La carta de una médica de un centro de salud de Tenerife: “No quiero dinero, exijo respeto”
“No quiero dinero, exijo respeto”. De esta manera encabeza Ana Joyanes, médica de familia del centro de salud del barrio de La Salud, en Santa Cruz de Tenerife, una carta con la que ha querido manifestar su descontento por la exclusión de los trabajadores de Atención Primaria en la primera propuesta planteada por la Consejería de Sanidad para gratificar con una paga extraordinaria a los profesionales sanitarios por el esfuerzo realizado durante la crisis producida por la COVID-19.
Aunque el departamento regional ya ha aclarado que se trata de un borrador que está sujeto a negociación con los representantes sindicales, la omisión de ciertas categorías, servicios y áreas de asistencia o las diferencias retributivas entre los profesionales han suscitado un profundo malestar en el sector.
El Gobierno ha reservado 18,8 millones de euros para reconocer la labor ejercida por los trabajadores del Servicio Canario de Salud (SCS) durante esta emergencia sanitaria. En el documento entregado la pasada semana a los sindicatos para arrancar las negociaciones, Sanidad plantea que la gratificación llegue a un total de 16.242 profesionales, una cifra que representa algo más de la mitad de una plantilla de 31.000. En la propuesta no están incluidos, entre otros, los trabajadores de urgencias, de los centros de salud o los celadores, que han desempeñado una función crucial, en algunos casos en la sombra, durante esta difícil etapa.
“Ciertamente, el nivel de exposición y esfuerzo físico e incluso moral no es el mismo para un médico intensivista que para uno de Atención Primaria. Pero de ahí a decidir que el personal de Atención Primaria no es esencial para dar respuesta a la pandemia -y de ahí que no se nos considere para estos incentivos- media un abismo”, señala en su escrito Joyanes. Para la sanitaria -y también escritora-, natural de Jaén, la lectura que se desprende de esta medida es que los profesionales que ejercen en los centros de salud “no solo no son esenciales, sino que son prescindibles”. “Así funciona el mundo: tanto tienes, tanto vales; tanto te reconozco, tanto vales”, lamenta.
La médica de familia remarca la importancia de la Atención Primaria como dique de contención para evitar la saturación de los hospitales. “¿Cuántos enfermos habrían llegado a sus puertas sin unos sanitarios que valoraran la necesidad o no de acudir a un nivel superespecializado? ¿Habrían podido mantener ingresados a todos aquellos enfermos a los que se ha controlado en domicilio una vez superada la fase crítica?”, se pregunta Joyanes, que también resalta la labor de los profesionales de esta área asistencial en la detección y el control de los casos diagnosticados de COVID-19 ante la aparición de posibles complicaciones. Durante esta emergencia sanitaria, los médicos de familia han tenido contacto diario “hasta la resolución del proceso” con “los casos probables, los confirmados leves y los dados de alta tras un cuadro moderado o grave”.
Los trabajadores de Atención Primaria han asumido además la responsabilidad del rastreo de contactos, un procedimiento clave de control en el área de vigilancia epidemiológica.
“¿Quién ha atendido a los pacientes que durante el confinamiento también tuvieron otros problemas? Ahí seguíamos nosotros gestionando sus problemas de salud, sus miedos y su ansiedad, dando ánimo y soluciones, estando cerca a través del teléfono o en domicilio”, añade la médica, que cuestiona “qué pasará si cuando vuelvan los contagios -que volverán- la Atención Primaria no sigue actuando de muro de contención”. “Yo lo tengo claro. Como también tengo claro que no quiero dinero, pero sí quiero ser considerada como cualquier profesional sanitario que ha luchado contra esta pandemia. No quiero dinero: exijo respeto. El respeto que desde la Consejería de Sanidad se nos niega”, continúa la carta, “porque aquí todos tenemos nuestra función y la nuestra no solo es esencial, sino vital, aunque no sea tan llamativa ni genere titulares, aunque nuestros gestores sean tan ciegos que no comprendan el valor de nuestro trabajo, aunque los sindicatos que se supone deben velar por nuestros intereses no hayan movido un músculo (y no me vale que esperen a la mesa sectorial”.
“De entrada, no creo que haya que premiar nada”, señala Joyanes en declaraciones realizadas a este periódico a propósito de su escrito. “Hemos hecho nuestro trabajo porque lo teníamos que hacer, no para que nos premien. ¿Qué ha sido un sobreesfuerzo? Sí. ¿Qué ha sido un peligro? Por supuesto. No necesitamos nada, ningún reconocimiento oficial. Se agradece que te lo den, pero no es por eso por lo que hemos trabajado”.
No obstante, la médica de familia precisa que, a partir del momento en el que la administración decide conceder estas gratificaciones, “no se pueden hacer distingos”. La especialista remarca que los profesionales de Atención Primaria han realizado una labor “de contención y racionalización” que, de no haberse producido, habría originado un colapso sanitario “sin parangón”. “Hubiera ido mucha gente a las urgencias de los hospitales, hubiera habido muchos más contagios”. “Me duele que digan que no somos esenciales. Si no somos esenciales, ¿por qué nos obligan a coger las vacaciones antes de que se produzca la segunda oleada?”, se pregunta.
Para Joyanes, la propuesta de la Consejería de Sanidad ha lanzado de manera implícita “un mensaje terrible” a la población. “Se está diciendo que los buenos, los imprescindibles, son los que trabajan en los hospitales, y los que no tienen valor, los que están para hacer recetas y mandar al especialista son los de Atención Primaria. Pues es mentira. Estamos para ver, tratar, detectar y, además, somos especialistas, como los demás. No queremos ser los que más relumbremos ni que se nos dé las gracias, pero tampoco queremos ser tratados de forma diferente, como de segunda clase, porque no lo somos”, concluye Joyanes, que ha querido difundir la carta públicamente para no dejar esta situación en “el pataleo” y la queja con sus compañeros.
Los sindicatos con representación en la mesa sectorial de Sanidad tenían de plazo hasta el pasado viernes para entregar sus propuestas para el reparto de los 18,8 millones de euros aprobados por el Gobierno regional para gratificar a los profesionales. Las posiciones de los representantes de los trabajadores se mueven entre las de aquellas centrales que son partidarias de que el reparto sea equitativo entre todos los profesionales que se hayan mantenido en activo durante la crisis, con un baremo que solo tenga en cuenta el nivel de exposición a la enfermedad, como defiende, por ejemplo, CCOO, y las de otras que abogan por destinar esos fondos al refuerzo de la sanidad pública y a dar estabilidad a las plantillas, entre las que se encuentran Intersindical Canaria o Asaca.
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