El ‘trueque’ Pizzi-Kodro en el que el CD Tenerife salió perdiendo
“Que me perdone Pizzi, pero como aficionado me gusta más Kodro”, dijo Javier Pérez el 6 de agosto de 1996 tras cerrar el fichaje de Mehmet Meho Kodro (Bosnia, 1967) en una operación relámpago delante de las narices de los dirigentes del Benfica, que estaban en Barcelona para cerrar la contratación del jugador. No es por llevarle la contraria al presidente del mejor Tenerife de la historia, pero mucho nos tememos que la mayoría de los aficionados blanquiazules se quedan con Pizzi. Lo curioso es que aquel martes, avanzada ya la pretemporada y sin tener hueco en el nuevo Barça de Bobby Robson, Kodro fue al Estadi a recoger las pertenencias que tenía en la taquilla del Camp Nou para luego emprender viaje a Lisboa, pues al día siguiente estaba programada la presentación del jugador en el Estadio da Luz.
Y ya en el Camp Nou, Kodro estuvo un par de horas reunido con Manuel Damacio, presidente del Benfica, y con el vicepresidente económico de la entidad lisboeta, Manuel Alves. El acuerdo Benfica-Barça estaba cerrado y el conjunto portugués le ofrecía incluso más dinero del que ganaba de azulgrana. Acabada la reunión, ya de madrugada, el futbolista se fue casi directo al Aeropuerto del Prat en compañía de Jaume Parés, el administrador general del Barça y de su hermano Mela, que también era su representante. Una vez en el aeropuerto, saludaron a Damacio y Alves… y cogieron un avión para Tenerife. ¿Qué había pasado? Dos cosas: una, la insistencia de su mujer para no abandonar España; otra, la necesidad de Javier Pérez de dar un golpe de efecto y tratar de contrarrestar el disgusto que supuso la marcha de Pizzi al FC Barcelona.
Por el camino, según confesaría Joan Gaspart, vicepresidente del Barça, “el Tenerife tuvo que ceder en lo que no quiso ceder hace tres días”. O lo que es lo mismo, debió hacerse cargo de los 50 millones de pesetas establecidos en una cláusula de prórroga de Kodro. Y abonar los 400 millones de pesetas en los que quedó fijado su traspaso. No era mucho dinero por un delantero que había hecho 73 goles en 129 partidos con la Real Sociedad en Primera División (y que había marcado nueve tantos el curso anterior con el Barça a pesar de sus lesiones). Pero sí eran, por ejemplo, 400 millones de pesetas más de los que había pagado el Barça por Pizzi, bota de oro europeo el curso anterior con el Tenerife de Heynckes. Para poder ganar con el trueque, quedaba, eso sí, “la posibilidad de que Kodro vuelva a ser el pichichi de la Liga”.
No lo fue. En tres temporadas, lastrado por las lesiones y por la angustia vivida por su familia al recrudecerse la guerra en Bosnia, sólo hizo 18 goles. Y ninguno de ellos en los 18 partidos que jugó en su último ejercicio como blanquiazul, cuando el Tenerife se fue a Segunda División.
(*) Este texto forma parte del libro El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial.
0