El hackeo más raro en la historia de la televisión cumple 30 años
Es prime time en el Canal 9. Son las 21:14 horas del domingo 22 de noviembre de 1987 y Dan Roan, el Manolo Lama de la época, narra el resumen del partido de fútbol americano que esa misma tarde han disputado los Chicago Bears y los Detroit Lions. La señal se emite desde la pequeña estación WGN-TV, al norte de Chicago, en una frecuencia de onda que también llega a la antena del edificio John Hancock, a unos 10 kilómetros de distancia. Gracias a esto, miles de estadounidenses pueden ver las noticias de las nueve cada día, el mismo espacio en el que Roan tiene su sección de deportes. De repente, la pantalla se vuelve negra. A los pocos segundos aparece un individuo con una máscara de Max Headroom (un popular personaje televisivo de la época) y gafas de sol moviendo la cabeza, en una imagen que se prolonga diez segundos. No habla, solo se escucha un molesto zumbido. Después, otra vez negro y finalmente, Roan de nuevo.
“Bueno, si se están preguntando qué ha pasado... yo también”, dice el presentador con cierto aire nervioso. Está en directo para miles de personas, así que tampoco puede teorizar mucho acerca de lo que acaba de ocurrir. El informativo continúa, pero alguien ha hackeado la señal de la WGN-TV y ha permanecido allí 28 segundos, el tiempo que los técnicos del canal han tardado en desviar la frecuencia de la estación a la del edificio John Hancock. Esto es lo que se conoce como el primer incidente Max Headroom.
¿Quién es Max Headroom?
Muchos estadounidenses ya habían visto antes esa cara. No en aquellas condiciones, sino en la serie de televisión que el canal ABC emitía desde marzo del 87 bajo el título Max Headroom. No duró ni un año: la ficción fue cancelada en 1988 tras la emisión de dos temporadas y 14 episodios. Por el camino quedan un anuncio de Coca-Cola frustrado (anunciaba la New Coke, un refresco de la marca que tuvo nula acogida) y un programa de entrevistas (The original Max talking Headroom show) con 29 episodios.
Pero Max Headroom no nació en EEUU, sino en Reino Unido. Fue en 1985, de la mano de un productor y varios guionistas y creativos. Hacía poco que el vídeo había matado a la estrella de la radio y la MTV, fundada cuatro años antes, ya dedicaba el grosso de su programación a emitir videoclips. Por eso, Max Headroom, antes de entrevistar a todo tipo de personas y de tener su propia serie, empezó presentando videoclips en el británico Canal 4. La idea era hacerle pasar por un personaje creado por ordenador y mantener bajo llave el secreto de su creación, algo que fue así hasta bien entrados los 90. En realidad, Max Headroom estaba encarnado por el actor Matt Frewer, con alguna que otra prótesis de por medio. Un Frewer al que más tarde veríamos en Watchmen o en Cariño, he encogido a los niños, entre otras películas.
La idea fue un éxito, así que el Canal 4 pidió una película del personaje: Max Headroom: 20 minutes into the future se estrenó en abril de 1985 y duraba 57 minutos. El resultado fue una película ciberpunk ambientada en un futuro distópico donde los conglomerados empresariales dominan el mundo. Entre todos ellos sobresale XXIII, una cadena de televisión que en su guerra por los ratings (audímetros) de audiencia, utiliza técnicas subliminales para tener a la población enganchada a sus programas. Un reportero de la cadena descubre el engaño y, en su huida de la corporación, tendrá un accidente en el que estará a punto de morir. Para salvarle, un ingeniero informático de la cadena le convierte en un ente mitad humano mitad máquina. Así nace Max Headroom.
Segundo incidente
Exactamente dos horas después de la primera intrusión en la señal de la WGN-TV, el hacker volvió a la carga. Eran las 23:15 horas y el Canal 11 emitía el primer capítulo de la temporada 15 de Doctor Who. La señal le llegaba a través de la WTWW, una estación de la televisión pública estadounidense. De repente, el personaje con las gafas de sol y la máscara de Max Headroom volvió a aparecer; esta vez con un mensaje aún más perturbador.
El individuo comienza gruñiendo y gritando para después meterse con Chuck Swirsky, un periodista deportivo de la WGN. Asegura que es mejor que él y le llama “friki liberal”. El personaje continúa parodiando el anuncio de New Coke, y mientras sostiene una lata dice “coge la ola” (el eslógan del refresco era catch the wave). Después la tira. Luego dice algunas frases sin sentido, tararea el tema final de una serie de dibujos de los años 60 (Clutch Cargo) y asegura haber hecho una “gran pieza maestra que saldrá publicada en los mejores periódicos de nerds del mundo”. La abreviatura de la estación de la primera incidencia, WGN, era World Greatest Newspaper (El mejor periódico del mundo), tomada del Chicago Tribune, el periódico al que pertenecía el canal de televisión.
El falso Headroom también grita “aún veo la X”, una referencia al último episodio de la serie Cargo. Después, el plano cambia y se puede apreciar cómo una mujer vestida de sirvienta le azota en el culo con un matamoscas. Mientras chilla, la señal de televisión se desvanece y Doctor Who vuelve.
“Todo lo que puedo decir es que ha sido un electroshock. Debe de haber muerto instantáneamente”, dice el personaje interpretado por Silvester McCoy nada más recuperar la emisión. El hackeo duró cerca de un minuto y medio.
Al día siguiente, numerosas cartas y llamadas inundaron la estación de televisión quejándose de la “desnudez” de Headroom. La FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) y el FBI iniciaron una investigación para intentar detener al autor, aunque sin éxito. El hacker consiguió superponer su señal a la de la estación de tal forma que su onda tuvo más potencia que la emitida por la WTWW. Hay quien dice que para hacer eso se necesita un equipo de más de 25.000 dólares y que el hacker tendría que haber emitido desde un edificio adyacente a la estación o a través de un gran transmisor. Pero son solo teorías.
30 años después el autor (o los autores) aún siguen siendo una incógnita para el mundo. Entonces, la ley en EEUU establecía multas cercanas a los 100.000 dólares por hackear la señal de televisión. Un año antes, el Capitán Medianoche había intentado algo similar al entrar en la frecuencia de HBO y mostrar un mensaje quejándose de la alta cuota mensual (12,95 dólares de la época). A diferencia de Max Headroom, las autoridades sí consiguieron dar con él, quien resultó ser un ingeniero de la cadena sobre el que recayó una multa de 5.000 dólares.