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Consultas cerradas, pasillos llenos: el Gobierno andaluz encaja su primera huelga sanitaria y minimiza las protestas

Sanitarios y personal de administración se sumaron a la huelga parcial

Álvaro López

Granada —

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En el centro de salud de Ogíjares, un municipio de 14.000 habitantes de Granada, hay carteles que hablan por sí mismos: “Estoy en huelga por el bien de todos”. Ese es el mensaje que se repite en muchas de las consultas de los ambulatorios de Andalucía que este miércoles han protagonizado la primera huelga sanitaria contra el Gobierno de Juan Manuel Moreno.

Pacientes preguntando si tendrían cita con su médico y administrativos respondiendo que sólo si ya la tenían el día anterior. Así se dibujaba el panorama de un día que ya ha servido para establecer la distancia que hay entre la Junta de Andalucía y los trabajadores del Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Tras meses de protestas y movilizaciones, los sanitarios andaluces han parado por primera vez en este mandato contra la política de salud pública que está llevando a cabo el Gobierno de Moreno (entre enero y abril de 2023 hubo varios conatos de huelgas médicas que no llegaron a nada). La huelga de este miércoles, que duró tres horas, tuvo un seguimiento del 75% según los sindicatos y de un 4,56% de los más de 60.000 trabajadores llamados a secundarlo, según la Consejería de Salud.

La discrepancia insalvable de las cifras que ofrecen unos y otros es un ejemplo del diálogo roto entre el personal del Servicio Andaluz de Salud (SAS), que denuncia el “colapso” asistencial, y la consejera de Salud, Catalina García, que ha respondido a la huelga minimizando el impacto de las protestas sindicales e invitándoles a volver a la negociación en la mesa sectorial.

Con el diálogo entre las partes enquistado, los testimonios de los profesionales cobran especial importancia. “En nuestro centro de salud el día 1 de julio empieza una enfermera que viene de un centro de salud al que se va otra de nuestras enfermeras. Es absurdo”. La que habla es Nieves Lafuente, hasta el año pasado la directora de Estrategia de Cuidados y Plan de Cronicidad de Andalucía del SAS. Dimitió del cargo por no estar de acuerdo con la política sanitaria impulsada por este gobierno, por lo que ha decidido emprender su lucha junto con sus compañeros.

Actualmente trabaja como enfermera de familia en el centro de salud de Ogíjares, en el área metropolitana de Granada. Este ambulatorio acaba de perder a una enfermera de pediatría, lo que sirve como ejemplo de la merma de servicios que se está viviendo en todo el sistema público andaluz. “La Junta nos dice que se ha contratado este verano a 1.500 profesionales de refuerzo -antiguos Covid-, pero lo que no dice es que hemos perdido a casi 20.000 por el camino”, lamenta Lafuente.

Como otros compañeros de su ambulatorio, Nieves considera que hay que apostar por “mantener a la plantilla”. Cita un estudio que indica que si un centro de salud mantiene a su personal durante 15 años, la mortalidad desciende un 30%. “Pero tenemos a la Consejería haciendo contratos de un mes y así es imposible que nadie quiera quedarse. No es tanto la diferencia de 500 euros más o menos porque si al final vives fuera de casa te lo vas a gastar igual, sino que se trata de una cuestión de conciliación”.

Volver “a la senda del diálogo”

Así, Andalucía sigue en la tesitura de atraer a más personal, pero no acaba de conseguirlo. De hecho, 24 horas antes del paro, la consejera había anunciado el plan de verano para la cobertura de bajas por descanso del personal sanitario, algo que los sindicatos llevaban semanas reclamándole. Un plan que otros años se ha conocido semanas antes de que comenzara el periodo estival, pero que en esta ocasión Salud lo ha demorado por su particular guerra con el Ministerio de Sanidad para reclamar que los médicos sin MIR puedan trabajar para paliar las bajas veraniegas.

Sin haberlo logrado, la consejera García se ha afanado en dejar claro que hay más personal y más inversión económica que nunca (un 3,15% más de plantilla y un 6,6% más de presupuesto que el año pasado), aunque sin lograr rebajar el descontento de sindicatos y profesionales. Salud dice tener “respeto” por las movilizaciones de los sindicatos y trabajadores, pero les pide volver “a la senda del diálogo”.

La visión sectorial es diametralmente distinta. “Entendemos que el Gobierno de Moreno quiere aplicar la táctica de Ayuso, aunque sin utilizar su lenguaje, de hacer como que no pasa nada y seguir adelante con los recortes”, lamenta Antonio Macías, portavoz de UGT, uno de los sindicatos convocantes del paro. UGT, CCOO, CSIF y Satse han sido los que han alentado una huelga parcial de la que se cayó el Sindicato Médico por no estar de acuerdo con algunas de las reclamaciones.

Este sindicato entiende que Salud sí está cumpliendo lo prometido con los médicos y recuerda que ellos no firmaron el pacto para la mejora de la atención primaria que ahora insisten el resto de miembros de la mesa sectorial para que se cumpla.

Manuel Gómez, que trabaja como médico en el citado ambulatorio de Ogíjares, también cree que “se está maltratando al personal”. Particularmente, como otros muchos compañeros, cree que es un error que el paro parcial se haya hecho de 8 a 11 de la mañana, porque “al final la gente sabe que si va más tarde le podrán atender”. Apuesta por un paro total o por uno de 11 de la mañana a 3 de la tarde, “para que se perciba de verdad”. Al tiempo que insiste en que los médicos “sí están a favor de hacer huelga”, independientemente de lo que diga el Sindicato Médico. “Porque no hay relevo generacional”, afirma sobre el futuro de los médicos de familia en la atención primaria.

Todo ello mientras algunos pacientes llegaban a consulta y se encontraban con carteles como “consulta fuera de servicio” o enfermeros pidiendo a los ciudadanos que se uniesen a sus protestas “para luchar por unas mejores condiciones laborales”; “mi lucha es tu salud”. Y en la fachada del edificio una pancarta con varias reivindicaciones y una petición a los vecinos: “¡Únete a nosotros. Defiende tu sanidad!”.

“La respuesta de los trabajadores ha sido masiva saliendo a las puertas de sus centros de trabajo”, según José-Pelayo Galindo, portavoz de CCOO ante lo que para los sindicatos convocantes es ya un éxito. Pero desde Salud lo minimizan alegando que los datos que reducen del 75% de seguimiento a menos del 5% son los les han trasladado los propios centros.

“Bueno, hijo, qué vamos a hacerle. Nosotros somos mayores ya y si nos quejamos es por los que venís después”, decía Puri, una vecina de La Zubia que, junto a su marido, se acercó al centro de salud de este municipio del área metropolitana de Granada, justo cuando algunos de los sanitarios y personal administrativo decidieron sumarse a la huelga parcial convocada por UGT, CSIF, CCOO y Satse. “Creo que está muy bien que protesten y es lo que tienen que hacer”.

En este centro de salud, aunque la huelga parcial ha sido menos visible que en el de Ogíjares, también se ha visto a pacientes sorprendidos al ver que su médico no iba a acudir a la cita hasta las 11 de la mañana. “Si no paramos ahora masivamente, habrá que parar más tarde”, afirmaba María Ángeles, una auxiliar de enfermería que sí decidió acudir a su puesto, pero entendiendo que el sistema está “mal”. “Queremos que la gente sepa que si paramos es por ellos y no para perjudicarles porque esto nos afecta a todos”.

La estampa se ha repetido por toda Andalucía. Hospitales y centros de salud de toda la comunidad han secundado el paro con mayor o menor éxito, saliendo a leer sus respectivos manifiestos a las 10 y media de la mañana. En algunos ambulatorios se le ha prohibido al personal poder participar del acto simbólico con la excusa de tener que cumplir con los servicios mínimos y los sindicatos no descartan acciones legales por impedir el derecho a la huelga de la plantilla.

Los trabajadores que se movilizaron lo hicieron convencidos de que la Consejería de Salud ha de cumplir con los compromisos adquiridos con la mesa sectorial y con los propios profesionales. Compromisos que, según la directora general de Personal del SAS, Carmen Bustamante, han sido la consecuencia de “años fructíferos” que “benefician” a la ciudadanía.

Compromisos sin cumplir

Los sindicatos no comparten ese optimismo y los trabajadores tampoco. La consejera García asumió el deber de reducir cupos en los centros de salud y mejorar la atención de los usuarios, pero la falta de personal y la incapacidad del SAS para atraer plantilla no están logrando revertir esa situación. Tampoco se está actualizando la bolsa de empleo, que permiten a los trabajadores optar por otros puestos dentro del sistema, porque lleva desactualizada desde 2021.

El desarrollo de la carrera profesional, que permite mejorar las retribuciones del personal del SAS, y el complemento por rendimiento (CRP) siguen estancados. Este último, como cada año, es objeto de polémica porque los sindicatos afirman que la Consejería de Salud establece criterios “inalcanzables” para que los trabajadores no los logren y así se les pague menos por su desempeño profesional.

Además, los sindicatos acusan a la responsable sanitaria de hacer “trilerismo” político al insistir en el aumento de las plazas MIR o de que se puedan contratar a médicos que no han hecho la especialidad como solución a la falta de plantilla. “Ese no es el objetivo que se debe perseguir porque este año ni siquiera se han cubierto todos los puestos MIR que había en Andalucía”, recuerdan desde la mesa sectorial. Para los sindicatos, Salud busca confrontar con el Ministerio de Sanidad y el Ejecutivo de Pedro Sánchez para “escurrir el bulto” de su gestión.

De hecho, hace tan sólo una semana se les presentó un documento ya escrito para que firmasen en favor de una financiación autonómica “justa” para Andalucía, en pleno debate por la financiación “singular” que el PSOE negocia con ERC en Catalunya para hacer president a Salvador Illa. Un documento que sorprendió a los sindicatos, que decidieron no firmarlo, porque se les presentó en una reunión a la que habían acudido precisamente para tratar estas reclamaciones y acercar posturas que quizá hubiesen desactivado la huelga parcial.

Sin puntos de acuerdo y con las posturas cada vez más alejadas entre los profesionales, sus representantes sindicales y la Junta de Andalucía, el panorama no parece demasiado propicio para la consejera de Salud, Catalina García. Fuentes de la mesa sectorial aseguran que hay malestar en la propia Consejería y que no sería extraño que García acabase saliendo del cargo. Lo que es seguro es que van a seguir presionando no tanto por su renuncia, sino para que sus compromisos se cumplan. “Si nada cambia, nos planteamos una huelga general a partir de septiembre”, dicen desde los sindicatos.

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