Espacio de opinión de Canarias Ahora
Las manipulaciones anti-Obama de la derecha española
Puesto que la crítica que hace específicamente a Nancy Pelosi es de falta de rigor, exagerando unos datos para atemorizar a la población a fin de promover una política concreta, es de recibo que se analice esta última frase para ver si tal economista no está haciendo precisamente lo que está acusando a Pelosi de hacer. Un análisis objetivo de los datos muestra lo enormemente exagerada que es la definición que hace Sala i Martí nde la dimensión del déficit fiscal de la Administración Obama. Tal déficit se ha calculado representará el 12% del PIB. Pues bien, si miramos los déficits del gobierno federal que existieron en EE.UU., sólo durante la época de expansión del gasto público que permitió salir a aquel país de la Gran Depresión (1942-1945) veremos que todos ellos fueron superiores al 12% del PIB. En 1942, fue de un 14%, en 1943 un 30%, en 1944 un 23% y en 1945 un 22%. Súmenlos y verán que la cifra final es muy superior al que se ha proyectado para la Administración Obama.
¿Cómo puede Sala i Martín llegar a aquella conclusión de que el déficit de Obama es mayor que la suma de todos los déficits de todos los gobiernos federales que han existido? Seguro que Sala i Martín es consciente de que para comparar cifras de déficit en varios periodos históricos no se puede tomar el número absoluto en dinero pues no sólo el numerador, sino el denominador (el PIB) ha ido cambiando. Cuando él critica a Pelosi por asumir que la pérdida de puestos de trabajo en EE.UU. ha sido la “escalofriante” (según Pelosi) cifra de cuatro millones de trabajadores, Sala i Martín relativiza que 4 millones de un total de 133 millones es un porcentaje muy menor. Pues bien, tal observación se aplica también cuando se calcula el déficit del Estado. Debiera aplicarse, pero Sala i Martín no lo aplica. Se toma el valor absoluto y no el proporcional sobre el PIB. Ello muestra no sólo la flexibilidad que tiene en su definición de rigor sino la mera manipulación para fines políticos, que es precisamente la acusación que hace de Pelosi.
En realidad, el gasto público federal total, según las proyecciones del presupuesto de Obama, será del 22,5% del PIB (el más bajo de la OECD) al final de su término, lo cual justifica la crítica que Stiglitz, Pollin, Baker, Krugman y otros economistas estadounidenses han hecho de la expansión del gasto público propuesta por la Administración Obama, al considerarla excesivamente moderada, con limitado efecto estimulante de la economía. Según tales autores, tanto el déficit fiscal del estado como el aumento de los impuestos sobre las rentas de aquellos grupos sociales que se beneficiaron enormemente de las políticas impositivas del gobierno Bush hijo, son demasiado bajos. Obama aumentará los impuestos, eliminando las ventajas fiscales que la Administración Bush aprobó para el 3% de la población de renta superior del país. Pero incluso con tal aumento de los impuestos de los súper ricos no se alcanzará el porcentaje de impuestos sobre el PIB que se alcanzó a finales de la década de los años noventa. En su máxima expresión será un 19% del PIB, un porcentaje menor que en 1999.
Tal incremento de los impuestos sobre los súper ricos es muy popular, pues la mitad de los ingresos se destinarán a los servicios sanitarios. Otra parte de tales nuevos impuestos servirán para disminuir en diez años el déficit público reduciéndolo ?según las proyecciones de la Administración Obama- a un 3,1% del PIB. Pero lo que explica la popularidad de Obama (el 64% de la población le apoya) se basa en esta percepción de que está gravando a aquellos que consiguieron enormes beneficios en la época neoliberal, y que lo hace para el beneficio de las clases populares, incrementando el gasto en sanidad y educación. Tales políticas rompen con la tradición neoliberal que Sala i Martín apoya (y que dominaron la cultura económica y política del país) de que debía favorecerse a los súper ricos asumiendo que el estímulo económico que ello suponía se distribuiría (trickle down) a todos los sectores de la población. Como consecuencia de las políticas de Reagan, Bush padre y Bush hijo, el 1% de la población que tenía en 1980 (inicio de la revolución neoliberal) el 9% de la renta nacional pasó en 2007 a tener el 22%. Mientras el salario por hora en 2007 era semejante al del año 1997. El presupuesto Obama es un intento (tímido) de cambiar la dinámica que estableció el neoliberalismo. Veremos si lo consigue. Ahora bien, acusarlo de “extremista” como hacen Sala i Martín y las derechas estadounidenses es permitir que la ideología manipule la visión de lo que
* Catedrático de Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra. Profesor de Políticas Públicas de la The Johns Hopkins University, U.S.A. y articulista de elplural.com* Catedrático de Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra. Profesor de Políticas Públicas de la The Johns Hopkins University, U.S.A. y articulista deelplural.com Vicenç Navarro*
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