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Solo meras coincidencias

Adolfo Padrón Berriel / Adolfo Padrón Berriel

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- Heil! ¡Descanse Sr. Arnoy!

- ¿Ha tenido un buen viaje Frau Derkel? ¿Se ha visto incomodada por algún grupo de descamisados descontrolados? Nuestro operativo de seguridad ha ?“hilado fino”; yo mismo expresé con claridad meridiana que nada, ni nadie, debía perturbar su visita.

- No se preocupe Sr. Arnoy, he disfrutado de un placentero paseo hasta aquí; sin incidentes. Ha realizado un buen trabajo. Es más, debo reconocer que estoy impresionada con usted. Me ha sorprendido muy gratamente la solvencia con la que está ejecutando el plan encomendado y eso que, desde la distancia, no siempre hemos estado convencidos de que diera el perfil. ¡No se ofenda! Parece usted un poco atolondrado e incapaz, pero le confieso que su eficiencia está consiguiendo que olvidemos esa ? “impresión inicial”.

- ¡Siempre a su servicio, Frau Derkel! ¡Favor que usted me hace!

- ¡Vayamos al asunto y presente usted su informe, Sr. Arnoy!

- ¡Sin novedad en el frente, mein Führer!

- ¡Arnoy!, ¿Qué le tengo dicho?

- Discúlpeme, no sé en que estaría pensando. Prosigo, todo marcha según el plan establecido, es decir: paro creciente, recesión en espiral, maxi-flexibilización del mercado laboral, estamos desmontando los Servicios Públicos, hemos favorecido la evasión de capitales y garantizado una nula fiscalidad para las rentas altas y las grandes fortunas, se extiende el empobrecimiento, estamos rebajando los salarios y subiendo los precios, hemos aumentado los impuestos indirectos, estamos socavando la estructura del estado y hemos puesto en jaque a las autonomías, los desempleados asumirán trabajos forzosos para mantener su prestación, las aseguradoras privadas empiezan a hacer negocio a costa del Apartheid Sanitario, los bancos manejan el mercado inmobiliario y sanean sus pufos con dinero público engrosando la deuda y, por primera vez, hemos conseguido que las entradas en las arcas de la seguridad social sean inferiores a los gastos ?ya podemos afirmar que está en peligro el pago de las pensiones-. En resumen: ¡Estamos preparados!

- Me reitero, Sr. Arnoy: ¡Estoy impresionada!

- Lo asumo como un cumplido Frau Derkel.

- Bien, todo parece correcto. Es el momento de cerrar el círculo. Puede pedir ya el “rescate”, Arnoy. Solo tengo una duda: En el frente heleno la resistencia popular estuvo a punto de darnos un buen susto. Afortunadamente, el trabajo de nuestros medios de comunicación, unido a la fragmentación del bloque de oposición, colocaron las cosas en su sitio. ¿Cómo anda el asunto por aquí? ¿Tenemos algo de qué preocuparnos? ¡Séame franco!

- Me atrevería a afirmar que todo está bajo control, señora. Bueno, algunas “gordilladas”, ya me entiende, je, je, pero no existe organización y por tanto, poca cosa que temer. Es más, estamos llenando los reality shows con apadrinamientos de familias españolas por parte de solidarios noruegos, o empresarios generosos y buenos cristianos que dan trabajo a parados desesperados. A la gente le encanta, ¿sabe usted? Pero, dígame una cosa, si no es molestia, ¿es cierto que Grecia está al borde de la guerra civil? ¿Eso podría terminar ocurriendo aquí? Es que yo sólo leo prensa deportiva y, por cierto, ¿se ha enterado de que Ruinaldo está triste?

- Arnoy, supongo que no podía esperar de usted que además entendiera nuestra empresa. Estamos en guerra desde el principio, Arnoy. Tenga usted amplitud de miras: lo importante de las guerras es que constituyen la necesaria antesala para la “reconstrucción” posterior; solo así podremos extender el “Nuevo Orden” ¿Comprende lo que le digo? Le veo taciturno.

- No, no, no. Es sólo que estoy un poco cansado. Creo que estoy necesitando unas vacaciones.

- ¿No pretenderá cobrarlas?

- Bueno, ?, en mi caso, se podría hacer una excepción, ¿no? Creo que me lo he ganado.

- Bromeaba, Arnoy; bromeaba. Puede usted retirarse.

- Perdone, mein Führer, ?, -quiero decir, Frau Derkel, pero estamos en la Noncloa. ? ¡Ah! Si, bueno, ya entiendo. Perdone la torpeza. A sus pies, Frau Derkel; me retiro. Gracias por todo. Heil!

Como se puede observar este relato es pura ficción. Cualquier parecido con la realidad es fruto de una “mera coincidencia”.

* Miembro de co.bas-Canarias y de Canarias Por La Izquierda-Si Se Puede

Adolfo Padrón Berriel*

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