Ecologistas advierten de que la biomasa a pequeña escala no es una solución sostenible para Canarias

A juicio de los ecologistas, esta actividad no tiene que competir con la producción de alimentos, ni generar nuevos problemas ambientales.

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Ben Magec- Ecologistas en Acción ha advertido de que la generación de electricidad en las islas a través de biomasa a pequeña escala no puede fomentar prácticas poco sostenibles, como la plantación intensiva de eucaliptos y tuneras en tierras sin cultivar, incentivando una demanda que a su juicio podría cubrirse con sistemas más eficientes y sostenibles en las Islas.

A juicio de los ecologistas, esta actividad no tiene que competir con la producción de alimentos, ni generar nuevos problemas ambientales. Motivo por el que aboga por abrir un amplio debate para que su aprovechamiento quede vinculado a la disponibilidad de los recursos locales.

“No podemos dejar, tal y como ha sucedido en otros territorios del estado Español que la biomasa se convierta en un problema al destinar suelos agrícolas a la plantación intensiva de eucaliptos o tuneras”, apotillan.

El colectivo recuerda en un comunicado que tras el rechazo frontal mostrado al proyecto de Ence que instalar una incineradora en Canarias, diversas administraciones como el Cabildo de Gran Canaria y la Mancomunidad del sureste, han visto con buenos ojos la utilización de la biomasa partiendo de un “un modelo descentralizado y acorde al territorio”. Es decir, del “uso de plantas a pequeña escala” para la producción de calor o biogás mediante el aprovechamiento de biomasa local.

Para lograr este objetivo, se aborda la posibilidad del uso de los eucaliptos que crecen en los bosques canarios y de cultivos de alto rendimiento, como tuneras plantadas en terrenos marginales.

Sobre ésta las tuneras, afirma haber pedido “coordinacion” en la política energética, ambiental y agrícola del Cabildo grancanario, ya que “subvenciona a la Mancomunidad del Sureste con 200.000 euros para cultivos energéticos con tuneras, mientras gasta 329.506 € en la Restauración Ambiental del Sitio de Interés Científico de Juncalillo del Sur, donde una parte de ese dinero se usó para el control y erradicación de esta especie”.

Mejor, compost

La federación ecologista aboga por fomentar y regular determinados usos de la biomasa de los bosques canarios “desde el punto de vista energético, cuando sea posible y siempre para la producción a pequeña escala, en zonas concretas como parte de la economía local y bajo criterios de sostenibilidad y eficiencia”.

Sin embargo, considera que debe priorizarse su aprovechamiento material lo máximo posible, por ejemplo en forma de compost de calidad para fertilizar los suelos, antes que su valorización energética.

Para los ecologistas esta forma de generación eléctrica debe adoptar un rol secundario y puede servir como complemento a otras renovables - como la solar, eólica y geotérmica – y adoptar un rol importante a nivel ecológico mediante la prevención de incendios, así como en la revitalización de las zonas rurales.

Mayor dependencia del exterior

Ben Magec cree que el uso de tierras de cultivo abandonadas para la producción de biomasa “no ayudaría a una economía tan dependiente de las importaciones de alimentos”. Al respecto, hace referencia a datos del Cabildo de Gran Canaria que puntualizan que en la isla solo se produce un 10% de los alimentos consumidos, lo que demuestra su dependencia del exterior.

“Destinar tierras aptas para la alimentación a la plantación de cultivos energéticos, aunque sea de consumo local, solo ahondaría en nuestra dependencia del exterior y aletargaría el camino hacia la soberanía alimentaria”, explica.

Según datos del Gobierno de Canarias, en 2009 se produjo un importante descenso de la superficie agrícola cultivada en el Archipiélago, pasando de 24,85 hectáreas por cada mil habitantes en 2008 a 19,75 en 2009. En el caso de Gran Canaria, solo el 5,85 % de la superficie de la Isla está destinada a la actividad agrícola, 30.000 hectáreas de las que solamente 9.000 están cultivadas.

Por este motivo los ecologistas consideran que esas tierras son “un recurso estratégico y esencial para garantizar en un futuro nuestra soberanía alimentaria, evitando cualquier destino de las mimas separadas de dicho uso”.

El impacto de los eucaliptos

En este punto, advierten del impacto ecológico asociado al manejo de eucaliptos y tuneras, tales como la competencia con ecosistemas locales, procesos de degradación, pérdida de fertilidad del suelo o erosión por malas prácticas forestales y su cultivo en lugares poco apropiados, que podría agravarse con su reintroducción como cultivo energético.

“Recordemos que eucaliptos y tuneras se introdujeron en nuestra isla, tal y como se pretende ahora, bajo criterios esencialmente económicos sin tener en cuenta las consecuencias ambientales que ello aparejaría”, insisten.

Estos problemas han llevado a la catalogación de la tunera india (opuntia dilleni) y tunera común (opuntia máxima) como especies exóticas invasoras.

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