Los aragoneses llevan una década perdiendo poder adquisitivo
Los aragoneses llevan una década perdiendo poder adquisitivo, sin que los llamados ‘brotes verdes’, que en realidad no están siendo más que una recuperación de las variables macroeconómicas, tengan en los bolsillos de los ciudadanos efectos positivos con un efecto de recuperación.
La renta media de los aragoneses pasó entre 2007 y 2016 de 12.937 euros anuales a 13.912, según indica la reciente Encuesta de Condiciones de Vida del INE (Instituto Nacional de Estadística). Ese aumento, que ha incluido subidas y descensos a lo largo del periodo, alcanza el 7,53 %. Sin embargo, el IPC ha experimentado en ese periodo un alza del 11,2 %, lo que supone un descuadre de 3,7 puntos porcentuales.
Traducida a euros, la mejora de las rentas ha sido de 975 euros cuando para hacer frente al encarecimiento del coste de la vida debería haber alcanzado los 1.445, lo que se traduce en una pérdida de poder adquisitivo de 470 euros.
Las rentas medias de los aragoneses fueron en ese año similares a las de 2009 (13.861 euros), cuando el PIB aragonés era 230 millones de euros menor que ahora. Ese dato resulta revelador del injusto reparto de la recuperación que se está dando en la comunidad, donde las rentas solo se benefician de una mejora del 0,36 % cuando la actividad económica ha avanzado un 0,67 %.
Recetas sin equilibrio para dejar atrás la crisis
El sindicato UGT aporta en su último “Informe sobre el mercado laboral” algunas claves para entender lo que está sucediendo. Entre ellas destaca que los llamados excedentes empresariales, es decir, la ganancia bruta de las empresas, creció el año pasado en 155 millones de euros mientras la remuneración de los asalariados caía en 155.
“La salida de la crisis no se está dando de una manera equilibrada”, señala el sindicato, que sostiene que “esa recuperación no se reparte de una manera igualitaria” pese a que “la economía aragonesa prácticamente ha recuperado las cifras de creación de riqueza previas a la crisis”. “Son los beneficios empresariales los que antes se han recuperado frente a los salarios”, añade.
De hecho, la comparación del PIB per cápita con las rentas refleja una tendencia paradójica que viene a confirmar la tesis del sindicato.
Crece la brecha entre riqueza y rentas
Así, la proporción entre las segundas y el primero se fue reduciendo entre 2007 y 2014, es decir, entre las vísperas de la crisis y el inicio de la llamada recuperación. En ese periodo, aunque con algún ligero altibajo fue creciendo al pasar del 49,48 % del primero de esos años al 56,9 % del último. La renta individual se situaba claramente por encima de la mitad de la riqueza per cápita.
Sin embargo, esa tendencia ha cambiado con los ‘brotes verdes’. Cayó cuatro puntos en 2015 y recuperó cuatro décimas en 2016 cuando, en esos dos ejercicios, el PIB de la comunidad creció, respectivamente, un 2,46% y un 3,14%. Es decir, que crece la brecha entre riqueza y rentas en perjuicio de las segundas.
La precarización de las condiciones de trabajo, el desplome de los sueldos y los recortes en el Estado del bienestar, que se han traducido en una reducción de los salarios indirectos que los ciudadanos reciben a través de la prestación de servicios públicos, han resultado claves para generar este panorama.