Espacio de opinión de Canarias Ahora
El país necesita cambiar
Que un franquista puro y duro les dé clases de austeridad a algunos políticos de la democracia es realmente triste y decepcionante. Ya no digamos si comparamos a ese franquista recalcitrante, hombre de la línea más dura del Régimen de Franco, su posible sucesor, en aquellos tiempos en que el habitaba entre nosotros; con los políticos corruptos de nuestro sistema democrático. Hay una anécdota muy gráfica de ese personaje franquista, cuando su secretario le señaló: “Señor Carrero Blanco, debería usted firmar con otro bolígrafo, se lo puede permitir. Contestación, yo podría, pero no el pueblo español”. Tristísima comparación entre un franquista y un demócrata, podría ser, que el franquista estuviera hablando de cara a la galería; pero lo dijo.
Esas actitudes de austeridad son importante que estén en los sentimientos, en las entrañas de los demócratas, máxime en los momentos actuales, en que un elevado número de personas están en paro y pasándolo muy mal. Todo signo de austeridad y honradez la gente lo entiende y lo recibe con un aplauso silencioso. Cuando me enteré que el señor Alfredo Pérez Rubalcaba, dejaba su escaño, para incorporarse a sus clases, renunciando a todo tipo de indemnizaciones argumentando que él tenía un sueldo en su trabajo; aplaudí en silencio. Ahora, cuando el señor Pedro Sánchez, con gran sensatez, le está diciendo a los parlamentarios y senadores del PSOE que se dediquen al trabajo de sus escaños y punto. Está defendiendo de una parte, que ese puesto de trabajo es tan importante que requiere total dedicación y de otra, que con esos sueldos institucionales se vive sobradamente. Tiene toda la razón y el apoyo de muchísimos españoles. Ese debería ser el comportamiento que deberían defender todos los partidos políticos.
Lo que está sucediendo en la España del 2014, requiere la presencia de muchos actos de honestidad por parte de los partidos políticos, de las organizaciones sindicales, de las organizaciones empresariales, de los medios de comunicación, etcétera, etcétera. No es de recibo, que representantes de organizaciones empresariales estén en la cárcel por chorizos; queda feo el que algunos responsables de sindicatos sean verdaderos delincuentes; el que expresidentes de Comunidades Autónomas estén alguno, en la cárcel y otro, el de Cataluña con el conjunto del clan familiar, se encuentren protegidos por la estructura del partido, cuando existe una investigación policial y judicial. No se entiende que políticos de derecha e izquierda anden implicados en casos de corrupción; queda también muy mal que representantes de Entidades bancarias que han sido rescatadas, con dinero público, sean algunos de ellos, verdaderos vampiros y crápulas. No es justo, no se lo merecen los españoles, el que un gerente de un partido, administrador de los dineros, se lleve todo lo que pueda a bancos en el extranjero y desde la cárcel; señale que la cúpula del que era su partido está pringada hasta los tuétanos con dinero público. Da vergüenza que un familiar cercano de la Casa Real se encuentre presuntamente implicado e investigado, en un caso de múltiples de delitos por la justicia española. Es muy triste que subvenciones, dinero público, en Andalucía que tenían un destino social, hayan sido utilizadas para entregar de forma corrupta, a boleo, hacia amigotes y familiares.
Pasaran muchos años para que la población española se olvide de todo ello; no es fácil de digerir tanta corrupción. Requiere de un largo tiempo, es como superar una situación de crisis económica. Hay mucha gente marcada para años o posiblemente para toda la vida. No se está dramatizando y continuamos creyendo-defendiendo ciegamente, las Instituciones democráticas. El Sistema no es el que está en crisis, no está cuestionado, no es lo que algunos dicen. Señalando que no funciona. Aquí lo que está en duda y se cuestiona es la falta valores humanos. Lo que está primando en muchos casos es la ambición económica, la soberbia, la insensatez; sobre la solidaridad de los humanos. A todo ello hay que ponerle fin. Dándoles la gobernabilidad del país a los demócratas que defiendan la honestidad. ¿Será mucho pedir?
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