“Estamos en un escenario de oligopolio bancario como el de las eléctricas con beneficios empresariales brutales”
En pleno debate sobre el impuesto a la banca que ha anunciado el Gobierno de España y la oleada de críticas que ha desencadenado en la derecha y en la patronal, UGT pone el foco en los beneficios que obtienen derivados de la situación del mercado: “Estamos en un escenario de oligopolio bancario como el de las eléctricas con beneficios empresariales brutales”, asegura Pedro Martín Damalia, secretario de Banca y Sector Financiero de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo de UGT en Cantabria.
Este trabajador del sector bancario se muestra pesimista frente al cierre de sucursales y cajeros automáticos porque, a su juicio, no es suficiente la inyección económica que reciben de las administraciones para mantenerlas. “Los bancos buscan ahorrar costes sin importar el servicio que dan y si no hay un cambio legislativo a nivel estatal va a ser muy complicado revertir esa situación”, subraya en una entrevista con elDiario.es.
¿En qué situación diría que está el empleo en el sector de la banca ahora mismo?
Por desgracia llevamos ya doce o trece años con una destrucción paulatina de todo el empleo en el sector financiero. En España cerca de 140.000 empleos han desaparecido desde entonces y en Cantabria estaremos hablando de cifras que rondarían los 2.000. Ahora mismo, aproximadamente hay unos 1.200 trabajadores en todo el sector financiero en esta comunidad y parece ser que esta destrucción de empleo se agravó de manera muy negativa el año pasado. Cerca de 20.000 trabajadores dejaron de ejercer en dicho sector. Veremos lo que viene en el futuro, pero desde luego que la situación en los últimos años es verdaderamente preocupante.
¿Y qué consecuencias puede tener esta destrucción de empleo?
Yo diría que son dos patas las que están provocando... Por un lado, está el abandono de todo el sector rural, pueblos de menos de 3.000 habitantes que han visto cómo sus oficinas bancarias, sobre todo las que venían de las antiguas cajas de ahorro, se han cerrado y, por tanto, han dejado de dar servicio a un número considerable de personas, especialmente mayores. Y por otro lado, la destrucción de empleo y el cierre de oficinas provoca que el trabajo de los que seguimos trabajando en este sector se multiplique. Vengo ahora mismo de visitar una oficina donde antes había cinco trabajadores y ahora hay dos. La carga de trabajo que estamos teniendo es totalmente inadmisible y eso está provocando problemas de salud física y mental en todas las plantillas del actual sector financiero. El perjuicio es alarmante.
Recientemente, aquí en Santander, en uno de los bancos mayoritarios, el 25% de la plantilla estaba de baja provocada por la sobrecarga de trabajo derivada de la presión comercial y la mala organización de gestión de personal. La no contratación de gente, la no renovación de plantillas, la sobrecarga…están provocando un problema que los bancos no han querido hacer frente dentro del ámbito de los riesgos psicosociales, y desde UGT creemos que ese tema hay que afrontarlo y hacer algo para cambiar la situación. En un escenario de crecimiento de los beneficios, la patronal bancaria tiene que plantearse seriamente la contratación de nuevos trabajadores y la descarga de trabajo de las plantillas, que están sobrepasadas y necesitan descanso y renovación.
Entiendo que esto también afecta al servicio que se presta, que también se resiente.
Lamentablemente, es así. Probablemente sea de una manera intencionada, porque creo que la mayoría de los bancos lo que buscan es un ahorro de costes sin importar el servicio que dan. Obligan a la gente a buscarse otros mecanismos para dar un servicio no presencial, sino electrónico. La mayoría de gente joven se está reorientando a la banca digital, con los problemas que también tiene -lo estamos viendo con el phishing y los posibles fraudes con los que hay que tener mucho cuidado-, pero se está dejando descuidado el servicio presencial, agravado en los núcleos rurales, pero también en las ciudades. Mismamente aquí en Santander podemos ver colas en las oficinas de todos los bancos. ¿Por qué? Porque lo que antes hacían seis, ahora lo hacen tres.
En los últimos diez años, prácticamente la mitad del empleo que existía en el sector financiero ha sido amortizado. Eso a la larga, y en un entorno de tipos de interés al alza, va a suponer un beneficio importantísimo para las entidades financieras
¿Se está dando algún tipo de solución para aquellas personas, sobre todo de edad avanzada, que no manejan internet y las aplicaciones necesarias para realizar gestiones en su banco?
El único cambio que se ha dado en los últimos meses ha sido ampliar el horario de caja de algunas oficinas bancarias, pero también de manera obligada porque si no sería imposible abarcar en ese horario limitado que había la carga de trabajo que tenían. Por otro lado, en algunos bancos se está intentando externalizar el servicio financiero a autónomos, desde mi punto de vista falsos autónomos, creando la figura del agente financiero. Lo que hace es franquiciarse una antigua oficina de algún banco y dar un servicio a los clientes. Sinceramente, ese servicio está siendo francamente deficitario, nuestra experiencia con él es muy negativa. No les importa dar un servicio a los clientes, sino buscar la mayor rentabilidad porque de ello depende su beneficio. Estos dos elementos suponen lo único que se ha hecho de todo lo que se habló entre el Gobierno de la nación y los bancos de que se iba a dar mejor servicio, y son medidas totalmente insuficientes.
¿Cuáles son las operaciones o servicios más demandados por las personas con dificultades para utilizar la banca digital?
La mayoría de estas personas lo que quieren son reintegros, imposiciones, pago de recibos… operaciones sencillas, pero que por su edad y conocimientos tienen complicado el uso de herramientas digitales o cajeros automáticos. Desde nuestro punto de vista creemos que el servicio presencial se tiene que seguir ofreciendo. España, por desgracia, es un país cada vez más envejecido, y Cantabria especialmente, y es gente que no tiene la capacidad de operar de otra manera que no sea de forma presencial y con asesoramiento personal para gestionar sus ahorros o sus inversiones o para cualquier producto que el banco le pueda ofrecer. Desviarles de manera obligada a una atención telefónica o digital es un error a día de hoy.
¿Manejan una cifra personas en Cantabria que no tengan un cajero accesible?
No tengo exacto el número de cuánta gente, pero sí sabemos que prácticamente el 50% de los municipios de Cantabria -de un total de 102- carecen de una oficina bancaria y un cajero automático relativamente cerca. Hay casos verdaderamente sangrantes, en los que las personas tienen que hacerse hasta 25 o 30 kilómetros en coche para poder acceder a cualquier tipo de servicio bancario. Como esta tendencia no cambie iremos a peor, es una situación preocupante. Por desgracia, como los bancos solo miran el ahorro de costes, es lo único que les importa, me temo que esta tendencia no va a cambiar. Y a ello hay que sumar otra cosa que también quiero dejar clara: el servicio que daban las antiguas cajas de ahorro permitía un apoyo social y una vertebración del territorio, sobre todo en núcleos rurales, que la banca había dejado atrás que nunca había contado con ello. Las cajas daban ese servicio y apoyaban sectores tan importantes en Cantabria como la ganadería y el turismo. Eso, por desgracia, al terminar de manera intencionada con la labor que hacían las cajas de ahorro ha provocado que los bancos no tengan como prioridad dar servicio a los núcleos rurales. Y eso está provocando una despoblación en la que llamamos la ‘España vaciada’, que en Cantabria se puede ver en los núcleos más al sur de la comunidad.
¿Las movilizaciones que se están dando en esas zonas despobladas contra el cierre de sucursales y cajeros cree que están dando sus frutos?
Me temo que no. Va a ser muy complicado que eso vaya a cambiar la tendencia. Lo único que están haciendo es demorar un poquito los procesos de cierres. Han conseguido retrasarlo en algún núcleo, pero solo con la intención de externalizarlo a autónomos, es lo único que van a conseguir en algún caso, no en todos. Creo que la solución pasaría por un cambio de modelo mediante legislación estatal. Si no se plantea la posibilidad de implantar una banca pública o semipública que permita dar un servicio a todos va a ser muy complicado que cambie la tendencia, porque los bancos, que ahora mismo hay cinco grupos que representan el 90% de la cuota de mercado, lo único que buscan es la rentabilidad y los beneficios para sus accionistas, nada más.
¿No es suficiente entonces la inversión desde las administraciones públicas para mantener o abrir nuevos cajeros en esos núcleos rurales?
No está siendo suficiente. Evidentemente lo único que se está haciendo es dar dinero a la banca para poner algún cajero en algún núcleo rural, pero también hay que tener en cuenta que la banca por lo único que lo hace es porque el Gobierno lo paga. No se está dando servicio, y el problema que muchas veces también tienen los cajeros automáticos es que se estropean, y cuando eso ocurre, pueden pasar semanas hasta que los servicios técnicos del banco lo vayan a arreglar, con lo cual volvemos a agravar el problema al no existir un servicio diario, o al menos semanal, con trabajadores que acudan y puedan dar un buen servicio a los clientes.
Hay quien denuncia que esta es una forma de 'premiar' a las entidades que promueven la exclusión bancaria, ¿qué opina?
Sinceramente creo que de alguna manera lo que se está es incentivando esa exclusión bancaria. El objetivo de todos los bancos es reducir costes. ¿Cómo? Obligando a la gente a acceder única y exclusivamente por los servicios tecnológicos que plantean los bancos. El ahorro de costes que eso supone es importantísimo. En los últimos diez años, prácticamente la mitad del empleo que existía en el sector financiero ha sido amortizado. Eso a la larga, y en un entorno de tipos de interés al alza, va a suponer un beneficio importantísimo para las entidades financieras. Y ese el único interés que tienen, aumentar sus beneficios. El servicio que se da no es relevante. Estamos en un escenario de oligopolio bancario igual que en las eléctricas, donde cinco o seis compañías llevan el 90% de la cuota de mercado. Eso acarrea un problema de falta de competencia y un aumento brutal de los beneficios empresariales. Si no hay un cambio legislativo a nivel estatal va a ser muy complicado revertir esa situación.
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