“Juana ha hecho lo que cualquier madre habría hecho”
A simple vista Maracena, uno de los pueblos más grandes del cinturón metropolitano de Granada, parece vivir un día más. Pero lo cierto es que entre sus 22.000 habitantes no está Juana Rivas, la mujer que decidió huir con sus hijos este pasado 26 de julio para evitar tener que entregarlos al padre de estos, condenado por maltrato contra ella en 2009 y con otra denuncia por lo mismo en 2016.
En medio de la tensa calma que se percibe en esta localidad de la Vega, algunos vecinos y vecinas han decidido este jueves constituir una asamblea ciudadana que apoyará a Juana Rivas y que cuenta con el respaldo de la 'Plataforma 25 de noviembre' de Granada contra la violencia de género y el constante respaldo municipal a la protagonista del caso.
No es el único acto de apoyo que se llevará a cabo en los próximos días pues desde este mismo jueves se han comenzado a colgar carteles con el lema “Juana está en mi casa” en diferentes establecimientos de la localidad. Un lema que también se está usando en internet como hashtag.
El caso de Juana Rivas está ahí y genera controversia en la localidad. Es frecuente escuchar en terrazas y plazas a varias personas aludiendo y discutiendo sobre el tema. Caminando por el municipio, las opiniones sobre el caso de Rivas se cuentan por decenas. La mayoría se muestra favorable a la decisión que ha tomado Juana de marcharse con sus hijos sin informar de su destino aunque no son pocos los que prefieren mostrarse cautelosos ante las consecuencias que esa decisión le puede acarrear.
“Tenemos miedo de que ahora la situación se le vuelva en contra”, comenta una de las vecinas. Ella no es la única que se muestra expectante ante lo que sucederá. Otros señalan que Juana quizá debería haber entregado a sus hijos. Asumen que “si la Justicia ha dicho que los tiene que devolver es que tiene que hacerlo”.
“Cualquier madre hubiera hecho lo mismo”
Su entorno más cercano cierra filas en torno a Juana. Mari Carmen se describe como una de sus amigas. Asegura que ha vivido de cerca el calvario que padece esta granadina desde hace un año, según sus propias palabras. “¿Le damos a un padre maltratador a dos hijos para que se conviertan en otros maltratadores?”, se pregunta. Para ella no hay duda de que “cualquier madre hubiera hecho lo mismo” si le hubiesen obligado a tener que entregar a sus hijos a un hombre condenado por maltrato.
“Sus hijos no quieren irse, lo manifiestan”, aclara Mari Carmen. A su vez explica lo que Juana ha vivido: “Confió en él, tuvo su relación, tuvo su primer hijo y por lo que les pasa a muchas mujeres, le creyó cuando él le decía que iba a cambiar y le dio otra oportunidad que tuvo sus consecuencias”. Además, añade que no quepa duda de que “todo el entorno está con ella”.
El Centro de la Mujer de Maracena, con Juana
Desde que Rivas volvió a España a mediados del año pasado, encontró apoyo en el Centro de la Mujer de Maracena que coordina Francisca Granados. En esta institución ha encontrado un respaldo básico para poder tratar de evitar que sus hijos tengan que acabar yéndose con su padre. Un lugar que en los últimos días se ha convertido en una zona de peregrinación de los distintos medios de comunicación y en cuyas instalaciones los teléfonos no dejan de sonar. Desde él recuerdan que existe una denuncia “guardada en un cajón” del año 2016 y que la jueza aún no ha visto porque los 27 folios de los que consta aún no han sido traducidos del italiano original.
María Eugenia Fernández es técnica de este centro. Quiere dar voz a la parte más social de su trabajo. Aclara que es un esfuerzo conjunto pues “las asociaciones de mujeres llevan mucho tiempo volcadas en las necesidades de Juana”. Así mismo confiesa que el caso está siendo más complejo porque “la parte jurídica ha estado más desbordada. Es un tema que toca asuntos internacionales que conciernen a una serie de tratados y leyes que van más allá de nuestras competencias”.
Fernández responde a quienes creen que Juana debía haber devuelto este miércoles a sus hijos y no huir con ellos. Entiende que “son personas que no pueden entender ni tienen interiorizado lo que son los malos tratos”.
Para esta técnica del centro, “quienes insisten en que es un secuestro ¿qué harían si se encuentran solos en una isla italiana en la que aumentan los malos tratos y sus hijos están sufriendo?”. “Ella no sale huyendo del país, ella viene de vacaciones a España con el consentimiento de su pareja y es aquí cuando, hablando de su situación, entiende que debe utilizar los resortes de la justicia española para dejar de ser una víctima”, aclara con gesto serio María Eugenia Fernández. Por eso, concluye que desde esta institución que lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, “confiamos en que haya cordura en el Supremo y paralice que hasta que no haya una sentencia firme no se haga nada”.
La historia de Juana Rivas y sus hijos no ha terminado ni mucho menos. Y mientras el centro del municipio se ha convertido en vértice de una incipiente movilización de apoyo, la periferia de Maracena permanece cuasi ajena a, si quiera, quién es esta madre granadina: “Algo he oído por la televisión”.