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La campaña de las 'dos Teresas' para desmontar “el susanismo de muñecas rusas que se perpetúa en el poder”

Teresa Rodríguez, durante un mitin en Almería.

Daniel Cela

Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo, el tándem electoral de Adelante Andalucía, viajan juntos en la misma caravana, pero cada uno tiene un recuerdo distinto de las últimas autonómicas. La líder andaluza de Podemos percibe ahora menos movilización y menos gente en sus actos, mientras que el coordinador regional de IU ve muchas más personas.

Maíllo recuerda una “campaña de resistencia” en 2015, centrada precisamente en “resistir el impacto por la irrupción de Podemos”. Rodríguez recuerda una “campaña de mucha ilusión y de muchas ganas”, donde “la gente iba empujando por delante del partido”, que entonces ni siquiera tenía una estructura orgánica formada [la propia Rodríguez fue candidata a la Presidencia de la Junta antes que secretaria general de Podemos Andalucía]. Cualquiera que acompañara con estos dos dirigentes en la campaña electoral de 2015 verá hoy esa mezcla agridulce, entre el entusiasmo optimista de la gente de IU y una cierta preocupación del equipo de Podemos.

En 2015, la pulsión política del país era muy potente, la crisis económica más profunda y la indignación ciudadana contra las instituciones y los partidos tradicionales era mayor. Podemos supo capitalizar estos tres factores -que hoy no existen o están debilitados- para irrumpir en el Parlamento andaluz con 590.011 votos y 15 escaños. Izquierda Unida fue penalizada por su participación en el Gobierno socialista de Susana Díaz: perdió 164.445 votos y siete diputados (quedándose con cinco). Ahora aspiran a rebasar los 20 escaños que suman juntos y afianzarse como alternativa al Gobierno del PSOE.

De adversarios a cómplices

Rodríguez y Maíllo eran adversarios políticos en 2015, competían por el mismo electorado de izquierdas y el líder de IU le afeaba a la dirigente de Podemos que ocultara su condición de izquierdas para captar votos también del centro derecha. Ahora ellos y sus equipos -y dos agrupaciones andalucistas- han unido sus fuerzas para concentrar “todo el voto a la izquierda de Susana Díaz”. “No del PSOE, de Susana Díaz”, avisan. En este matiz subyace la firme convicción de que la presidenta de la Junta y candidata a la reelección representa “la derecha del socialismo” y que, por tanto, la coalición Adelante Andalucía puede atraer a buena parte del electorado desencantado con Díaz, entre un 13 y un 15% de votos prestados.

Los asesores de Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo han diseñado una campaña en dos tiempos: en la primera parte, que ha ocupado muchos días de precampaña, buscaban “asentarse” como proyecto político y como coalición ante los suyos. El objetivo era convencer, provincia a provincia, a los últimos escépticos con la confluencia, tanto de la veteranía de IU como de los novísimos de Podemos. La segunda mitad de la campaña, dice Maíllo, es “la épica”. Ésta habría arrancado hace tres días, cuando la afluencia de simpatizantes a los mítines ha empezado a crecer. La primera sorpresa fue al quinto día en Jaén -feudo del PSOE- y la segunda en Almería -feudo del PP- donde Rodríguez tuvo que improvisar un mitin en la calle ante unas 50 personas, porque el teatro donde se convocó el acto se quedó pequeño.

El susanismo de las muñecas rusas

La campaña de Adelante Andalucía también tiene dos Teresas: una es “la oposición a Susana Díaz y la otra su alternativa como candidata a la Presidencia de la Junta”. Con esta dualidad, la gaditana explica el cambio de registro que interpretó durante el debate electoral de Canal Sur Televisión, donde todo el mundo pudo ver a una Teresa Rodríguez mucho más suave de lo habitual con Díaz. Muy alejada de aquella aguerrida líder de Podemos que en una sesión parlamentaria le gritó a la presidenta: “¡El cortijo apesta!” y “¡con el PSOE, ni muerta!”.

Todas las crónicas del día siguiente interpretaron que Rodríguez empezaba a virar hacia la moderación, siguiendo la estela del pacto de Pablo Iglesias con Pedro Sánchez, allanando el acuerdo de gobernabilidad con los socialistas tras el 2 de diciembre. La candidata se marchó a Jaén y en el siguiente mitin recuperó el grito de “el cortijo de Susana apesta”. “Me da rabia. En el debate hubo quien interpretó que como no me enfadaba con Díaz estaba preparando un acuerdo. A día de hoy sigo diciendo que el cortijo del susanismo apesta”, dijo en Jaén, ante 500 personas. Dos días después, en Granada, ante 550 personas, volvió a remarcarlo: “No vamos a verter toda la ilusión que generamos en Adelante Andalucía y todas las movilizaciones de resistencia a recortes y prácticas corruptas del PSOE, no lo vamos a volcar en un gobierno de Susana Díaz, de ninguna manera. Ya está bien de darle oportunidades al PSOE”. El auditorio, con mucha gente mayor, respondió coreando el lema de Podemos: “¡Sí se puede, sí se puede!”.

Las dos Teresas

Hay dos Teresas en esta campaña: una más espontánea, con chispa y cadencia chirigotera, y otra más contenida por los asesores y estrategas. La gente que le para por la calle o que se hace selfies con ella tras los mítines quiere a la primera, “a mi Teresa”, dicen. “Dale caña a Susana”, le piden. Adelante Andalucía avanza hacia las urnas del 2 de diciembre sin tener del todo claro cuál de las dos Teresas le reportará más apoyos: “la primera es para los convencidos, la segunda (la Tere del debate), puede convencer a los socialistas desencantados con Susana Díaz”, dice uno de los asesores. El PSOE, sabedor de que necesitará el apoyo de Adelante para formar gobierno, opta por ignorar a Rodríguez en campaña y no entrar en una confrontación con la otra candidata de izquierdas que pudiera movilizar a sus bases.

La idea es mantener a las dos Teresas activas, sin dejar que una anule a la otra. Pero cuando la gaditana se quita el corsé electoral, se le nota más cómoda y logra más feedback con su público. En Jaén, a Rodríguez y a Maíllo les llegó la teoría -que atribuyen al PSOE federal- de que ellos exigirán la cabeza de Susana como condición para sellar un acuerdo de Gobierno con “otros socialistas”, más en la órbita de Pedro Sánchez. Según esa teoría, la presidenta habría confeccionado unas listas electorales con todos sus fieles -el 80% de sus candidatos repite- para que nadie en el futuro Parlamento se preste a sustituirla. “Me quedo muerta”, bromea Rodríguez.

En Jaén, la candidata de Adelante explicó que “el susanismo no es sólo Susana”. Que el PSOE andaluz es “como las muñecas rusas”, si abrías a Susana Díaz, dentro estaba Verónica Pérez o Ángeles Ferriz o José Luis Sánchez Teruel o Teresa Jiménez. Rodríguez no eligió los nombres al azar: Pérez es la líder del PSOE de Sevilla, Ferriz encabeza la lista socialista en Jaén, Sánchez Teruel en Almería y Jiménez en Granada, siguiendo la ruta de Adelante. En cada provincia que visita, Rodríguez lee el currículum de “político profesional” del número uno en la lista del PSOE y lee todos los cargos públicos que han ocupado, “saltando de uno a otro, para perpetuarse en el poder 20 años”. “Qué listo es el muchacho éste”, dijo del cabeza de cartel almeriense, “lo mismo vale para Agricultura que para Presidencia o Educación. Esto es gente que desde que tiene 20 años está profesionalizada en la política, eso es el susanismo”, dice, y añade que “el socialismo es otra cosa y está en Adelante Andalucía”.

En Almería, un feudo tradicional del PP donde el CIS vislumbra la entrada de la ultraderecha con un diputado, Teresa Rodríguez utilizó en su discurso el miedo al avance de Vox. Un día antes había estado el candidato popular, Juanma Moreno, que se cuidó mucho de mencionar a Vox con su nombre. La izquierda teme la posibilidad de que lleguen al Parlamento, pero sabe que puede fragmentar el voto de la derecha y eso, en una circunscripción tan pequeña como Almería, puede suponer pasar de uno a dos diputados para la coalición Podemos-IU.

La campaña de Adelante tiene muy bien medido el reparto de roles entre Rodríguez y Maíllo. Se reparten el tiempo y los mensajes, y cada uno tiene una función: ella está en modo presidenciable, y él hace las veces de poli malo cuando hace falta. Por ejemplo, en Motril (Granada), los periodistas preguntaron si condenaban el escrache violento de los taxistas que obligó a Susana Díaz a suspender un mitin. Lo siguiente fue esta escena: ella dio un paso atrás y él dio un paso adelante para esquivar la pregunta y evitar una condena explícita de lo ocurrido.

Dragones y millenials

No sólo hay una doble personalidad en la candidata, también en el electorado al que se dirige. En el público de los mítines, mayoritariamente de edad avanzada, hay más simpatizantes de IU que de Podemos. Los veteranos van a los mítines, levantan el puño y cantan el himno de Andalucía. Hay banderas andaluzas y republicanas, aunque se ven menos banderas comunistas. En el acto improvisado de Almería, los mayores corearon el “No pasarán” que cantaban los republicanos ante el asedio fascista de Madrid, durante la Guerra Civil. Cada mención a los desaparecidos en las cunetas y a la Ley de Memoria Histórica ha desatado grandes aplausos.

Y mientras esto ocurre, hay otra estrategia paralela en internet, donde la alianza Adelante Andalucía va seis pasos por delante de sus competidores. Existe un equipo de jovencísimos expertos en redes sociales (community manager) que hacen una campaña de imágenes metiendo a sus candidatos en memes, carteles y vídeos de Juego de Tronos, Los Vengadores y otros productos de la cultura millennial (los nacidos entre 1984 y 1994).

Hay una brecha generacional en la base electoral de Adelante Andalucía, probablemente la misma que separa a Maíllo (nacido en 1966) de Rodríguez (1981). Los estrategas de campaña tratan de hacer compatible esos 15 años de diferencia también entre votantes: versionan la Verde blanca y verde de Carlos Cano y disfrazan a sus candidatos como a sus ídolos televisivos: la madre de dragones, el guardián de la noche… “Al final voy a tener que ver la dichosa Juego de Tronos para poder trabajar”, decía el viernes una de las periodistas veteranas que viaja con la caravana de Adelante. Carlos Natera, el responsable de los vídeos e imágenes de Juego de Tronos que se han viralizado en redes, dice que esta estrategia “es fundamental para movilizar a los más jóvenes y para compensar que la campaña electoral está pasando desapercibida debido al mínimo impacto que está teniendo en la calle”.

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