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La disculpa sonajera e indecente de la alcaldesa
No me refiero al uso político indecente e inmoral que la alcaldesa hizo de la página dos del libreto de las fiestas para promocionar su fotogenia, nuevamente, y tomarse en ella un respiro ante la vergonzosa y creciente hojarasca gubernativa que a todas horas la atormenta y a todos nos asombra y asquea por indecente. A todas horas también. No. Tampoco a que osara disculpar por escrito la pésima gestión de su pésimo e inoperante pacto de gobierno prometiendo soluciones. No. Me refiero a la pelea traicionera e inesperada con resultado de herida sangrante y rumor de navajazo no confirmado, que se produjo el sábado, en el transcurso de la inventada bajada de la rama desde El Salobre hasta la plaza, convertida este año en un río de adolescentes cada minuto más mojados y más peligrosamente bebidos.
Entiendo que el uso político que la alcaldesa hizo del saluda debe tener una respuesta en adelante claramente prohibitiva por parte de la Comisión de Fiestas. Entre otros motivos porque en esta ocasión Torres Melián lo utilizó para dirigirse de forma partidista -aunque sin nombrarla expresamente- sólo a una parte concreta de la vecindad del Tablero, y no con verdades a toda su población como cabría esperar en la celebración de una fiesta local.
La alcaldesa usó su discurso para mandar un palabrerío cargado de futuro y “esperanza”, pero evidentemente irreal, a los comerciantes y propietarios residentes en el polígono T-1. Recordemos que se trata de una urbanización muy jodida, afectada en estos momentos por los precintos, y aquejada por -a la vista de las cada vez más numerosas resoluciones judiciales- un mal endémico en la política urbanística de este municipio: un grave problema de inseguridad jurídico administrativa, denunciada mediante querella en los tribunales de San Bartolomé.
En su saluda, la alcaldesa admite “los problemas que está viviendo el barrio de El Tablero” y la “difícil” coyuntura que atraviesan en particular dichos ciudadanos, pero sostiene en un alarde de disculpa hueca que “todo el aparato administrativo y jurídico del Ayuntamiento trabaja en la búsqueda de soluciones”. Más le vale, cuando se apunta que ha sido el aparato político-administrativo el causante.
Ante eso, Torres Melián se muestra “convencida” de que “definitivamente se encontrará una salida legal” que aportará a los comerciantes y vecinos del T-1 “la seguridad necesaria sin causar perjuicio a los diferentes herederos”. Faltaría más.
No puede decir otra cosa. Cabe recordar que la problemática que afecta al suelo de esta urbanización tiene su origen en una polémica de reparto y de equidistribución de cargas surgida en el seno de la conocida familia Pestana, traducida finalmente en una denuncia judicial que afecta, además de al administrador de la tierra en el seno de la familia, Juan Viera Pestana, también a los ex alcaldes José Juan Santana Quintana, Marco Aurelio Pérez Sánchez y Concepción Narváez, y a distintos altos técnicos municipales con responsabilidad en el Urbanismo local.
Frente a las pancartas colgadas de las paredes que claman por una “¡solución ya!”, la alcaldesa pidió en tono maternalista y conciliador a los vecinos afectados del T-1 que vivieran sus fiestas patronales “con el convencimiento” de que podían “celebrarlas en tranquilidad”, como “un paréntesis”, les dijo, “sin olvidar los problemas pero sí evitando que sean motivo de separación”.
Pero ¿Y ahora qué?. Ahora que la fiesta ya es pasado e intrahistoria, y que el problema sigue latente, ¿tiene la alcaldesa algo que decirle a los vecinos del T-1? ¿Y los vecinos a la alcaldesa?. Yo, visto lo existente y apesadumbrado por el porvenir municipal, como ciudadano de El Tablero le pido a Torres Melián que no vuelva, por favor, a utilizar recursos públicos para ilustrar con su foto una disculpa sonajera e indecente. Sea cual sea. En El Tablero, como en todo San Bartolomé, más que disculpas parrafiadas escritas o verbales se necesita verdadera luz, ingeniería matemática y técnica, no la mediocre penumbra de dos velas.
Fidel Araña
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