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La amnistía de mi abuelo

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Hubiéramos tenido que forzar mucho la imaginación para concluir que aquel viejito que siempre tenía a mano la hoz y el cuchillo, un sombrero destruido y varias camisas de tres y más botones una encima de la otra sin orden ni concierto, unos pantalones de dril parcheados y sus alpargatas sin calcetines, llenas de estiércol; que aquél viejito seco y enjuto sentado en una roca excavada en el risco a oír el parte con un transistor enganchado a una piedra, fuera declarado prófugo del ejército español en 1914 y amnistiado en 1924. Era mi abuelito, hablaba poco y nunca mencionó nada. Mucho después de su muerte, fue mi tía Carmencita la que encontró unos papeles oficiales que rezaban: “Antonio Déniz Ramírez, natural de Telde, nacido en 1892, alistado en reemplazo 1913, clasificado prófugo”. Investigando, en el boletín oficial de 14 de abril de 1914 de la provincia de Canarias se ofrecen listados de prófugos por municipios: “Declarados prófugos por la Comisión Mixta de Reclutamiento de Gran Canaria los reclutas del reemplazo actual, cuyos nombres y pueblos pertenecen  se insertan a continuación, encargo a los Sres. Alcaldes, Guardia Civil, cuerpos de vigilancia y seguridad y demás agentes dependientes de mi Autoridad procedan a la busca y captura de dichos individuos, poniéndolos, caso de ser habidos, a disposición de la citada Comisión Mixta de Reclutamiento, a los efectos oportunos”. Luego, en otro papel fechado en 1924 dice: “se le concede la amnistía”.

Fueron miles de jóvenes canarios que decidieron no ir al cuartel ni a la guerra de Marruecos. Se largaron para Cuba, vete tú a saber en qué condiciones. Y uno pensando que su vida fue monótona en sus quehaceres agrarios. ¡Ríete tú de la monotonía! En su casa-cueva de los altos de Telde, en La Gavia, nunca oí hablar de política. Probablemente nunca lo hicieron. Telde fue muy castigada por los fascistas. Los mismos de ahora, pero éstos, más arregladitos. 

La objeción de conciencia y la insumisión son antiguas. Las amnistías también. Son mecanismos legales para la estabilidad, reconciliación y pacificación social. La deserción fue un clásico en la I Guerra Mundial. Y me da que en todas las guerras. Él nunca contó nada, pero al enterarnos quedamos estupefactos y orgullosos. ¡Míralo! Bendita amnistía definitiva para aquella juventud campesina. 

Hoy, el fanatismo derechista y algunos medios de comunicación otra vez espolean la opinión pública advirtiendo del inminente fin del mundo si se les otorga la amnistía a los representantes públicos catalanes que colocaron unas urnas para que la gente votara su vinculación con el Estado. Y algunos demócratas van y se lo creen, y se comen el engodo. Entran en su marco cognitivo. Pero si por poner unas urnas fueron a la cárcel o se exiliaron, por una justicia coordinada de aquella manera, ¿qué harían con la juventud del 14 que se negó a ir al cuartel y a la guerra de Marruecos? ¿Fusilarlos? El ruido montado en realidad va de sacrificar a toda la izquierda y a la democracia con la excusa que sea. 

Diez años más tarde, en 1924, asustados y procurando pasar desapercibidos, aquella juventud prófuga amnistiada volvió de Cuba tras el calvario del exilio a seguir con su vida. Me contaba mi padre que abuelito tenía un trabuco como los de Curro Jiménez, que lo buscara en las cuevas y en los alpendres. Lo intenté en varias ocasiones, pero nunca lo encontré. Por allí debe seguir, en lo alto, acechando lo que sube por la vereda.

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