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De las aulas a la alfombra roja con Juliette Binoche: cómo un festival de cine puso Málaga en el mapa de Francia

Sala del Cine Albéniz, durante una proyección del Festival | Festival de Cine Francés de Málaga

Néstor Cenizo

Málaga —

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Hace 30 años, los responsables de la Alianza Francesa en Málaga tuvieron una idea. Consistía en proyectar un puñado de películas en francés para que profesores y alumnos se reunieran alrededor de una pantalla (por entonces pequeña) en la modesta sede de la calle San Agustín. Lo llamaron “Festival de Cine Francés”, casi como una declaración de intenciones, pero tres décadas después aquella idea se ha convertido en una realidad consolidada en el denso mundo de los festivales de cine. Cada año, reúne en torno a una pantalla (ya grande) a 15.000 espectadores y 10.000 escolares, estrena una decena de largometrajes, programa conciertos y actividades paralelas, organiza gala de apertura y clausura, y trae invitados de relumbrón. En esta edición, Juliette Binoche, a la que también se dedica una retrospectiva.

La intérprete francesa, única con un Oscar, un César, un Bafta y los premios de interpretación de los tres grandes festivales de cine europeos (Cannes, Venecia y Berlín), fue la primera en recoger, de manos de Ángela Molina, el Premio Honorífico del Festival de Cine Francés de Málaga, cuyos responsables tienen la sensación de estar ante un punto de inflexión. El evento es ya uno de los grandes festivales de cine francés del mundo, junto con el de Hong Kong y el de Australia.

“Un festival de este tamaño organizado por una Alianza Francesa no existe”, comenta Sullivan Benetier, su director, quien se ve ahora ante la dificultad de gestionar un evento que, sin estar profesionalizado, se ha hecho un hueco en el circuito español de festivales. “En esta edición nos pusimos la máxima presión por ser el 30º aniversario, y esto ha generado una expectativa. Hemos llegado al máximo con la capacidad humana y financiera que tenemos. Si queremos seguir creciendo, necesitaremos más apoyo”.

La presencia de Binoche es uno de los grandes hitos del festival, que no empezó a usar las salas del cine Albéniz hasta 2004 y experimentó una transformación en 2011, con la creación del Premio del Público. También desde aquel año cuenta con el patrocinio principal del Ayuntamiento de Málaga, cuyo alcalde Francisco de la Torre fue distinguido, en 2017, con la Legión de Honor por su papel como colaborador excepcional con Francia en materia cultural.

Ahora el objetivo es servirse del trampolín de este año para internacionalizar el festival.

“Todo empieza en Cannes”

Benetier no revela lo que cuesta montar el evento, pero sí subraya que el coste es bajísimo. “El director del Festival de Angulema [con el que está hermanado el de Málaga] me dijo que no se lo creía: es lo que a ellos les cuesta un día”, revela, satisfecho con el resultado pero algo “frustrado” porque entrevé sus propios límites. Por ahora, la falta de presupuesto se suple con horas: apenas tres personas componen el equipo: él es el director y, a la vez, dirige la Alianza Francesa en Málaga. Julia Branché es la directora artística del festival y Antonio Rodríguez, el coordinador y responsable comunicación Alianza.

No hay más. Entre los tres, con la ayuda de dos becarios y 17 voluntarios (franceses o antiguos alumnos “francófilos”) levantan a pulso un evento de una semana, con 50 proyecciones (entre cortometrajes, documentales y largos) en diversos puntos de la ciudad (Centro Pompidou, Cine Albéniz, La Térmica, Ateneo), alfombra roja, galas y actividades paralelas. Este año han incorporado una sección documental, dedicada a las luchas feministas, y otra de “Experiencias Virtuales”, en colaboración con el Polo de Contenidos Digitales, donde pueden verse obras inmersivas en 360º.

La preparación dura meses, en los que ven cerca de 250 películas, las seleccionan y persiguen a las productoras para lograr un pase. Además, durante el año organizan una jornada de cine alternativo con la Escuela Superior de Arte y Diseño de San Telmo y  Cine Mômes, un festival de cine francés para escolares al que acuden unos 10.000 niños.

“Todo empieza en Cannes, pero siempre estamos pendientes de todo el cine en francés”, apunta Branché.

Un biopic de Maria Schneider y la última de François Ozon

En tres décadas han logrado proyectar por primera vez en España cintas de éxito, como el taquillazo internacional Intocable o Los Miserables, nominada al Oscar a Mejor Película Internacional en 2019. El año pasado se hicieron con Anatomía de una caída, ganadora de una ristra de premios que incluye la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a mejor guion original. Y en esta edición, preestrenan la nueva cinta de François Ozon, Quand vient l’automne o Maria, sobre la devastadora experiencia de Maria Schneider durante el rodaje de El último tango en París.

El festival no se limita al cine francés (hay película belga -Les tortues- y otra quebequesa -Ru- en esta edición); ni siquiera, al cine exclusivamente en francés: en Everybody loves Touda, candidata de Marruecos a los Oscar, se escucha casi siempre el árabe. De ahí, que valoren cambiar el nombre del festival (Festival de Cine en Francés), como ya hizo en el pasado el Festival de Cine en Español de Málaga.

Por aquí han pasado también personalidades del mundo del cine, como los intérpretes Yvan Attal, Paul Kircher o Julie Gayet o el creador del Festival de Angulema Dominque Besnehard. También, personajes que han contribuido a la conexión hispano-francesa en el mundo del cine, y que han amadrinado el festival, como Rossy de Palma, Victoria Abril, Ángela Molina, Isabel Coixet, Lola Dueñas, Candela Peña o Carmen Maura.

“Olvídate de los subtítulos. Aprende francés”

Pero si algo ha distinguido su recién estrenada alfombra roja es la reivindicación del talento local. Por allí han desfilado en esta edición el polifacético artista La Dani (Te estoy amando locamente), la dramaturga Alessandra García (ganadora del Premio Max por Mujer en cinta de correr sobre fondo negro) o el cineasta Rakesh Narwani (El bazar de mis padres). “No tenemos dinero para invitar a grandes estrellas y, además, preferimos personas que han apoyado al festival desde siempre, gente vinculada a Málaga que iba todos los jueves a la Cinemateca del Albéniz”, cuenta con orgullo Antonio Rodríguez. “Tenemos muy claro nuestro anclaje a la ciudad”, completa Benetier.

El objetivo es que el festival sirva también para atraer alumnos a la Alianza Francesa, una entidad que no depende del Estado francés, sino que funciona a través de una asociación local diferente en cada ciudad. Cada año, la Alianza Francesa de Málaga, que cubre gran parte del territorio andaluz, presenta unos 4.500 candidatos a los exámenes del DALF. Es la segunda con más candidaturas en todo el mundo.

No ha sido un hándicap para el festival la inveterada costumbre española de consumir material audiovisual en versiones dobladas. Al contrario, el festival y la Alianza pretenden convertirla en una baza tirando de ironía. De ahí, su lema para esta edición: “Olvídate de los subtítulos. Aprende francés”.

“Tenemos un papel de educar”, dice el director del festival, reivindicando a la vez el rol que aún pueden jugar las salas frente a la dinámica de desconexiones en las relaciones humanas cotidianas, desde la caja del supermercado al streaming: “Ir al cine es una experiencia compartida de manera colectiva, y nosotros tratamos de que la gente nos vea como un lugar de encuentro”.  

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