Los trabajadores sanitarios de urgencias no pueden más: “No hay logística, solo compañerismo”
Las fechas navideñas, repletas de encuentros y viajes, han estado marcadas por la vuelta de infecciones respiratorias agudas y serios repuntes de la gripe A y la COVID. La situación es tan dramática que los pasillos de los centros hospitalarios canarios de urgencias están alojando camillas con pacientes. Se han ido tomando medidas al respecto como la del pasado miércoles, cuando se permitió a enfermeros y enfermeras recetar paracetamol e ibuprofeno, una demanda histórica del colectivo. Del mismo modo, este viernes, el Ministerio de Sanidad ha propuesto que la mascarilla sea obligatoria en los centros sanitarios y la recomendación, en palabras de la ministra, de llevar “siempre a mano una en estas fechas”. Mientras, comunidades como Catalunya y Comunidad Valenciana ya exigen su uso en los centros médicos. La ministra Mónica García ha convocado también una reunión urgente con todas las comunidades para abordar conjuntamente este aumento de casos de gripe y desde el ministerio se recuerda la importancia de vacunarse para prevenir cuadros graves.
En el Archipiélago, atrás quedaron los aplausos a las ocho de la noche para los trabajadores sanitarios, que sienten que llueve sobre mojado con una situación que se viene arrastrando desde hace años, pero ahora se evidencia por la alta demanda asistencial. Una situación “enquistada” por motivos como la ausencia de espacio en los centros, la falta de más de 8.000 camas sociosanitarias, los recortes en personal o haber dejado morir la atención primaria en los barrios, pueblos y municipios. Ya no se habla del cuidado en el centro, ahora hay que hablar de centros colapsados y trabajadores castigados, “más incluso que antes de la pandemia”.
El portavoz de Sanidad de Intersindical Canarias, Ruymán Pérez, habla de una situación de “colapso total” en todo el servicio de urgencias, con momentos de alivio que tilda de “espejismos”. Pérez explica a este periódico que actualmente los servicios de urgencias están “con más de cien ingresos pendientes de cama”. Asegura que se están buscando camas en los hospitales por los planes de contingencia en caso de que la situación siga empeorando y “buscando espacios” en una situación peliaguda que se espera que se agrave a partir del día 15 de enero. Para el representante sindical, este repunte es uno más de los que se producen en unos servicios asistenciales en crisis desde hace “más de 20 años”.
Para Pérez, los sanitarios siguen estando castigados, más que durante la pandemia e incluso por la Administración y un ejemplo de ello son los recortes en las contrataciones, recortes en turnos de trabajadores en cuyas espaldas sigue recayendo todo el peso de las crisis sanitarias.
La precariedad laboral de los trabajadores de Transporte Sanitario en Canarias
Iván Amador, secretario general del Sindicato del Transporte de Emergencias Sanitarias (SITES) denuncia que el Servicio de Urgencias Canario (SUC) carece de una logística que facilite a estos trabajadores las dietas “y mucho menos” los relevos de las unidades, tal como aseguró hace unos días el director del SUC, Juan Francisco Pérez López, a un medio de comunicación. “Esto lo hacemos los trabajadores por voluntad propia y compañerismo y las horas de comida las sufragamos nosotros, que a diferencia del resto de trabajadores hospitalarios no tenemos tarifas reducidas”, explica Amador.
Para el secretario general de SITES, el colapso actual sanitario provoca en los trabajadores “una situación de agobio, estrés y desesperación porque los hospitales no están habilitados, en este caso, para la situación que estamos viviendo”. Amador relata cómo tienen que hacer las esperas “en las propias ambulancias”, lo que puede significar estar cuatro o seis horas de pie en las condiciones meteorológicas que toquen. “Nosotros no nos podemos desentender de la camilla o del hospital, además de que debemos acompañar al paciente en todo momento”.
Amador explica que “existen picos que se han ido sucediendo en el tiempo, pero la situación se ha enquistado por una mala gestión interna hospitalaria y, meramente, es una cuestión política y la ciudadanía lo tiene que saber”.
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