Espacio de opinión de Canarias Ahora
Pornografía de la violación-delito de exaltación
“Disminuye la edad de los niños que consumen pornografía”, “Se populariza el consumo de pornografía de la violación”, “Disminuye la edad de los agresores sexuales”, “Crecen las violaciones en manada”. Son afirmaciones que oímos a menudo en diferentes informaciones en los medios de comunicación y cuando las reunimos, y por este orden, empezamos a entender el asunto.
De entrada, y a primera vista, parece de sentido común que no solo hay relación entre estas afirmaciones, sino que llevan un orden lógico. Hace unos años una película muy polémica, La naranja mecánica, planteaba el método psicológico conductista para reformar a delincuentes. Este método manipula la conducta humana condicionándola a través de estímulos externos. Es un método muy efectivo pero cuestionable a niveles éticos, pues la persona es condicionada desde fuera, atentando contra su libertad personal.
Imaginémonos ahora no usar este método para reformar delincuentes sino para crearlos. La pornografía de la violación (sea individual o en grupo) crea un vínculo entre el placer sexual que siente el hombre consumidor de esta pornografía y el estímulo de la violencia contra el objeto sexual, la mujer. Cuando se repite una acción asiduamente, el cerebro establece conexiones neuronales que determinan una conducta casi automática (este proceso es la base de las conductas adictivas).
La violencia sexual se convierte en un estímulo sexual haciendo que esta sea normalizada por el sujeto consumidor. Esto se agrava cuando sabemos que al ver una película, el cerebro, emocionalmente, lo interpreta como una realidad, no como una ficción. Y se agrava aún más cuando los sujetos sobre los que actúan estos estímulos son niños o adolescentes, pues al no haber madurado su sistema nervioso y no estar desarrollados los sistemas de control mental sobre lo emocional, es más fácil la manipulación sobre ellos.
La conclusión es escalofriante: estamos manipulando no solo a hombres, sino sobre todo a niños y adolescentes para que normalicen la violencia sexual sobre las mujeres y, en el peor de los casos, la ejerzan.
La legalidad de un país que se llama democrático no puede atentar tan gravemente contra la “libertad de sus ciudadanos y la seguridad de sus ciudadanas”. Por todo esto, es urgente declarar ilegal y prohibir la producción y consumo de la pornografía de la violación considerándola apología del delito de violencia sexual.
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