Espacio de opinión de Canarias Ahora
Queridos Reyes Magos
Este año, nuestras cartas no están llenas de juguetes ni de deseos materiales.
Somos mujeres que estamos sobreviviendo a la violencia vicaria, de género e institucional, y nuestras peticiones nacen de un lugar profundamente herido, pero lleno de fe.
Queremos pedirles algo que no se puede envolver en un papel brillante, pero que brilla más que cualquier estrella: justicia.
Justicia para nosotras, que hemos sido silenciadas, señaladas y despojadas de lo más sagrado: nuestros hijos e hijas. Justicia para las y los menores que viven atrapados en el ciclo de abuso de quienes deberían protegerles. Justicia para todas las familias rotas por sistemas que perpetúan el dolor en lugar de repararlo.
Les pedimos que nos ayuden a sanar, a que nuestras voces sean escuchadas, y a que los derechos de los más vulnerables prevalezcan sobre cualquier poder. Que los sistemas dejen de dar la espalda al sufrimiento, que los jueces vean las lágrimas de nuestros hijos e hijas, y que las instituciones dejen de proteger a los verdugos.
Queremos que este año nos traigan esperanza. Que las leyes cambien, que las madres nunca más sean separadas de sus peques sin razón, y que las heridas invisibles sean reconocidas. Queremos volver a abrazar a quienes amamos y tener la oportunidad de reparar el daño causado por tantos años de agonía.
No pedimos milagros, sino voluntad. Que quienes tienen el poder de decidir, escuchen con el corazón. Que quienes legislan, lo hagan con humanidad. Y, por supuesto, que se juzgue y condene con equidad.
En este día de ilusión, deseamos que nunca más ningún niño o niña viva sin el abrazo de su madre por decisiones injustas e impuestas. Que nunca más una mujer sea castigada por alzar la voz. Que nunca más el amor de una madre sea tratado como un peligro.
Sabemos que la magia no arregla todo, pero sabemos también que los sueños pueden convertirse en realidad cuando se lucha con el alma.
Hoy más que nunca, soñamos con un mundo más considerado.
Con el corazón en la mano, les pedimos a ustedes, queridos Reyes Magos, que cobijen a nuestros hijos e hijas bajo sus mantos, hasta que podamos volver a hacerlo nosotras con la certeza de que el amor y la verdad habrán triunfado.
Feliz víspera de Reyes...
Que la magia de esta noche nos acerque al calor de un hogar lleno de amor, justicia y reencuentros.
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