El movimiento educativo centrado en el tiempo libre se inició como una oportunidad para las niñas y niños más pobres de conocer el campo, disfrutar del aire libre y alimentarse de forma saludable, alejados de la industrialización de las ciudades. A finales del siglo XIX, el pastor evangelista suizo Walter Bion se llevó a un grupo de niñas y niños al campo, para alejarlos de las zonas más contaminadas y facilitarles todos los beneficios del contacto con la naturaleza.
El nacimiento de la educación no formal estaba centrado en un nuevo paradigma educativo en el cual el papel de la infancia cambiaba por completo. En nuestro país, la Institución Libre de Enseñanza organizó durante los años previos al golpe militar del 36 las Colonias Escolares, que buscaban fomentar una educación lejos de los currículos educativos oficiales y ofrecer a la infancia un entorno vivencialmente enriquecedor y educativamente estimulante. Fue la primera experiencia no formal en España que, también, fomentaba el contacto de la infancia con la naturaleza y los otros animales.
Otras iniciativas nacieron con una clara voluntad social. Incluso durante la Guerra Civil se siguieron organizando colonias donde se acogía a los menores refugiados que huían de las zonas de combate. Durante la dictadura que arrasó con nuestro país solo se permitían las actividades vinculadas a organizaciones juveniles oficiales del régimen, así que la iglesia católica se encargó de acoger, previa autorización del gobernador civil, muchas de estas actividades.
La llegada de la democracia vino acompañada del florecimiento de muchísimas iniciativas laicas que organizaron actividades de ocio educativo, como esplais y colonias. Durante décadas, el carácter voluntario de las personas jóvenes y adultas que participaban fue una de las características más importantes de este movimiento pedagógico. Personas jóvenes, cargadas de ganas de participar en la sociedad, aportar sus habilidades y conocimientos y colaborar con la construcción de un mundo más justo. En Cataluña, colaboraron con la normalización lingüística, con la integración de la inmigración y en el fortalecimiento del tejido social, transformándose en una eficaz escuela de ciudadanía, valores y participación social.
Incluso a pesar de la capitalización que el sector ha vivido en las últimas décadas y la gran proliferación de enormes empresas gestoras de servicios públicos dedicados a la infancia y su tiempo de ocio, este movimiento educativo ha conseguido, en la mayoría de los casos, mantener vigente su gran motivación: el empoderamiento infantil y la justicia social.
Sin embargo, al igual que otros muchos ámbitos, la educación en el tiempo libre tiene un gran reto en el que embarcarse con urgencia. Tal como ha sabido adaptarse a los cambios sociales y ha integrado dentro de sus pilares, por ejemplo, la coeducación y la inclusión, debe emprender una profunda reflexión y debate acerca de su papel como transmisor de valores en lo referente al resto de animales.
A pesar de que siempre ha sido un espacio educativo muy vinculado con la naturaleza y su protección, a menudo se ha enfocado desde un punto de vista antropocéntrico y sin tener en cuenta al resto de habitantes del planeta como individuos a respetar y cuidar más allá de su valor ecológico. Hay un abismo entre educar en la base de que el bienestar del planeta depende la supervivencia de nuestra especie, y hacerlo dando la importancia que merecen cada animal, por el simple hecho de vivir, de tener intereses y de sufrir.
La educación no formal nos brinda extraordinarias oportunidades para dar a conocer la realidad de los otros animales y el poder de nuestras acciones, individuales y colectivas, sobre sus vidas. El especial interés que ha puesto siempre en el desarrollo infantil del espíritu crítico, el empoderamiento y la responsabilidad permite incluir la problemática e implicar a la infancia y la juventud en la construcción de nuevas formas de relacionarnos con el resto de animales.
Afortunadamente, el aumento de personas preocupadas por el trato que le damos al resto de los animales e implicadas con un cambio de paradigma, también han llegado al mundo de la educación no formal y cada día es más habitual encontrarte a profesionales sensibilizados y, también, formados.
En este aspecto, es importante remarcar iniciativas como la de FAADA, que lleva un par de años realizando el Curso de Formación en Educación Humanitaria: derechos humanos, ética ambiental y protección animal, y formando a personas vinculadas con el mundo de la educación para facilitar una educación que se implique con el trato que damos a los demás animales. Asimismo, Associació Dekimba se estrena en el ámbito de la formación con un taller específico sobre actividades, recursos y estrategias para fomentar la empatía de la infancia.
Sin embargo, los procesos de reformulación pedagógica y los cambios son lentos. Pasarán años antes de que la comunidad educativa incluya el respeto hacia el resto de animales en el ideario de los proyectos, al igual que en su día se incluyó la coeducación, y se establezca como una línea transversal en todas las actividades que se desarrollan.
Desde Associació Dekimba son conscientes de ello, y por eso se han puesto manos a la obra para organizar las primeras colonias en las que el respeto y defensa de los animales son, además de parte primordial del ideario, el centro de interés que motiva y estructura todas las actividades en las que durante siete días de verano participarán hasta 30 niñas y niños de 4 a 12 años.
Guardianas del Planeta son sus primeras colonias, pensadas para que, además de fomentar la empatía hacia el resto de animales, las niñas y niños disfruten de unos días rodeados de naturaleza en un entorno privilegiado. Serán del 29 de julio al 5 de agosto en el Solsonés (Lleida) y la alimentación será vegana, con un menú elaborado por una nutricionista y cocinada diariamente por el personal de la casa de colonias.
Buscamos a niñas y niños que quieran enfrentarse a una ineludible misión: demostrar que las personas podemos comportarnos de forma diferente con nuestros compañeros de planeta. En caso contrario, hartos de los tratos y usos que les damos, todos los animales no humanos del planeta han decidido marcharse para siempre.