Una antigua vaquería que se convierte en un centro de emprendimiento: la nueva apuesta por el medio rural en Oliete
Convertir una barraca en un centro de emprendimiento multidisciplinar en el que dar rienda suelta a la creatividad y el talento humano en el medio rural es una de las últimas iniciativas sacadas adelante por apadrinaunolivo.org en el municipio turolense de Oliete. Uno de sus cofundadores, Alberto Alfonso, ha explicado que se trata de un un espacio de “coworking” en en el que ir a trabajar libreta, bolígrafo y ordenador en mano para “convertir las ideas en proyectos”.
Para hacer realidad estas instalaciones -que abren de lunes a sábado- se ha reformado “una vaquería abandonada desde hace casi 20 años”, como ha apuntado Alfonso. Él mismo ha añadido que lo que quieren generar con este centro es “desarrollo rural desde un modelo verde, inclusivo y digital”, ya que el cambio hacia la era de las tecnologías y todas las herramientas que se ofrecen permite “emprender en cualquier parte”.
Como se lee en un cartel a la entrada, es el centro presencial de Despertadores Rurales Inteligentes. Un programa lanzado por Apadrina un Olivo, hace tres años, y que tenía por objetivo desarrollar proyectos sostenibles que fueran capaces de generar un impacto social, medioambiental y económico en el territorio donde se asienten. Así, consiguieron reunir 15 ideas como, por ejemplo, Informático de Pueblo a domicilio que busca reducir la brecha digital existente en el medio rural; KYUCI para el alma, que tiene como meta abrir un centro en el que las personas puedan ir a resetear su mente; Sabor Cojonudo o un escaparate de productos gourmet del Bajo Aragón.
Desde que el centro de emprendimiento abrió sus puertas el 28 de septiembre no han dejado de cruzar la puerta una multitud de emprendedores. Según ha detallado Alfonso, muchos de ellos están ya asentados en la zona, otros tienen previsto pasar aquí una temporada y hay quien llega a Oliete para probar y ver si el medio rural puede ser su nueva forma de vida. “Esta semana tenemos tres personas que son nómadas digitales y han venido a teletrabajar al centro, además en octubre estuvieron durante 25 días, 18 emprendedoras europeas por el programa The Break de atracción de talento femenino y esperamos a todo el mundo porque es algo que hay que probar”, ha detallado el cofundador de apadrinaunolivo.org.
Primer centro de innovación en España
Alfonso ha destacado que todo este proyecto de reconvertir una vaquería en un espacio en el que crear sinergias de trabajo comenzó hace “tres años”. En ese momento se lo contaron al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, lo que les llevó a ser elegidos como entidad para “poner en marcha el primer Centro de Innovación Territorial” (CIT) en Teruel. “El de Oliete es la primera sede CIT y está integrada dentro del centro de coworking”, ha aclarado Alfonso.
Además, forma parte del proyecto “Smart Rural 27” promulgado por la Unión Europea que busca construir comunidades en el medio rural en las que aprender en materia de digitalización. Así lo hacen desde el lugar de trabajo en Oliete porque, como ha descrito Alfonso, están poniendo en marcha formaciones para preparar en lo referente en competencias digitales a las personas que están sentando las bases de su trabajo.
Por el momento, según han anunciado, se proponen hacer alianzas con otros espacios de este tipo que ya existen o con los CIT que vayan viendo la luz en otras provincias de España. “Cuesta mucho que la gente venga al medio rural, pero quien lo prueba se convence. El medio rural tiene ventajas y hay que valorarlas, la calidad de vida, poder estar en estos centros inspiradores en los que dar vía libre al talento y la creatividad que desaparece en un modelo de vida estresante”, ha manifestado Alfonso, que ha insistido en que gracias a este tipo de proyectos que generan “esperanza e ilusión” hay personas que se deciden a dar el cambio.
Salvar miles de olivos
Esta es la filosofía de Apadrina un Olivo, que cumple nueve años desde que nació en 2014 tras ver que había cerca de 100.000 olivos -de entre 100 y 1.000 años- abandonados en la zona. “Las personas que los cuidaban fallecían por la edad y los hijos se habían ido a la ciudad a trabajar por lo que no había relevo generacional”, ha descrito Alfonso. En ese momento pensaron: “¿Cómo desde el emprendimiento social se puede poner en marcha la recuperación de esos olivos y aprovechar los recursos y posibilidades para crear vida en el pueblo?”.
Gracias al “emprendimiento, la innovación y la creatividad” lograron revertir la situación y crearon este proyecto en el que las personas pudieran apadrinar un olivo e ir a visitarlo, ponerle nombre o recibir aceite de su cosecha, entre otras cosas. Ahora mismo hay 17.000 olivos rescatados por 7.500 madrinas y padrinos de 30 países distintos del mundo.
Al ver que la iniciativa estaba funcionando y el olivar abandonado se estaba recuperando, emprendieron otra vía de acción. “En Alacón, el pueblo vecino, había una conservera que no iba a continuar y decidimos replicar el modelo de Apadrina un Olivo, pero con las huertas abandonadas y se ha conseguido reabrir la escuela”, ha indicado el cofundador del proyecto. De esta forma, con las verduras que se criaba, los restos de poda de los olivos y el aceite que se producía se conseguía hacer envases que se empezaron a vender online. “Se ve que los modelos funcionan y se están replicando”, ha indicado.
Un nuevo reto
La actividad en Apadrina un Olivo no cesa y, según ha anunciado Alberto Alfonso, se encuentran inmersos en un nuevo reto. Con el objetivo de acortar la brecha de género existente en el medio rural, si se consigue que se apadrinen 700 olivos antes de navidad, una mujer tendrá la oportunidad de recibir formación para conseguir un empleo y arraigar sus raíces en Oliete. Porque como ellos mismos dicen: “Las mujeres son la fuerza que sostienen las comunidades y una fuente para generar vidas en los pueblos desde el acompañamiento y la unión”.
Así que, Apadrina un Olivo es una iniciativa en la que saben la realidad de la España rural y que lo han vivido en primera persona, pues Oliete llegó a tener 2.500 personas y ahora mismo apenas se cuantifican 330. Cada día trabajan para que ese número no continúe bajando tanto allí como en los cientos de poblaciones que están afectadas por la despoblación. Porque el mensaje es claro y es que “hay oportunidades en el medio rural” y es un espacio en el que también hay espacio para incorporar las nuevas tecnologías a los procesos tradicionales para vivir “emociones y experiencias”.
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