El maravilloso regalo que Alonso y su familia, que lo perdieron todo con el volcán de La Palma, nunca esperaron recibir
Este martes, 21 de junio, fue un día especial para Alonso. No solo cumplió años, sino que recibió un regalo que nunca olvidará: una casa.
Alonso es una de las personas afectadas por el volcán de La Palma. Vivía junto con su mujer, Viviane, y su hijo, en Los Campitos, que fue una de las primeras zonas que desaparecieron bajo la lava. La suya es una historia que se repite en el Valle de Aridane. Familias que de la noche a la mañana perdieron su vivienda, su barrio y, en definitiva, buena parte de sus recuerdos por culpa de la erupción volcánica del pasado 19 de septiembre.
Como medida provisional, Alonso, Viviane y su hijo fueron a vivir con familiares. No obstante, sabían que esta situación no era sostenible en el tiempo, por lo que pronto se movilizaron para encontrar una vivienda solo para los tres.
El primer impulso de Alonso fue colgar un mensaje en Facebook preguntando por alguna casa para alquilar. El post lo colgó una página en la que las personas compartían imágenes y curiosidades del Valle de Aridane. Tuvo suerte porque a los pocos minutos recibió una respuesta. Era Siglinde, una mujer alemana que vive en El Paso y tenía una casa libre.
“Ustedes pueden venir a mi casa y quedarse el tiempo que haga falta”, les escribió, ante la sorpresa de Alonso y Viviane.
Ellos no conocían de nada a Siglinde. Su único vínculo era la página de Facebook. Alonso era un usuario activo, ya que compartía fotos de casas y paisajes, y habitualmente Siglinde interactuaba con algún ‘me gusta’. Alonso también hacía lo propio, pero nada más. Hasta ese día nunca habían cruzado un mensaje.
A pesar de no conocerse, Alonso y Viviane decidieron aceptar la oferta de Siglinde. Aunque habían recibido otras propuestas, optaron por esa vivienda porque se encontraba en El Paso, en un lugar más cercano donde ellos desarrollaban su día a día.
Una bonita casualidad
Cuando Viviane hace memoria de aquellos días, los recuerdos no son nítidos, pero un detalle le llamó la atención. “Llevaba muchos días sin dormir, sin comer, casi ni bebía agua. Habíamos perdido la casa y no paraba de pensar en ello. Sí recuerdo cuando llegué a la casa de Siglinde. Nos recibió ella y su esposo de manera muy amable y pasadas las horas empecé a darme cuenta de que este sitio me resultaba familiar”, relata Viviane.
En abril, cinco meses antes del estallido del volcán, Viviane y Alonso estaban de paseo por Las Moraditas, una vistosa zona de El Paso por sus pinos y abundante vegetación. Viviane no conocía ese lugar, y todo le llamaba poderosamente la atención. En especial, se fijó en una casa con una brillante portada azul, muchas flores y un jardín precioso…
“El día que vine a casa de Siglinde, no entré por la portada azul sino por otro acceso, por eso no lo reconocí de primeras. Si bien sabía que había pasado por allí hace un tiempo, no reconocí el lugar. Pero después, cuando ella nos entregó la llave y empezamos a ver la casa, tanto mi marido como yo quedamos impactados. No sé si será casualidad, pero de serlo, fue una bonita casualidad. La casa de Siglinde era la casita que tanto me había gustado”, asegura Viviane.
Una casa para sus hijos
Esa no fue la única sorpresa para Alonso y Viviane. Durante tres meses no les cobró alquiler, y de ahí en adelante solo les pidió los gastos de agua y luz. También les cuidó durante los cinco días que tanto Alonso, Viviane y su hijo tuvieron COVID, yendo cada día a su casa para dejarles la comida en la puerta.
No obstante, la verdadera sorpresa llegó cuando Siglinde les comunicó que quería donarles la vivienda. “No sabíamos cómo reaccionar”, cuenta Alonso. “¿Cómo nos iba a entregar la casa si no nos conocía ni sabía cómo éramos? Cuando se lo comentamos, ella rápidamente dijo: sí, sí sé cómo son”, relata.
Alonso y Viviane rápidamente pasaron de la incredulidad a la alegría. Tenían un nuevo hogar. “Todo lo que teníamos y construimos por 20 años se lo llevó la lava, pero por suerte ahora tenemos un hogar para que herede nuestro hijo”, señala Viviane, quien también agradece el papel de la Oficina de Atención a las personas afectadas de la Casa Massieu, así como al Ayuntamiento de El Paso, por las facilidades para superar el trance del volcán.
Desde este martes, 21 de junio, la casa en Las Moraditas es propiedad de Alonso y Viviane. La donación fue formalizada ante la notaría de Alberto González Sijo, en Los Llanos de Aridane. Como detalle, y porque se sienten canarios, Siglinde y su esposo fueron vestidos de típico al acto de firma. Luego, en un día de chirizo, celebraron una bodega con carnes, boniatos, papas y mojo en su nuevo hogar. En definitiva, un regalo de cumpleaños que Alonso y su familia nunca olvidarán.
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