Los precios del alquiler se disparan en Cantabria por la presión turística y como refugio de la inversión en ladrillo
El precio de la vivienda en alquiler se ha disparado desde 2015 como consecuencia de la presión turística en la zona costera, la crisis económica de 2008 y la búsqueda de inversiones-refugio para los inversores tras el estallido de la la burbuja del ladrillo. Comillas, con un 52% de incremento del precio de los alquileres, es el mejor exponente de los municipios turísticos en donde alquilar es cada vez más difícil, mientras que Santander y Torrelavega no se han escapado de la escalada de precios, con un 11 y un 8%, respectivamente, entre 2015 y 2018, como consecuencia del mayor atractivo que para propietarios e inversores tiene el arrendamiento de pisos.
El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana acaba de hacer pública una herramienta para conocer la evolución del sistema estatal de índices de referencia del precio del alquiler de vivienda entre 2015 y 2018. Una herramienta que constata la evolución de los precios del alquiler llegando al detalle de las calles de las grandes ciudades y que se alimenta de la información aportada por la Agencia Tributaria, el catastro inmobiliario, el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Registro de la Propiedad, el Banco de España y los depósitos de fianza de las comunidades autónomas.
La intención ministerial es conocer la evolución real de los precios para que las instituciones públicas puedan intervenir sobre la base de buenos datos, toda vez que la pandemia por la COVID-19 es agua revuelta propicia para los especuladores.
Si entre 2015 y el 2018 el IPC en Cantabria ha evolucionado en negativo con algún breve intervalo al alza, los precios de la vivienda han experimentado un crecimiento sustancial de tal modo que el precio por metro cuadrado de alquiler en la Comunidad es equiparable al de Sevilla (6,7 euros), ligeramente inferior al de Zaragoza (6,8) y Las Palmas (6,9) y una décima por encima del de Cádiz (6,6).
Entrando a los datos internos de Cantabria, hay una subida generalizada (solo Liérganes y Ampuero registran descensos del 5%) y en buena parte de dos dígitos: Comillas 52%; Potes, 32%; Corvera de Toranzo, 31%; Val de San Vicente, 28%; Miengo, 27%; Marina de Cudeyo, 17%; Medio Cudeyo (16%); Colindres, 15%; Astillero y Laredo, 12%; Santander, 11%; Castro Urdiales, 10%; y Torrelavega, 8%, entre otros.
Estos incrementos contrastan con la evolución generalizada de precios en esos años, que fueron de deflación. El IPC bajó un 0,4% en 2015, subió un 1,5% en 2016; y bajó consecutivamente un 1,2 y un 1,3% en 2017 y 2018, respectivamente (la bajada ha seguido en 2019 y sigue en 2020, con -0,9 y -1,6 respectivamente). Los precios de vivienda y alquiler, por contra siguieron al alza cuando ya había pasado lo peor de la crisis de 2008 (años 2012 y 2013) y habían caído como castillos de naipes las inversiones inmobiliarias, entre otras burbujas que estallaron.
Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, los inversores que buscaban alta rentabilidad a su dinero otearon el panorama y descubrieron que, sin ir muy lejos, la vivienda podría arrojar dividendos de entre el 5 y el 8%, cosa que nadie más ofrecía. Se daba así la paradoja que la vivienda experimentó un parón de venta y construcción mientras que el alquiler, en donde se refugiaron los que fueron despedidos o simplemente no podían pagar ya la hipoteca, subía como la espuma. Detrás de ellos fueron los inversores que no solo compraban viviendas de alquiler con 'bicho' incluido, sino que rehabilitaba para arrendar o se apuntaba a la nueva construcción con este fin.
La subida de los alquileres ha sido tanto más potente como que ha desbordado la tendencia a la baja en mercado que ofrecía la VPO pública, muchas veces municipal, con alquileres asequibles y opciones de pago cómodas.
A ello hay que sumar la presión turística que tradicionalmente reciben los municipios costeros y alguno del interior. Con menor parque de viviendas de alquiler los precios han experimentado un gran alza. Todo ello ha contribuido a que la media conjunta se disparase y marcara una excepción a la caída general de precios.
Santander, barrio a barrio
Los datos ministeriales ofrecen una foto fija de la oferta de vivienda en las ciudades. En la capital cántabra el parque de alquiler en 2018 era de 8.528 viviendas, a un precio medio por metro cuadrado de 7,4 euros, por encima de la media regional. Torrelavega disponía de 1.460 viviendas, a un precio de 5,6 euros el metro cuadrado; Castro, 857 viviendas y 7,1 euros por metro; y Carmago, 731 viviendas a 5,9 euros de media.
En Santander, los distritos con más alza del precio de alquiler son el entorno de Castelar-Reina Victoria, Valdecilla y Valdenoja-S-20. Sin embargo, ha habido una incidencia notable en el interior del casco urbano, en aquellos puntos en donde se ha mejorado la accesibilidad, lo que ha redundado en una revalorización de las viviendas. Este es el caso del entorno de Santa Clotilde-Entrehuertas y los aledaños del campo de fútbol del Regimiento hasta Vista Alegre. Otros ámbitos en ebullición son el entorno del parque de Mediocuague, Perines y sectores de Castilla-Hermida. En los pueblos del municipio, con un menor número de viviendas ofertadas, también han subido los alquileres, destacando Peñacastillo y Monte.
Los incrementos, entre 2015 y 2018, más llamativos registrados por barrios son los siguientes:
- Peñacastillo: de 23 a 27 viviendas en oferta, +40,5% de incremento, alquiler medio de 382 euros.
- Valdecilla: de 48 a 65 viviendas, 22,5% al alza, 521 euros de alquiler.
- Valdenoja: de 159 a 188 viviendas, 22,2% al alza, 939 euros de alquiler medio.
- Entorno de Castelar: de 72 a 70, 25,5%, 541 euros de alquiler.
- Área de Santa Clotilde: de 50 a 66, 24,9%, 460 euros de alquiler medio.
- Perines: 25 a 35 viviendas, 28,8%, 657 euros de alquiler medio.
- Castilla-Hermida: de 60 a 62, 26,8% de incremento, 500 euros de alquiler medio.
Las cifras de Fomento se diferencian notablemente de los cálculos de portales privados del sector cuya información se extrae sobre el precio de salida de la vivienda, mientras que en los depósitos de fianzas se puede conocer la que realmente se paga mensualmente y eso es uno de los datos que toma el Ministerio por lo que sus cifras son más bajas que las de webs como idealista.com, por ejemplo. Igualmente, las cifras de Fomento solo incluyen las viviendas alquiladas que han sido declaradas ante la Agencia Tributaria. Por tanto, quedan fuera de la estadística las viviendas alquiladas en la economía informal.
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