La lucha contra la gordofobia avanza en Canarias: ''Parece que si no eres delgada no puedes ser feliz''
“¡Hacía mucho tiempo que no te veía! ¿Estás más gorda, no?”. La gordofobia ha convertido a las personas gordas en la diana de incesantes comentarios sobre el físico. “Cualquiera se considera con derecho a depositar sobre los cuerpos gordos su opinión, recomendación o dieta”, reza la Guía básica sobre gordofobia del Instituto Canario de Igualdad. Los apuntes constantes sobre el peso, la misión imposible de encontrar una talla en las tiendas de ropa o el vínculo impostado entre la insalubridad y la gordura traen consigo un fuerte impacto en la salud mental de las personas. En especial de las mujeres, las principales víctimas de este tipo de discriminación.
“Uno de los grandes mitos que existen sobre las personas gordas es el pensamiento de que la gente lo está porque quiere, porque come de más o porque se mueve de menos. Basa todo en esa simplicidad sin tener en cuenta otros factores genéticos, metabólicos, económicos, históricos, culturales y psicosociales”, explica la psicóloga especializada en nutrición Sheila Mulero, fundadora de Nutriestrategic.
Los obstáculos para encontrar un trabajo, establecer relaciones de amistad o sexoafectivas, ir a la playa, publicar fotos en redes sociales o realizar una actividad deportiva limitan el pleno desarrollo de las personas que sufren discriminación gordófoba. “Entras en una aplicación para ligar y te rechazan por ser gordo. En cualquier empleo tienes el miedo de que no te contraten. En la clase de educación física siempre te eligen el último en los equipos porque piensan que por tu cuerpo no sabes jugar”, ejemplifica Mogares Doyân, artista.
A los 13 años le diagnosticaron un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). La relación con su cuerpo era de odio. Creció pensando que las únicas personas que se enamoran y que triunfan son las delgadas. “Te hacen creer que cuando cumples el objetivo de ser delgado pasas a vivir en una película de Disney. Cuando llegas a ese estadio de corponormatividad ves que la promesa no es real. Ese choque con la realidad genera problemas muy fuertes”, relata.
En su caso, ha sufrido una doble discriminación por ser una persona queer y pertenecer al colectivo LGTBIQ. Mogares Doyân se marchó a vivir fuera de Tenerife para buscar su libertad. “Por la ropa que llevas te pueden pegar y matar. La libertad debería ser un derecho, pero es un privilegio del que no todas gozamos”, lamenta. Con el objetivo de introducir en el debate público este tipo de violencia, Dôyan organizó la feria Orgullo XXL, celebrada en el municipio de El Sauzal y pionera en tratar la violencia estética y la gordofobia.
Los centros sanitarios, un espacio hostil
Doyân describe los centros sanitarios como un espacio hostil. “Todos mis problemas médicos se resumen a que estoy gordo. Siempre que voy me recomiendan una dieta aunque vaya con un esguince”, relata. La Guía del Instituto Canario de Igualdad describe estas situaciones como ejemplos de “gordofobia médica”.
Según este documento, el prejuicio de creer que las personas gordas lo son “porque quieren” o por falta de voluntad conduce en ocasiones a diagnósticos fallidos. “Implica que en las consultas médicas la norma sea recomendar dietas a las personas gordas como solución a cualquier afección o dolencia que presenten, muchas veces sin indagar en el cuerpo, en los orígenes del malestar, sin tomar en cuenta la voz de quien lo presenta”.
El modelo de belleza
La especialista Sheila Mulero recuerda que la discriminación gordófoba afecta también a las personas delgadas. La Guía elaborada por Magdalena Piñeyro añade que esta se extiende hacia toda la población, sobre todo a las mujeres. El machismo ha impuesto sobre ellas una “brutal exigencia estética y obsesión por la belleza corporal”.
La socióloga Esther Pineda describe la violencia estética como esta presión social para mantenerse siempre joven, delgada y canónicamente bella. La sociedad ha situado la belleza como un elemento constitutivo de la identidad y la valoración femenina. Según Pineda, los medios de comunicación y difusión masiva, la moda, la música y el mercado cosmético han divulgado unos modelos y patrones de belleza de manera arbitraria, apostando por unos cuerpos ficticios e irreales concebidos como “ideales”.
Ceci Wallace es maquilladora profesional y creadora digital. Para ella, que los cuerpos diversos se representen en campañas, en redes sociales o en medios de comunicación es “un rayo de luz entre tanta oscuridad”. “Quizás a las personas que nunca han sentido la gordofobia en sus carnes no les parece necesario visibilizar todo tipo de cuerpos, pero la mayoría de las mujeres sufrimos desde siempre una presión estética abismal por tener un cuerpo perfecto que es casi imposible de conseguir. Verte representada te hace reconciliarte con todo ese sufrimiento diario y constante”, subraya.
A través de las redes sociales, Wallace también realiza una importante tarea de sensibilización. “Cada vez somos más las personas que nos atrevemos a demostrar que se puede tener estilo y moda en cualquier talla, y poco a poco ir rompiendo con esos estereotipos tan negativos”.
A pesar de que la moda ha avanzado a paso lento hacia la inclusión, aún queda mucho camino por recorrer. “Seguimos estando a años luz de conseguir la inclusión real. Si tener más de cierta talla se asocia a cosas negativas como los malos hábitos, la pobreza o el sedentarismo, ¿qué marca querría que su empresa se asocie a esos valores? Y las pocas atrevidas que hacen sección plus size, nos relegan a la compra online exclusivamente. Quieren nuestro dinero, pero no nos quieren ocupando sus tiendas”, asevera.
El peso del patriarcado
La presión histórica que recae sobre las mujeres desde el patriarcado “ha cubierto de problemas de salud mental a toda la población”. Wallace insiste en que los cuerpos son diversos. “Los hay naturalmente delgados, naturalmente gordos, de todas las formas, tamaños y colores. Establecer un canon y pretender que todos entremos por ahí es imposible, pero seguimos intentándolo con dietas restrictivas que nos hacen perder la salud. Parece imposible ser feliz si no se está delgada”, añade.
La nutricionista Mulero defiende que “lo más importante es cultivar la autoestima”. “Empoderarnos para que no nos afecte lo que venga de fuera y tener claro que lo importante es lo que nosotros sabemos de nosotros mismos”, plantea la experta. Todas las vivencias traumáticas pueden quedarse para siempre en la mente si no se trabajan. Ante esto, la especialista propone trabajar los episodios para sanarlos y transformarlos en un aprendizaje.
Para Ceci Wallace contar con referentes también es fundamental para caminar hacia el futuro, “que será diverso”. La lucha contra la gordofobia, según la creadora digital, pasa por normalizar en todos los espacios a personas gordas haciendo vida normal, haciendo ejercicio, trabajando y demostrando que el cuerpo no es un impedimento.
Mogares Doyân apunta a la regla de los cinco segundos para combatir la gordofobia en los entornos familiares o de amistad. “Si lo que vas a decir no se puede solucionar en cinco segundos, como tener las gafas sucias o algo en el diente, no lo digas. Estamos dañando a la persona sin saber cómo están por dentro”, concluye.
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