Samir, el afgano que huyó a Europa por la amenaza talibán que mató a su hermano
Él no quería, pero no le quedó más remedio. Nadie desea abandonar su país y a su familia, pero con una guerra de por medio no hay otra salida. Y esa es a la que se vio abocado Samir, un joven afgano al que la amenaza Talibán que acabó con la vida de su hermano le obligó a huir a Europa, de la mano de una mafia a la que pagó un dineral para escapar del cruento e interminable conflicto bélico que padece Afganistán desde hace décadas.
Samir, en conversación con Patricia Manrique y Aurora Otero, activistas de Pasaje Seguro Cantabria, en el podcast 'Voces del vecindario - Radio Migrante' de eldiario.es Cantabria, cuenta que los talibanes no quieren que estudien ni que tengan “buena vida”. Pasó su infancia en Kabul, la capital de Afganistán, pero tuvo que emigrar a Pakistán con su familia por la guerra. Posteriormente, en 2003, regresó a su país, donde estudió informática y comenzó a trabajar, tal y como él señala, “con americanos”.
Y esa fue la condena de sus hermanos. Al primero, lo mataron los talibanes a sus 29 años por trabajar con americanos, tal y como relata el joven, quien, tras esta trágica pérdida, recibió el mandato de sus padres de que abandonara su país. “Yo no quería, pero mis padres me dijeron que lo necesitaba porque los talibanes me buscaban a mí también”, explica. Viviendo en Cantabria recibió la dura noticia de que los talibanes habían asesinado al segundo de sus hermanos.
A partir de ahí, contactó con una mafia a la que pagó casi 3.000 dólares para que le trajera a Europa. Cuando llegó a España vivió primero en Valencia y después Cruz Roja le trasladó a Cantabria, su actual residencia. Samir habla siete idiomas: darí y pastún de su país, urdu de Pakistán, hindi de la India, inglés, alemán y ahora un poco español.
Este joven cuenta que al principio sí le resultó difícil aprender castellano, pero que “entre las clases y hablar con la gente” lo ha conseguido. Sobre Cantabria dice que le gusta: “Tengo amigos, la gente es muy amable y hablan muy tranquilos”. Durante estos dos años en los que ha tenido el permiso de residencia activo, mediante la tarjeta roja de asilo, ha estudiado comercio y ha trabajado en El Corte Inglés y como hamaquero.
Residencia denegada
No obstante, ahora ha tenido que dejar su trabajo y sus estudios porque le han denegado la tarjeta roja, a pesar de que el conflicto bélico en Afganistán sigue en marcha, con atentados contra civiles que se producen a diario. Es por ello que Samir ha recurrido esta decisión y se encuentra a la espera de una respuesta, agobiado por cuál será su futuro.
Mientras tanto toca el piano, que lo aprendió en su país, y la guitarra, que está aprendiendo aquí gracias al colectivo Cantabria Actúa, una ONG que le ayuda con sus facturas y gastos de alquiler, y con la que imparte charlas en colegios e institutos para sensibilizar sobre la situación de las personas refugiadas.
Respecto a su familia, con la que habla todos los días, espera poder traerla algún día. “Me dicen que están bien, como yo se lo digo a ellos, que tengo residencia y voy al trabajo y a mis estudios, pero cuando miro en internet o pregunto a mis amigos me dicen que hay guerra en Kabul y que todos los días hay ataques de bombas”, lamenta.
Así pues, reconoce que si la situación en su país fuese normal le gustaría estar allí, pero es consciente de que “la guerra no va a terminar”, y por eso confía en poder vivir algún día con su familia en España. “Todos juntos y tranquilos”, concluye.