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The Guardian en español

Esta es la pequeña fábrica checa que lidera la producción mundial de discos de vinilo

La empresa GZ es líder del mercado y producirá 25 millones de discos, un 40% más de vinilos que el año anterior.

Robert Tait

Loděnice —

En el contexto de la caída de las ventas de discos provocada por el asalto tecnológico de la era digital, Zdeněk Pelc decidió que su sueño era dirigir la última fábrica que produjera discos de vinilo en Europa.

Ahora, su deseo de convertirse en el último hombre que logra sobrevivir en un sector donde muchos otros habían caído fulminados ha dado paso a un sorprendente éxito empresarial. Su vieja fábrica fue en el pasado el alma de la industria discográfica de la Checoslovaquia comunista, en manos del Estado, y sus logros actuales eran inimaginables.

La empresa de Pelc se encuentra en Loděnice, un pueblo anodino de 1.640 habitantes situado en la selva de Bohemia, a unos 25 kilómetros al sur de Praga. GZ Media lidera un auge sin precedentes de los discos de vinilo a nivel mundial.

El disco de vinilo llegó a ser considerado una reliquia de una época pasada, pero ahora ha protagonizado un retorno inesperado, en parte gracias a la tenacidad de Pelc, un hombre de 65 años que se negaba a aceptar la muerte de este producto incluso cuando todo indicaba que había quedado obsoleto.

“En 1995 no fui un visionario”, afirma. Veinte años atrás, las autoridades comunistas lo nombraron director ejecutivo de Gramofonové Závody Loděnice porque no encontraron a nadie más. “Pero entonces decidí que seguiríamos produciendo una pequeña cantidad de discos para poder ser la última fábrica de discos de vinilo de Europa”, explica.

En parte, lo hizo por motivos sentimentales. Durante un año tuvo que dormir en su despacho ya que la falta de transporte público le impedía regresar a su casa, situada a unos 30 kilómetros de la fábrica. Se encariñó con los discos de vinilo que producía.

“Los discos de vinilo pasaron a formar parte de mi vida”, afirma Pelc, que ahora es el presidente de la empresa. Se la compró a un inversor estadounidense que a su vez la compró tras la caída del comunismo en 1989.

Con la llegada de los CD y más tarde de los sitios web para bajar música por internet, todo parecía indicar el fin de los discos de vinilo. Sin embargo, en 2014 la venta de discos en Estados Unidos se disparó, con más de 9,2 millones de unidades vendidas. En Reino Unido, el auge de los discos de vinilo ha propiciado la existencia de las listas de ventas solo para este producto. Las ventas de vinilo en este país superan los 1,3 millones de unidades vendidas, la cifra más alta en 20 años.

Se trata de una tendencia al alza y este año GZ Media producirá 25 millones de discos: un aumento del 40% respecto al año pasado.

Esta producción supera con creces las de compañías de la competencia de Alemania y de Estados Unidos. El éxito de la empresa le ha llevado a comprar una fábrica de discos de vinilo en Memphis, en el estado de Tennessee, y abrir una nueva fábrica en las afueras de la ciudad canadiense de Toronto.

De los Rolling Stones a Lady Gaga

GZ tiene los derechos en exclusiva de las versiones en disco de vinilo del antiguo catálogo de los Rolling Stones, U2 y de muchos otros grupos. También produce sin parar álbumes de estrellas como Justin Bieber y Lady Gaga. El disco más importante del año pasado fue Back to Black de Amy Winehouse.

La ventaja competitiva de la empresa no hizo más que aumentar cuando en 2005 Pelc decidió comprar maquinaria nueva para poder hacer frente al aumento de la demanda de discos de vinilo. Cuando en 2012 y 2013 se disparó la demanda, la empresa estaba más preparada que sus competidores.

Las sucesivas ampliaciones de la fábrica son una constatación de este éxito. En el pasado fue una planta textil y tras la ocupación nazi durante la segunda guerra mundial pasó a fabricar algunos de los componentes de los misiles V1 y V2, las “armas infalibles” de Hitler, que causaron graves daños en el Reino Unido y otros países enemigos.

Mientras estuvo en manos del régimen comunista la fábrica contó con unos 500 trabajadores. Ahora la compañía, que también tiene una división de empaquetado, da trabajo a 2.000 personas. De estas, 400 trabajan en la producción de discos; un departamento que una década atrás solo daba trabajo a 50 personas.

Discos prohibidos durante el comunismo

GZ pasó de ser una empresa estatal a convertirse en una compañía que lidera el mercado mundial de discos de vinilo y que está valorada en unos 100 millones de dólares. La vida de Pelc ha sufrido una transformación parecida.

Tiene sobre el escritorio la funda del álbum Sticky Fingers, que los Rolling Stones sacaron en 1971. El disco se encuentra en un tocadiscos situado cerca de la mesa. Tanto la funda como el disco se producen en la empresa. Este disco simboliza un cambio; se trata de uno de los muchos discos de Occidente prohibidos por el régimen comunista y que en su día solo se encontraban en el mercado negro.

“Nunca me lo podría haber imaginado”, reconoce. “Nadie podía prever la caída del régimen. Ahora, muchas situaciones de la época nos provocan carcajadas”.

“La empresa podía tener unos beneficios de 7 millones de dólares pero se los tenías que dar al gobierno. Si necesitabas hacer alguna inversión, supongamos que de 300.000 dólares, tenías que suplicar para que te dieran ese dinero. Dirigía la empresa pero otras 37 personas cobraban más que yo. Todos los trabajadores que se ocupaban del mantenimiento ganaban más que yo. Si miro atrás, me parece una pesadilla”, indica.

Todos los trabajadores de la compañía comparten esta sensación de sorpresa y de vértigo causada por el auge de los discos de vinilo.

“Me ha sorprendido que el disco de vinilo vuelva a ser popular,” admite Michal Sterba, el director ejecutivo de GZ. Explica que cuando se incorporó a la empresa en 2002 apostó por diversificar y crear un servicio de empaquetado. “No soy un gran amante de la música pero ahora siento pasión por el disco de vinilo. Es un producto único y bello”.

Vojen Svoboda es un ingeniero de 69 años que graba los surcos del disco con una aguja con la punta de diamante. Trabaja en la compañía desde 1971 y llegó a pensar que él sería una de las últimas personas que produciría discos de vinilo.

“Viví el nacimiento de los casetes musicales y pensé que estaba presenciando la muerte de los discos de vinilo”, indica: “Hace unos 15 años detecté que despertaban un cierto interés pero la demanda actual es una auténtica locura. Es algo totalmente inesperado”.

Traducción de Emma Reverter

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