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The Guardian en español

Los recortes de Trump eliminan un programa que lleva alimentos a 40 millones de niños en países pobres

Niños reciben una ración de comida en una escuela de Tanzania que participa del programa alimentario de EEUU.

Karen McVeigh

El plan de Donald Trump de recortar un programa de comidas en escuelas del que se han beneficiado 40 millones de niños en todo el mundo ha sido catalogado de “cruel y vergonzoso” por legisladores estadounidenses.

Conocido como el programa internacional McGovern-Dole de Alimentos para la Educación, el plan de 182 millones de dólares en ayuda estadounidense ha sido descrito por legisladores demócratas y republicanos como una política que cambia vidas. Iniciada por el fallecido senador George McGovern y el exsenador Bob Dole, el programa ha ayudado a promover la estabilidad política, económica y social en los países pobres.

“A menudo ese es el único alimento que un niño recibe en todo el día”, señala a the Guardian Jim McGovern, congresista demócrata del subcomité de nutrición (dentro del Comité de la Cámara de Agricultura). “He visto cómo el programa McGovern-Dole ha ayudado a cambiar vidas, mejorar la nutrición, promover la asistencia en las escuelas, en especial de las niñas, y fortalecer los colegios, las familias y las comunidades, además de promover los intereses de EEUU”, añade.

Según McGovern, que ha anunciado su intención de pelear por mantener un “programa que cambia vidas y hace un trabajo increíble”, la partida de gasto de esta iniciativa representa muy poco dentro del presupuesto estadounidense y “ha tenido un gran impacto”. “El recorte presupuestario propuesto por el presidente Trump para este programa es cruel y vergonzoso”.

Para el senador demócrata de Oregon Jeff Merkley, poner fin a un plan de ayuda alimentaria en una época en la que hay 20 millones de personas pasando hambre es “inmoral y estúpido”.

En una entrevista con the Washington Post, Bob Dole criticó esta semana la propuesta de recortar el proyecto. Miembro del Partido Republicano y seguidor de Trump, Dole acusa al presidente de poner en peligro uno de los logros de su vida que más le “enorgullecen”. “Eliminar el programa McGovern-Dole tendrá un impacto desastroso sobre los niños más vulnerables del planeta”.

El presupuesto de Trump para el 2018 propone eliminar el programa de ayuda alimentaria con el argumento de que “no hay pruebas fehacientes de que esté siendo implementado de manera efectiva para reducir la inseguridad alimentaria”.

Éxito total en la matriculación en escuelas

El senador republicano de Kansas Jerry Moran también se ha pronunciado contra los planes de Trump. “Seguiré trabajando para priorizar los fondos que garantizan el liderazgo de EEUU en la lucha contra el hambre en el mundo”, afirma. Como director en un subcomité de Agricultura del Senado, Moran viene de aprobar una ley que aumentó los fondos del programa en 10 millones de dólares.

Varias agencias de la ONU y grupos humanitarios han descrito el programa como “extremadamente importante”, un “catalizador” para ayudar a los gobiernos de los países en desarrollo a asistir a su propio pueblo.

“Nos preocupa cualquier indicio de recortes presupuestarios en ayuda alimentaria, en especial en una época en la que ya hay una hambruna confirmada y otras tres más en perspectiva”, explica Jon Brause, director en Washington del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés).

Según Brause, el proyecto McGovern-Dole ayuda a salvar la brecha que hay entre la ayuda humanitaria y el desarrollo, y tiene un impacto medible en la asistencia de las niñas a la escuela.

“Hace un bien global. El programa McGovern-Dole es un catalizador para apoyar a los gobiernos y mostrarles cómo hacerse cargo de las personas más vulnerables de su población. No solo se esfuerza por llevar alimentos a las escuelas sino también por ser la plataforma de un programa de alimentación mucho más amplio”, añade.

Según Brause, la WFP es una de las 11 organizaciones que entrega fondos al programa McGovern-Dole. También opera en proyectos de otros 14 países, entre ellos Kenia, Ruanda, Etiopía y Bangladesh. En Kenia, el Gobierno está empezando a hacerse cargo de la iniciativa, y en Ruanda, el Gobierno ya ha empezado a utilizar sus propios alimentos.

Según un informe de USAid, la agencia de desarrollo de EEUU, el programa ha incrementado de un 64% a casi un 100% la matriculación en las escuelas de la región somalí en Etiopía.

Críticos con el programa

Pero el programa también tiene críticos. En 2011, la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos descubrió que USAid no había hecho lo suficiente para evaluar y supervisar a las organizaciones asociadas al programa.

La Heritage Foundation, una organización conservadora, dijo que el programa duplicaba los esfuerzos de otros proyectos de USAid. Algunos legisladores conservadores se quejan de que no esté sujeto a un interés de seguridad nacional específico.

Los partidarios y las personas que en las escuelas trabajan con el programa sostienen que es único por su forma de unir nutrición y educación. Para Bill O’Keefe, vicepresidente de relaciones gubernamentales en Catholic Relief Services (CRS), es extremadamente importante: “El programa provee una comida escolar a los niños; para un país como Malí, significa que están yendo a la escuela 72.000 estudiantes de primaria que de otra forma serían puestos a trabajar por sus familias”.

El programa es una puerta de entrada a la educación de calidad, a la formación para docentes y a la participación de la comunidad. Le ha dado un futuro a los niños en lugares como Malí, donde la insurgencia ha cerrado 300 escuelas. O'Keefe ya ha anunciado que la CRS hará presión en el Congreso para luchar contra los recortes presupuestarios programados.

El presupuesto aún tiene que ser aprobado por el Congreso, donde el programa McGovern-Dole tiene un fuerte apoyo de los dos partidos y el respaldo de organizaciones de beneficencia, grupos religiosos y la comunidad agrícola estadounidense.

Aunque Trump ha propuesto un recorte de casi un tercio a las ayudas a otros países, el documento del presupuesto de Trump para 2018 también prevé “un margen significativo para la financiación de ayuda humanitaria, entre las que se incluyen ayuda alimentaria y fondos para programas de refugiados y de intervención en desastres”.

Traducido por Francisco Zárate

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