Espacio de opinión de Canarias Ahora
Canarias y los medios de comunicación
En las Islas históricamente siempre se hizo buena prensa. Las razones de lejanía, insularidad y dificultad de armonizar el proceso mediático, obligaba a redoblar esfuerzos (también empresariales) para ir al ritmo continental. La necesidad isleña imperaba. Eso sí, no era rentable económicamente. En realidad, nunca lo ha sido; salvo las décadas últimas del periodismo industrial acompasado por la sociedad de masas, ya finiquitado.
Sin embargo, la Gran Recesión de 2008 y la pandemia han ahondado en un proceso de degradación del negocio y precarización de las redacciones que se plasma en diferentes vertientes (por ejemplo, el empobrecimiento de las firmas de opinión de un periódico es un síntoma de debilidad editorial) pero que tiene, en el caso de Canarias, una tan notoria como preocupante para nuestro futuro democrático: la centralización creciente de los medios de comunicación en el archipiélago. Dicho en plata, el centralismo informativo.
Los periódicos y los medios de comunicación son agentes ideológicos. La batalla mediática no solo lo es de poder sino, al tiempo, de disputar e imponer marcos ideológicos. ¿Quién tiene la vitola entonces para ello en Canarias si la dependencia hacia Madrid (digámoslo así) aumenta considerablemente?
Radio Televisión Canaria (RTVC) ha cubierto desde su vocación y naturaleza pública lagunas importantes al respecto. Aunque asimismo ha sido el punto central en el que han girado las guerras mediáticas (y políticas) con amplia resonancia. Y todo apunta que volveremos a las andadas.
En el Archipiélago los pactos arrojan un tablero multidimensional (Gobierno de Canarias con CC y PP y Cabildo de Gran Canaria con NC y PSOE) que precisamente profundiza en la idea del conflicto mediático porque, a medida que avance la legislatura y las tensiones institucionales crezcan, unos y otros querrán ganar al adversario ante la opinión pública y prepararse para la siguiente campaña electoral. Lo político y lo periodístico son las dos caras de la misma moneda. Si a esto le sumamos el rebumbio reaccionario que, encuestas en mano, sobreviene en Madrid, tenemos todos los elementos para remarcar la idea de la tensión mediática pivotando alrededor de RTVC.
Los que ganan premian a los que ayudaron a auparlos al poder. Y castigan a los que no lo hicieron o, especialmente, a aquellos con los que tuvieron trifulcas previas. Es así. Si en Madrid hay vuelco político, CC y PP querrán marcar su propio estilo desde las islas.
Todavía la resaca electoral predomina. Y solo se irá viendo todo esto en cuanto que los nuevos responsables institucionales tomen mando en plaza entre junio y julio, en función de la administración pública de la que se trate. Y pasen las elecciones generales. Con todo, considerar que el giro político no tendrá consecuencias en RTVC y en el mapa mediático en Canarias es ingenuo. Las habrá, las que sea, pero las habrá. Y unos serán premiados y otros castigados. Pensar lo contrario es no entender la senda de las dos últimas décadas en la que han discurrido los partidos políticos y los medios de comunicación, justo atravesando tormentas de toda índole.
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