Un estudio detecta falta de formación entre los profesionales que asisten a mujeres inmigrantes víctimas de violencias machistas
Una necesidad “muy fuerte” de formación entre los profesionales que asisten a mujeres inmigrantes y refugiadas que han sido víctimas de violencias machistas. Es la principal conclusión a la que ha llegado por el momento el equipo de la Universidad de Sevilla que forma parte del proyecto europeo 'Captive', que trabaja en la prevención, identificación, formación e intervención en relación con la violencia de género.
La tasa de violencia de género en mujeres inmigrantes residentes en Europa es aproximadamente el doble de las mujeres nacidas en Europa. Es por eso que este equipo de la Facultad de Psicología, coordinado por el profesor de la Facultad de Educación José González-Monteagudo, trabaja ya en la elaboración de un curso para formación online dirigido a profesionales y voluntarios que traten con estas mujeres. Junto a la Hispalense, en este proyecto participan universidades y asociaciones de Italia, Francia, Reino Unido, Alemania y Malta.
Según María Jesús Cala, “la violencia de género es la máxima expresión de desigualdad y, dada la situación de vulnerabilidad de las mujeres inmigrantes, toda esa situación se agrava. Todas las violencias machistas que puedne sufrir -matrimonio forzado, mutilación genital, etc.- están basadas en el género”. El proyecto, según incide, amplía el concepto de violencia de género enlazando con el compromiso europeo de incluir ese otro tipo de violencias.
Las investigadoras coinciden en que los servicios sociales, policiales, psicológicos, etc. que asisten a estas mujeres “no están especializados en la interculturalidad”, “no tienen la percepción amplia del concepto de violencia de género”. “Los recursos están bien, pero son insuficientes y no están totalmente adaptados”, según han detectado. Para González-Monteagudo, ese “enfoque universalista o europeísta no es justo con las mujeres inmigrantes porque provoca desigualdad” y “no puede atenderlas en su singularidad”, apunta Cala.
“No sólo es cuestión de ofrecerle un traductor sino de establecer mayor empatía”. indica al respecto Eva Trigo, que aboga por “la formación en interculturalidad y en otras formas de violencia” para mejorar su atención y “que se les ofrezca su propio servicio”. “Se trata de ejecutar acciones más coordinadas entre todos los actores y promover redes de trabajo”, añade González-Monteagudo.
Diversidad dentro de la diversidad
En la primera fase del proyecto, desarrollada a lo largo de la primera mitad de 2017, se ha realizado un informe nacional sobre el estado de esta atención a las mujeres inmigrantes y refugiadas víctimas de violencia de género, con quienes se mantuvo entrevistas abiertas.
También se contó con las experiencias y opiniones de profesionales que trabajan en contacto directo con ellas como policías, abogadas, psicólogas y mediadoras interculturales, así como un mapeo de los recursos existentes en este ámbito. Los resultados de esta fase pretenden mejorar los recursos existentes, la formación de profesionales y las políticas existentes, para reducir la violencia de género entre las comunidades inmigrantes. A juicio de María García, los profesionales advertían las características distintas de las mujeres a las que atendían “pero se les daba el mismo trato”. “Es que también hay diversidad dentro de las mujeres inmigrantes”, añade al respecto María Jesús Cala.
La segunda fase del proyecto se llevó a cabo en noviembre y diciembre de 2017 y consistió en dos jornadas de formación y de debate para profesionales de diferentes
entidades y distintas disciplinas, incluyendo agentes de la policía, trabajadoras sociales, técnicas de igualdad, asesoras jurídicas, psicólogas y mediadoras. El formato de ambas jornadas, celebradas en la Facultad de Psicología de la Hispalense, combinaba las ponencias de expertas en mujeres migrantes y violencia de género con el debate e intervención de las personas asistentes, convirtiéndose en un espacio de encuentro y debate dirigido a mejorar la práctica profesional y abordar desde un punto de vista crítico las medidas institucionales, según explica el equipo de profesoras a eldiario.es Andalucía.
Para Cala, se trata de hacer “de puente” entre las personas que trabajan con mujeres inmigrantes “para promover el cambio en su comunidad y que se pase de una mujer pasiva a tener un rol activo”. Según coinciden las profesoras, la mejor formación parte a veces de la iniciativa propia entre los colectivos del llamado tercer sector pero está algo más anclada entre las instituciones que también trabajan con estas mujeres. “Muchas veces se trata de hacer un trabajo psicológico más que un simple acompañamiento”, apunta García, apostando por “hacer comprender a los profesionales cómo se sienten las mujeres y la complejidad real de su situación de inmigrante o refugiada”.
“Huir del estereotipo”
El proyecto, que cuenta entre sus 'partners' con entidades, instituciones públicas y ONGD como CEAR, IAM, Sevilla Acoge, Ayuntamiento de Sevilla o Educaciongd, ya está generando informes de investigación y de buenas prácticas, formando a profesionales, favoreciendo la relación entre profesionales, sensibilizando a las comunidades inmigrantes y a la sociedad en general para adquirir “competencias interculturales” y “huir del estereotipo”.
La primera jornada de formación se desarrolló el pasado 29 de noviembre de 2017 e incluyó dos ponencias. La primera de ellas corrió a cargo de Mercedes Alconada, asesora jurídica del Centro Español de Ayuda al Refugiado (CEAR), que expuso aspectos legales básicos que deben ser conocidos por todas las personas que atienden a las mujeres migrantes que han sufrido violencia de género. Especialmente destacó los obstáculos y dificultades para proteger y atender a las mujeres que son víctimas de trata. La segunda ponencia estuvo a cargo de Asmaa Hallaga, mediadora intercultural en Sevilla Acoge, que realizó una presentación sobre la necesidad de una mayor sensibilidad intercultural en el trabajo con mujeres migrantes, con especial referencia a las mujeres de origen marroquí.
La segunda jornada se realizó el 14 de diciembre. La primera intervención fue realizada por Salud Godoy, psicoterapeuta grupal del Colegio de Psicología. En su ponencia habló sobre promoción de la igualdad, la des-victimización y la recuperación de mujeres que han sufrido o sufren violencia de género, enfatizando la importancia de la educación con perspectiva de género y la reflexión sobre las conductas machistas entre profesionales de los servicios. La segunda ponencia fue presentada por Ana Núñez, psicóloga de intervención con mujeres migrantes, que se dirigió a aspectos concretos de la intervención psicológica con mujeres migrantes, centrándose en las secuelas y el trabajo terapéutico con mujeres víctimas de trata.
'Captive' continúa activo este año 2018. Las siguientes acciones tendrán como objetivo continuar el trabajo ya iniciado con profesionales y personal técnico, pero también se trabajará con asociaciones, voluntarios, comunidad universitaria y miembros de comunidades migrantes en Sevilla, tanto mujeres como hombres. Se espera que estas actividades tengan un efecto a medio y largo plazo en la mejora de la situación general de las mujeres migrantes en España, especialmente de aquéllas mujeres que sufren cualquiera de las múltiples manifestaciones de violencia de género.