El investigador palmero Manuel Lorenzo colabora en el libro ‘El barco de las ratas’ de Vázquez-Figueroa

Manuel Lorenzo Arrocha.

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

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El investigador palmero Manuel Lorenzo Arrocha colabora en el libro '1622. El barco de las ratas' de Alberto Vázquez-Figueroa, una obra basada “un hecho histórico, acaecido en aguas del Atlántico hace más de 400 años, y del que aún existen misterios no resueltos”.

La primera presentación oficial del libro tendrá lugar el día 10 de octubre en la sala de prensa de Presidencia del Gobierno de Canarias, en Santa Cruz de Tenerife a las 19 horas. Posteriormente, habrá tres presentaciones destacadas: el día 7 de noviembre en el Corte Inglés de Tenerife, el 14 de noviembre en el Corte Inglés de Mesa y López (Las Palmas de Gran Canaria), ambas a las 19.00 horas, y el 21 de noviembre en la sala de Ámbito Cultural del Corte Inglés Castellana (Madrid) a las 19.30horas.

Igualmente se harán presentaciones en cada una de las islas y en diferentes centros educativos de secundaria, ya que este libro “permite trabajar de forma interdisciplinar las áreas de Lengua y literatura y Geografía e Historia”, informa la editorial.

Entre las novedades hay que destacar, que es la primera vez que Vázquez-Figueroa elabora un libro para una editorial canaria (Editorial Herques) y también que es la primera vez que el citado escritor realiza una publicación con dos partes bien diferenciadas: la primera, la novela propiamente dicha, y la segunda parte corresponde a la histórica-científica, basada en hechos reales. Colaboran en esta parte histórica varios investigadores canarios: Daniel García Pulido, Manuel Lorenzo Arrocha y Juan Francisco Delgado.

El libro cuenta además con un prólogo realizado por Cirilo Leal Mújica (escritor) y Antonio Tejera Gaspar (catedrático de Arqueología y Premio Canarias).

Igualmente, hay que mencionar la colaboración con dos frases en la banda que bordea el libro de los prestigiosos profesores e investigadores Carlos Martínez Shaw (catedrático emérito de Historia Moderna (UNED, Madrid) y de Germán Santana Pérez (profesor titular de Historia Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria).

La portada y contraportada del libro fue realizada por el pintor Miguel González Rodríguez, y contó con la colaboración de María González Correa y Lucía González Correa.

Colaboran en esta publicación numerosas instituciones de Canarias, entre las que destaca el Gobierno de Canarias (Dirección General de Patrimonio Cultural), Puertos de Tenerife, varios cabildos insulares y numerosos ayuntamientos de todas las Islas. 

'1622. El barco de las ratas' es un libro en el que “se relatan una serie de hechos reales, que han sido objeto de análisis y de investigación histórica, como figura en la segunda parte de la obra”. Esta información, bien documentada, ha aportado “un conjunto de datos de gran interés, fundamento sobre el que Alberto Vázquez-Figueroa ha escrito la novela de este título, haciendo gala de la gran maestría narrativa a la que nos tiene acostumbrados este creador en su ya larga carrera, como autor de más de cien libros, considerado por ello uno de los novelistas contemporáneos más leídos en España y en el mundo”, resalta.

La obra está dividida en dos partes, bien diferenciadas por el color y el tipo de papel en cada una de ellas. Se complementa, además, con numerosas ilustraciones.

Para conocer los entresijos de la expedición de 1622 de la Flota de las Indias, se han consultado las valiosas referencias del cronista carmelita Antonio Vázquez de Espinosa, quien “nos relata en su texto una serie de escenas de gran impacto, llenas de crudeza y peligrosidad, producidas por la devastación que sufrieron las embarcaciones, debido al embate de varios temporales, pero, sobre todo, por la invasión de una pavorosa plaga de ratas que aparecieron en las naves. Ratas hambrientas que atacaron a los marinos, a las aves y a otros animales que llevaban a bordo, e incluso a los mismos gatos. Se matarían más de tres mil”, detalla.

La armada salió de los puertos andaluces en 1621, compuesta por treinta y tres embarcaciones. Hizo escala en las Islas Canarias, como era usual, mientras que a la Península solo regresarían a finales de 1622, siete embarcaciones. La mala fortuna persiguió a los supervivientes, ya que cuando se encontraban en las cercanías del puerto de Cádiz fueron asaltados por piratas holandeses que merodeaban por aquellas aguas.

“De la citada expedición a las Indias quedan aún muchos enigmas por resolver, entre ellos, las razones que inducirían al general Fernando de Sosa, que iba al mando de la flota, a haberse aventurado a zarpar de La Habana con destino a España en una fecha que coincidía con la temporada de grandes tormentas, comunes en esa época del año. Quedan aún por valorar, además, las pérdidas del cargamento de oro, plata y otras materias primas con las que venían cargadas las naves. Otros muchos enigmas de esa flota maldita de Indias continuarán enterrados aún por mucho tiempo en las aguas del Atlántico”, concluye. 

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