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REPORTAJE

Nelson empapa la España seca: los embalses de Castilla-La Mancha alcanzan sus niveles máximos en diez años

Pantano de Fresneda en la provincia de Ciudad Real

Alicia Avilés Pozo / Carmen Bachiller / Fidel Manjavacas

2 de abril de 2024 20:41 h

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La España seca ha recibido el mejor regalo de la naturaleza: mucha agua durante muchos días. La borrasca Nelson que ha atravesado casi la totalidad de la península ibérica durante la Semana Santa ha dejado buena parte de sus lluvias en el centro-sur del territorio, con precipitaciones durante varios días seguidos que han hecho que la mayoría de los embalses de Castilla-La Mancha hayan alcanzado sus niveles máximos en diez años. Lo dicen los datos. En este mapa puedes consultar la situación en toda España, embalse por embalse:


                             

La situación de la reserva, embalse por embalse

Cada cuadrado representa un embalse. Muestra el porcentaje de llenado de la reserva de agua en la semana actual. El tamaño de cuadrado indica la capacidad total del embalse

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Embalse
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El agua caída en Castilla-La Mancha ha sido de las más intensas del país. Durante toda la Semana Santa, desde el 25 de marzo, las lluvias han sido abundantes y persistentes en Castilla-La Mancha, según detalla Eroteida Sánchez García, delegada de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en esta comunidad autónoma. La localidad toledana de San Pablo de los Montes registró el dato acumulado más abultado, con 236 litros por metro cuadrado (l/m2). Después, destacan los 134 litros/m2 registrados en Puebla de Don Rodrigo o los 111 litros/m2 en Viso del Marqués, ambas en la provincia de Ciudad Real. 

“Hay muchos sitios donde se registraron más de 50 litros por metro cuadrado. Se trata sobre todo de un episodio de lluvias persistentes que ha sido significativo. La baja [sistema que provoca la circulación de nubes y con ellas tormentas] se formó en el centro y las lluvias barrieron toda la península ibérica, con frentes asociados que tardaron bastante en debilitarse”, apunta.

De esta forma, las intensas y progresivas lluvias se han dejado notar sobre todo en la provincia de Ciudad Real. Durante tres días, el Gobierno de Castilla-La Mancha activó la alerta por riesgo de inundaciones en esta provincia y varias carreteras comarcales fueron cortadas al tráfico por desbordamiento de arroyos de la cuenca del Guadiana. Por su parte, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha eliminado los avisos hidrológicos por superación de umbrales para los ríos Jándula y Ojailén, en el sur de Ciudad Real.

Mientras estas zonas, cuyo centro neurálgico ha sido la localidad de Fernán Caballero y el peligro de desbordamiento del río Bañuelo, vuelven a la normalidad, las lluvias caídas en la provincia de Ciudad Real ahora tienen su reflejo en los embalses. Acumulan un 60,23 por ciento de agua, el doble que hace un año y diez puntos más que la media de los últimos dos lustros.

Concretamente, en el embalse de Torre de Abraham el agua ha llegado al 66,12 por ciento de su capacidad. Es un volumen tres veces mayor que hace un año y el doble de la media desde 2013. Hacía muchos años también que no se veía el embalse de Gasset a tanta capacidad: 82 por ciento, el doble que hace un año.

La situación de estas dos presas, que forman parte de la cuenca del Guadiana, ha llevado a la Confederación Hidrográfica a notificar que ambos salen de la situación de emergencia y pasan a la de normalidad después de cinco años. Ahora, los dos disponen de más de 150 hectómetros cúbicos (hm3) en conjunto y de esta forma “se garantizarán las distintas demandas de agua de la zona”. Se espera además que las aportaciones de agua continúen en los próximos días como consecuencia de la escorrentía de ríos y arroyos. Por eso se mantendrá una “vigilancia constante” de la evolución de los niveles de embalses y cauces.

Pero el dato más sorprendente de la provincia se ha dado en el embalse de La Fresneda, en este caso en la cuenca del río Guadalquivir. Está al cien por cien de su capacidad, el doble que hace solo una semana y que en los últimos diez años por estas mismas fechas. Comenzó a desembalsar agua el pasado domingo, 31 de marzo.

“Turbidez y olor del agua del embalse”

En este caso ha provocado un deterioro en la calidad del agua. Tanto Aqualia, la empresa concesionaria del servicio de abastecimiento de agua, como el Ayuntamiento de Valdepeñas, han informado de un episodio de “turbidez” en el agua que puede prolongarse durante varios días.

“Estas lluvias han provocado fuertes arrastres que afectan directamente a la turbidez y color del agua del embalse”, han explicado en un comunicado dirigido a las poblaciones tanto de Valdepeñas como de Santa Cruz de Mudela y las pedanías de Viso del Marqués. La Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) se encuentra trabajando “correctamente a su máximo rendimiento”, aclaran, pero los valores de turbidez registrados en la entrada de la planta “superan los valores para los que fue diseñada”.

También pertenece la cuenca del Guadalquivir el embalse de Montoro, que casi ha triplicado su volumen de agua en la última semana, llegando hasta el 67,62 por ciento.

Es pronto para conocer el impacto en las Tablas de Daimiel

Con las lluvias caídas en la zona del Alto Guadiana es posible que las Tablas de Daimiel tengan alguna recompensa, pero todavía es pronto para saberlo.

El geógrafo, profesor de Geografía Física de la Universidad de Castilla-La Mancha Rafael Gosálvez y vocal en el Patronato de este humedal de Ciudad Real explica que todavía no ha podido evaluarlo. Entre otras cosas porque “las nubes de los últimos diez días han impedido comprobar su situación a través de los datos del satélite Sentinel II. No hemos podido ver nada, ni siquiera en la última pasada, el domingo 31 de marzo”. Forma parte del Programa Copérnico que permite observar la evolución del humedal.

Hace diez días “ni había agua en los Ojos del Guadiana ni tampoco el río Cigüela llevaba agua. Ahora sí, pero parece que no ha llegado a las puertas del parque nacional”, explica. En su opinión, “lo más importante es el agua que pueda entrar desde la zona de la Sierra de Villarrubia de los Ojos. Todos los arroyos y cañadas le pueden haber aportado una buena cantidad de agua”.

El último dato de la situación del estado del humedal lo facilitaba el pasado 22 de marzo el propio parque nacional a la agencia EFE. Entonces había 325 hectáreas encharcadas, un 18% de su superficie total y la mejora de su situación era debida a que estaba entrando agua desde los pozos de emergencia del parque.

Tras el 'paseo' de la borrasca Nelson sobre esta zona, el científico cree que pasará “al menos un mes o dos” hasta conocer su impacto real. “Hablamos de agua superficial pero lo importante son las conexiones con las aguas subterráneas. Hasta que impacte la lluvia ahí va a pasar un tiempo. Entonces veremos si suben o no sus niveles freáticos”.

Habrá que esperar un mes o dos para saber si suben o no los niveles freáticos de las Tablas de Daimiel

Rafael Gosálvez Profesor de Geografía Física de la UCLM y vocal del Patronato de las Tablas de Daimiel

En la provincia de Cuenca, más acostumbrada a la lluvia y a la nieve, las precipitaciones registradas durante los últimos días no se han traducido en afecciones relevantes, según apuntan fuentes de la Confederación Hidrográfica del Júcar. No obstante, la Policía local de Cuenca ha precintado los aledaños del río Júcar a su paso por la ciudad debido al incremento de caudal que se espera que aumente todavía más debido al desembalse de la presa de La Toba. Porque pese a que la situación hídrica en esta provincia es más favorable, llama especialmente la atención el volumen de este pequeño embalse: se encuentra al 90 por ciento de su capacidad, frente al 60 por ciento de hace un año.

La semana pasada, el Ayuntamiento de Cuenca ya tuvo que cortar los accesos al río Júcar a la altura del puente de San Antón, junto a la iglesia Virgen de la Luz, por la crecida, y ahora ya se han generalizado.

Pese a la falta de impactos graves, la cuenca del río Júcar es la zona en la que mayores precipitaciones se han acumulado durante el paso de la borrasca Nelson. De hecho, es en esta zona donde ha habido más lluvias acumuladas desde que comenzara el año hidrológico, tal y como indican los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), según han explicado fuentes de la confederación hidrográfica a elDiarioclm.es

Y en esta misma provincia, un dato también llamativo es el que ha registrado la presa de Alarcón, también de la cuenca del Júcar y uno de los más grandes de la región. Ha incrementado su volumen de agua embalsada hasta el 64,13 por ciento, diez puntos por encima de la media de los últimos diez años.

Toledo: avería en el Torcón II

La provincia de Toledo ha visto también caer grandes cantidades de agua. Al punto álgido de San Pablo de los Montes apuntado por la AEMET se suman otras zonas como el Parque Nacional de Cabañeros o la Reserva de la Biosfera de Villafranca de los Caballeros, regados de grandes extensiones de agua como hace mucho que no veían sus vecinos y vecinas.

Pero en esta provincia tampoco han faltado las incidencias. Debido a la borrasca, el embalse del Torcón II ha llegado al máximo de su capacidad provocando que el pasado 28 de marzo el arroyo del mismo nombre se desbordara e inundara la sala de tratamiento de la mancomunidad de municipios que se abastece de la infraestructura. Esta asociación ha informado de que la avería es “importante” y “llevará tiempo arreglarla”.

La presidenta de la Mancomunidad de Aguas del Torcón II y alcaldesa del municipio toledano de Cuerva, Montserrat Rojas, detalla que esta avería no ha afectado al abastecimiento de los pueblos aunque se ha hecho un llamamiento al consumo moderado porque “si las cosas van a mayores, tener que cortar el suministro”.

Durante toda la Semana Santa, la empresa Aqualia encargada de su gestión trabajó “día y noche” para intentar solventarlo, aunque en un determinado momento, comenta la alcaldesa, se tuvo que parar de bombear. Pese a todo ello, “los depósitos estaban llenos” y no impidió el abastecimiento. La situación regresa poco a poco a la normalidad.

La cabecera del Tajo, en niveles de 2012

La cabecera del río Tajo, en la provincia de Guadalajara, tampoco ha quedado al margen del agua que ha dejado Nelson. La zona donde arranca el trasvase Tajo-Segura ha alcanzado en su totalidad más de 1.000 hm3 de agua embalsada, una situación que no tenía desde el año 2012. Concretamente, el embalse de Entrepeñas se encuentra al 60,27 por ciento de su capacidad, con 490 hm3, casi el doble que hace una semana. El de Buendía no ha subido tanto, está al 33,31 por ciento, pero suma mayor volumen de agua, hasta los 568 hm3.

El hecho de que ambas presas ya superen los 1.000 hm3 de agua embalsada ha llevado a la Asociación de Municipios Ribereños del área a alertar de que, ante la posibilidad de que el próximo verano haya una “lámina decente” de agua, “no conviene dilapidar el agua ante la avaricia de la agroindustria levantina”.

“Conviene mantener los pies en el suelo y ponderar que el vaso sigue medio vacío. Una lámina de alrededor de 1.000 hm3 debería ser el semáforo en rojo, no un ámbar o un verde como pregonan desde levante, donde ya dan por suya el agua de la cabecera del Tajo”, señala Borja Castro, presidente de la asociación.

Los pueblos ribereños quieren que este sea “un punto de inflexión para que los embalses puedan cumplir su función de abastecimiento humano y garante de la salud del río cuando se atraviesen periodos de sequía”. “Los embalses son cajas de ahorro para los momentos complicados, no pagas extra a dilapidar como si no hubiera un mañana”, señalan.

Por otra parte, en Guadalajara capital, la Policía Local ha precintado las zonas peatonales próximas al río Henares a su paso por la ciudad ante la crecida del caudal “con el fin de prevenir riesgos”, según ha anunciado a través de las redes sociales. Días atrás el río ya se veía desbordado en algunas zonas de su cauce al norte de la provincia, sin mayores problemas.

Finalmente, la paradoja se encuentra en la provincia de Albacete. La borrasca no solo no se ha hecho notar en los embalses o lo ha hecho sin apenas incidencia. La mayor presa albaceteña, El Cenajo, tiene tan solo el 16,25 por ciento de agua embalsada, casi tres veces menos que el año pasado por estas mismas fechas. Algo mejor es la situación en el embalse de Fuensanta, con el el 24,25% de volumen de agua, aunque también sigue siendo inferior a la del año pasado y está casi 15 puntos por debajo que la media de los últimos diez años.

Pese a que el aumento de las reservas de los embalses supone un episodio positivo en una región donde la cuestión del agua está a la orden del día en la actualidad política, ningún miembro del Gobierno de Emiliano García-Page ha hecho mención a esta circunstancia ni ha realizado balance de la situación. Tan solo el secretario de Organización del PSOE regional, Sergio Gutiérrez, ha hecho declaraciones públicas para pedir al PP castellanomanchego que exija a su formación en Andalucía, Murcia y Valencia que dejen de ser “adictos al agua ajena”, en referencia a la cabecera del Tajo.

Y, curiosamente, un concejal toledano ha estado más o menos de acuerdo con el dirigente socialista. “No podemos permitir ahora que se derive una cantidad muy grande, porque nuestros pantanos estaban muy vacíos”. Lo ha dicho Rubén Lozano, el edil del PP encargado de las carteras Río Tajo, Medio Ambiente y Deporte de Toledo, cuando desde su partido en Andalucía, Murcia o Alicante están pidiendo ya más agua (y más trasvases) tras las lluvias de la Semana Santa.

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