error, ¿es necesario publicar tantos contenidos? ¿sobra algo? ¿a quién le interesa y por qué esta super-producción mediática? ¿Es normal que se produzcan contenidos a un ritmo que ni viviendo 100 vidas podríamos consumir? Y si estas preguntas resultan demasiado densas, son consideradas impertinentes o anti-sistema, siempre existe la posibilidad de dejar activado auto-play infinito: Youtube podría proporcionarnos vídeos sin problemas desde ahora hasta que el día de nuestra muerte.