Espacio de opinión de Telde Ahora
Una imagen vale más que mil palabras
Una gran mayoría de nuestra sociedad grancanaria estaba pendiente del posible ascenso de la Unión Deportiva Las Palmas a primera división. Todas esas personas se llevaron una decepción que nada tuvo que ver con los aspectos futbolísticos del encuentro.
La prensa nacional habla de unos 200 aficionados que saltaron al campo desde las gradas. Para las personas que vimos tranquilamente el juego, desde el estadio o desde el salón de casa, parecieron muchos más. Solo pudimos ver a bastante gente en el campo y no entendíamos nada.
Cuando el Córdoba ya había marcado el tanto que los ha llevado a primera, ocurrió algo que nunca pude imaginar. Peleas entre los propios aficionados, patadas a un jugador del equipo contrario, chicos cogiendo botellas de agua de la nevera del club y un largo etcétera llenaron las pantallas de toda España.
Llevamos una larga etapa viendo que las cosas no van bien, que hay una gran falta de valores cívicos. El domingo confirmamos todas nuestras sospechas porque pudimos ver directamente algo que ya sabíamos: nuestra sociedad carece completamente de valores básicos.
Desgraciadamente, y por una extraña jugada del destino, esta falta de civismo se nos volvió en contra de la manera más dolorosa, o por lo menos así lo ve una parte importante de la afición de Las Palmas. A través del deporte, de aquello que nos solía aislar de los problemas cotidianos, tuvimos la oportunidad de ver en apenas media hora todas aquellas carencias de las que nos deberíamos haber preocupado hace ya tiempo.
Crispación en las redes sociales
Las redes echaron humo tras el episodio de ayer e incluso algunos usuarios se aventuraron a identificar a los presuntos causantes de la derrota del club. No obstante, espero que nadie se tome la justicia por su mano y se ponga a la altura de los maleantes que contemplamos durante los enfrentamientos.
La Fiscalía Provincial de Las Palmas ya ha abierto diligencias de investigación por los momentos vividos. Solo me queda recordarles, como dijo Juan Negrín una vez, que “la justicia se hace en los tribunales”.
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