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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Bomberos y activistas saltan al ruedo en Bilbao para visibilizar el rechazo a la tauromaquia

Cinco de los seis activistas nada más saltar al ruedo exhibiendo el mensaje en sus camisetas. Foto: Manuel Fernández Minaya

El caballo de Nietzsche

Seis activistas, cuatro de la organización Gladiadores por la Paz y dos bomberos de la localidad madrileña de Leganés, saltaron al ruedo la tarde del viernes en la plaza de toros de Vista Alegre (Bilbao) para visibilizar el rechazo a la tauromaquia, mayoritario en la sociedad vasca y en el resto del Estado. Lo hicieron durante el festejo en beneficio de la Santa y Real Casa de Misericordia para denunciar que la solidaridad y la tortura de un animal nunca deben ir unidas.

“La solidaridad y la tortura de un ser inocente jamás podrán ir de la mano. Las corridas benéficas son una de las estrategias más ruines que el mundo taurino emplea para intentar limpiar su nombre manchado de sangre y muerte, insultando así a los principios básicos de la ética. El hecho que algo sea legal no implica que sea justo, y por eso nos seguiremos saltando las leyes que permiten el maltrato animal hasta que se adapten al sentir de la sociedad actual: una sociedad evolucionada, que rechaza el maltrato y la violencia de la tauromaquia”. “La batalla en la calle está ganada, solo nos queda ganar la batalla política”, afirma Óscar Del Castillo, fundador de Gladiadores por la Paz y uno de los activistas que saltó al ruedo en Bilbao. 

Los bomberos de Leganés ya hicieron público su rechazo a la tauromaquia al respaldar la manifestación que el pasado13 de mayo se celebró en Madrid con el lema 'Tauromaquia es Violencia'. Días antes de la convocatoria difundieron una foto en la que cinco de ellos posaban en el parque de bomberos con los carteles de la manifestación. Fueron expedientados por ello y se defendieron dejando claro que su labor es incompatible con torturar a un animal por placer. Recibieron por ello el respaldo explícito de diferentes colectivos y del resto de sus compañeros.

Ya entonces dejaron claro que no se iban a echar atrás sino que, al contrario, explicitarían su rechazo a la tauromaquia siempre que tuvieran oportunidad de ello. Y el viernes la tuvieron. Charles Rodríguez y Daniel González argumentan: “Después de que se intentara coartar nuestro derecho a la libertad de expresión por apoyar la manifestación 'Tauromaquia es Violencia', realizamos este acto pacífico para reivindicar la necesaria lucha contra el maltrato animal y hacer un llamamiento a los demás funcionarios públicos a expresarse libremente sin ceder a las presiones políticas y al lobby taurino”.

Charles y Daniel, como otros compañeros, subrayan que, según su código deontológico, los bomberos tienen una función clara: proteger a las personas, a los animales y los bienes. Por eso, recuerdan, se juegan la vida por salvar a un animal en peligro, y con ese salto al ruedo también quisieron homenajear a los compañeros que han muerto cumpliendo con su deber. 

Este salto, como todos los anteriores que ha realizado Gladiadores por la Paz, se ha llevado a cabo de una forma absolutamente pacífica y evitando cualquier riesgo para el torero y su cuadrilla, ya que los activistas saltaron antes del comienzo del festival taurino. El mensaje en sus camisetas era claro: “Solidaridad (tachado), Sangre y Estafa”. Con ello quieren denunciar que habitualmente los únicos beneficiarios de estos espectáculos supuestamente solidarios pero siempre crueles son los empresarios taurinos, los toreros, los apoderados y los ganaderos, “que viven de subvenciones y de supuestos timos benéficos que son solo un reclamo desesperado para un sector en franca decadencia que se aferra fuertemente a su cordón umbilical con las administraciones públicas, reconociendo así que el abandono sufrido por parte de la inmensa mayoría de la sociedad hace mucho que ocurrió”. 

En ese sentido, Óscar del Castillo recuerda el escándalo que rodeó a otro festejo supuestamente solidario que se celebró recientemente en Albacete para apoyar la labor de Asprona, y en la que el 97,6% de los beneficios de taquilla se destinó a fines ajenos a los niños con discapacidad.

Tras su salto al ruedo, grabado y fotografiado desde la grada por otros activistas, los seis fueron expulsados por la cuadrilla fuera de la plaza entre insultos y empujones. La Santa y Real Casa de Misericordia fue fundada en 1774 y siempre se ha dedicado a atender a personas necesitadas de la ciudad, aunque desde hace unos años funciona como residencia de mayores. Al frente está la Junta de Caridad, en la que están representados tanto el Ayuntamiento como la Diputación de Bizkaia.

El festejo estaba rodeado de polémica desde días atrás debido a la difusión de un cartel propagandístico en el que los organizadores, el Club Taurno de Bilbao, habían utilizado la imagen del Museo Guggenheim. Tras una movilización en las redes sociales iniciada por los veterinarios de AVATMA, el museo aseguró que se había hecho un uso “no autorizado” de su imagen y exigió su retirada. Sin embargo, su imagen seguía apareciendo en entradas para ese festejo sin que haya habido movimiento alguno para desmarcarse de la tauromaquia de forma explícita.

Precisamente el presidente de AVATMA, José Enrique Zaldívar, que se dirigió públicamente al museo para pedir una explicación, ha denunciado con datos oficiales y del propio sector las cifras reales de la tauromaquia para dejar claro que se trata en realidad de un negocio para muy pocos a costa, básicamente, de las arcas públicas.

La prensa generalista que sigue acogiendo a la tauromaquia en sus páginas, incluso en las secciones de Cultura, destaca que el viernes en Bilbao triunfaron El Juli y Morante, que compartían cartel con Enrique Ponce, Pepe Luis Vázquez, Andrés Roca Rey y el novillero Antonio Catalán. Celebran los taurópatas que El Juli se lució con Flamenco, uno de los toros a los que torturó y mató, y al que dieron la vuelta al ruedo ya muerto a modo de “honores póstumos”. Quienes combatimos ese espectáculo de sangre y muerte solo celebramos que la concienciación crece en Bilbao, como muestra, por ejemplo, la campaña de Piztiak #MetroBilbaoAnimalista que muestra en el metro de Bilbao carteles contra la explotación de animales en espectáculos en el metro de la ciudad. Y celebramos que el viernes, de nuevo, seis personas dijeron alto y claro en el ruedo lo que plasman los datos pero que algunos de quienes mandan y subvencionan se niegan a ver: que en una sociedad evolucionada no cabe la tortura como diversión, y por eso la tauromaquia es rechazada por la inmensa mayoría de los ciudadanos.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

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