El despegue de los contagios en Canarias pone en peligro la campaña turística del verano al subir su incidencia a siete días hasta los 72 casos

Zona hotelera en el sur de Tenerife

Karen Estévez

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La rápida subida de contagios de COVID-19 en Canarias pone en verdadero peligro la campaña de verano para el sector turístico, que veía en ella el primer impulso para reflotar su economía, tan duramente castigada por el avance de la pandemia y, en consecuencia, las restricciones a la hora de viajar.

A finales de mayo parecía que se podía llegar al objetivo de mantener la incidencia en el Archipiélago por debajo de los 50 casos por cada 100.000 habitantes, pero no fue así. Ya avanzado el mes de junio, el Archipiélago superó ese umbral, quedando fuera de la lista verde de muchos países europeos, como Reino Unido, que utilizan este baremo para recomendar o no los viajes.

Julio arranca aún peor, dibujando la curva de contagios en ascendente, casi en línea recta, y anotando para este jueves una incidencia acumulada (IA) a siete días de 72,06 casos por cada 100.000 habitantes. Una subida vertiginosa como resultado del aumento de casos diarios en Tenerife y Gran Canaria, que desde hace unos días viene sumando cada vez más positivos a pesar de que su IA sigue por debajo del umbral de 50.

De hecho, este jueves la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias ha registrado 378 nuevos contagios de coronavirus en el Archipiélago, la segunda cifra más alta desde que se tienen registros. La mayor parte de ellos se han producido en Tenerife, que ha anotado 248 en tan solo 24 horas, mientras siguen subiendo los contagios en Gran Canaria, que contabilizó 82.

Unos datos nada halagüeños y que alejan la previsión del sector para recuperar, al menos, al turista británico, que si no está vacunado, tendrá que pasar una cuarentena y unas pruebas diagnósticas tras viajar a Canarias. De hecho, la campaña de verano ya parece haberse dado por perdida, como lo manifestó el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres hace unos días.

El político aseguró que mantenía la “esperanza” de que las islas remonten como destino turístico en invierno. En estos momentos, “las reservas y las decisiones tomadas en países emisores apuntan a que, una vez controlada la pandemia, se pueda salir a disfrutar de esos meses de invierno”, en los que “Canarias no tiene competencia”, aseveró Torres. Por climatología, sistema sanitario, ubicación geográfica y conectividad, las Islas volverán a ser “un destino apetecible” y habrá una temporada en la que “están puestas todas las expectativas”, dijo.

Actualmente, en verano, Canarias “compite con otros destinos nacionales peninsulares y Europa con buen tiempo en junio, julio y agosto”, pero es clave llegar en la mejor situación epidemiológica para los últimos meses del año. Llegando al objetivo del 70% de la población inmunizada al final de julio y con la vacunación avanzando rápido en agosto, Torres vaticinó que “estaremos en una magnífica posición para un mercado de invierno potente”. Aunque reconoció, a su vez, que esta temporada “no salvará el año”, sí que “abrirá las puertas al 2022 y en eso confiamos”, añadió.

No obstante, recordó que en julio de 2020, tras el final del primer estado de alarma, “las expectativas también eran buenas y se vieron truncadas” por las olas de contagios, por lo que llamó a ser “prudentes” a la hora de poner cifras sobre la mesa, aunque ahora hay un elemento que no estaba el año pasado: la vacuna. Solo se truncará esta temporada, señaló, si llega una nueva cepa, algo que aseguró que no quería “ni pensar”.

No queda otra que luchar por bajar los contagios, como bien decía la semana pasada el presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel), Jorge Marichal, que lamentó que se haya “perdido la oportunidad” de recuperar el mercado británico. Entonces decía esperanzado que a Canarias le podía pasar lo mismo que a Baleares: entrar con posterioridad a la anhelada lista verde.

Para conseguir el objetivo, Marichal pedía a las administraciones públicas “hacer su trabajo” y adecuar los niveles de alerta a la situación actual del virus.

Lo cierto es que el Gobierno canario está haciendo lo posible por dominar la curva de contagios, pasando a nivel 3 de alerta sanitaria a Tenerife, aunque el Tribunal Superior de Justicia regional tumbara todas las medidas restrictivas que afectaban de lleno al sector de la restauración, donde se han producido ya varios brotes de COVID. Esta decisión motivó a cambiar de planes, por lo que se ha propuesto un cribado masivo de la población tinerfeña con mayor incidencia y acelerar la vacunación, así como un acuerdo con la hostelería para propiciar la apertura de comedores interiores con los máximos criterios sanitarios y con el mayor control posibles, con un 10% de vacunados dentro del 50% del aforo permitido en esos espacios -o sea, el 20% del total autorizado-.

Es más, pare este viernes, el presidente canario ha convocado una reunión de urgencia con la Junta de Seguridad para analizar la situación de la pandemia en el archipiélago, especialmente en Tenerife, y buscar nuevas y efectivas soluciones.

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